Las historias de musas y artistas a menudo se entrelazan de manera injusta y desequilibrada. Celia Paul, la talentosa pintora británica, se hizo conocida como escritora gracias a sus memorias, compiladas bajo el título de Autorretrato; en ellas detalló su compleja relación amorosa con el famoso artista Lucian Freud, que la conoció cuando ella tenía tan solo 18 años y él 55. Esta relación turbulenta se convirtió en una parte fundamental de su vida y, a menudo, la etiqueta de “musa” la eclipsó como artista.
En su libro Cartas a Gwen John, un valiente intento de establecer una conexión con la pintora galesa nacida en 1876 y fallecida en 1939, es, al mismo tiempo, un intento de afirmar su propio lugar en la historia del arte. Ambas mujeres vivieron vidas marcadas por relaciones apasionadas con artistas mayores y más reconocidos que ellas. Gwen John creó en soledad y aislamiento, condiciones que también caracterizaron el proceso creativo de Paul.
El libro presenta una serie de cartas ficticias escritas por Celia Paul a Gwen John, estableciendo una hermandad a lo largo del tiempo y desafiando las etiquetas impuestas por la sociedad. Paul lamenta cómo la mirada pública a menudo las asocia con los hombres en sus vidas, ya sea el hermano de Gwen, Augustus, o su amante, Auguste Rodin. Del mismo modo, Celia Paul se siente vinculada perpetuamente a Lucian Freud.
A través de estas cartas, Paul cuestiona por qué algunas artistas son aceptadas sin reservas simplemente por ser quienes son, sin embargo, ellas parecen estar siempre atadas a las sombras de los hombres que las rodean. La autora subraya que su talento es independiente de los hombres en sus vidas y busca liberarse de estas restricciones impuestas por la sociedad.
El libro destaca la tensión entre el amor y la soledad necesaria para la creación artística, así como las complejas relaciones con sus madres e hijos. También reflexiona sobre el cuidado de su propio espacio creativo y la incertidumbre que conlleva el paso del tiempo. Celia Paul aborda todos estos temas con una notable ecuanimidad y sutileza.
Con Cartas a Gwen John, esta pintora talentosa demuestra que las mujeres artistas pueden y deben ser reconocidas no solo por sus relaciones personales, sino por su propio talento y visión artística. En su casa-taller desde 1982, un espacio despojado que le permite concentrarse en su obra, Celia Paul ha creado una serie de autorretratos caracterizados por escenarios silenciosos y contemplativos.
Su obra no solo es una exploración personal y artística sino también un recordatorio de la historia de las mujeres en el arte. A lo largo de la historia, muchas fueron reconocidas principalmente como musas de grandes artistas, en lugar de ser valoradas por sus propias creaciones. Celia Paul ha decidido cambiar esa narrativa y ha forjado su propio camino en el mundo del arte.
Esto que ha escrito se traduce en un capítulo valioso en la lucha por la igualdad de género, alzando su voz y afirmando su identidad como artista autónoma. A través de su exploración en las Cartas a Gwen John, Paul ha contribuido a desmantelar las nociones preconcebidas que a menudo han limitado a las mujeres en el arte y ha cimentado su lugar en la historia del arte contemporáneo.
Sobre la autora: Celia Paul
♦ Nació en 1959 en la India.
♦ Estudió en Londres en Slade School of Fine Arts.
♦ Es una artista plástica reconocida mundialmente.
♦ Desde 1977 hasta 2007 Paul trabajó en una serie de pinturas sobre su madre y desde entonces se ha concentrado en sus cuatro hermanas, especialmente en su hermana Kate
♦ Autorretrato fue su primer libro. Cartas a Gwen John es el segundo.