En Colombia, la Feria Internacional del Libro Bogotá es el evento cultural y literario más esperado, sin duda, pero su tamaño y alcance es tal que, a veces, el encanto pierde efecto y este encuentro termina reduciéndose a un espacio para la comercialización masiva de libros y la posibilidad de crear comunidad alrededor de las palabras queda reducida presentaciones de novedades y dos o tres palabras que los lectores y lectoras pueden intercambiar con los escritores y escritoras mientras firman sus libros en filas de hasta 6 horas.
Le puede interesar: Cinco escritoras latinoamericanas para seguir de cerca durante la Feria del Libro de Bucaramanga 2023
Por suerte, existen las ferias regionales. Iniciativas más enfocadas, menos apabullantes, quizá no con los mismos presupuestos, pero sí con la misma entrega y convencimiento, con el firme propósito de lograr hacer del libro el dispositivo cultural por excelencia de la sociedad. Y una de las que mejor proyección ha estado demostrando en los últimos años, entre las que operan como sus pares (Medellín, Cali, Barranquilla, Manizales, etc.) es, justamente, la de Bucaramanga, que con 21 ediciones se ha convertido en uno de los espacios para la difusión cultural y literaria más importantes de toda la región Andina.
Ulibro, como se le conoce a la Feria del Libro de Bucaramanga, ha venido creciendo con el paso de los años y en su más reciente edición, que pasó de durar unos pocos días a dos semanas enteras, ha demostrado que está para grandes cosas.
Año tras año, el equipo detrás del evento trabaja incansablemente para brindar una experiencia inolvidable a los amantes de la lectura. Desde la selección de expositores hasta la planificación de actividades, cada detalle se cuida con esmero para hacer de Ulibro un evento de gran impacto en la región.
Le puede interesar: Comienza el primer Festival Internacional de Cine de la provincia de Buenos Aires
Los desafíos logísticos son numerosos, desde la coordinación de franjas horarias hasta la preparación de espacios en el recinto de Neomundo, el centro de convenciones de la ciudad. La logística de transporte de libros y materiales también es una tarea crucial. Sin embargo, el compromiso y la pasión de todos los involucrados son los pilares que hacen de Ulibro un éxito continuo.
Uno de los aspectos más destacados de esta feria, y puede que el más relevante, más allá de la calidad de los invitados y el calor humano que se siente en cada escenario, es la inclusión de los estudiantes de la UNAB (Universidad Autónoma de Bucaramanga) en la organización del evento. Sin importar la carrera que se encuentren cursando, son ellos los que hacen posible que todo se desarrolle en buena vía. Desempeñan un papel fundamental en todo el frente y garantizan que la feria sea lo mejor posible tanto para expositores como para invitados y visitantes.
Los estudiantes de la UNAB trabajan como asistentes, guías, encargados de la logística, realizan cubrimiento fotográfico, generan contenido periodístico, brindan información, apoyan en diferentes áreas con entusiasmo y dedicación para garantizar que todo salga a la perfección.
Le puede interesar: El rastro de Gabo en Barcelona: los secretos de su vida y obra en la Ciudad Condal
Desde el momento en que ingresas, están ahí para ayudar, luciendo sus camisetas distintivas. Si necesitas algo, lo que sea, te lo brindarán, y lo que no sepan, lo averiguarán. Son jóvenes inquietos, atentos, comprometidos, que no temen tomar de la mano al escritor consagrado, ni hacer sentir como un clásico a los más novatos. Es especial que sean ellos, y no los profesionales, los mayores, quienes permitan que todo el mundo se sienta seguro. Su presencia tiene todo que ver con el lema que ha supuesto la feria para este año, “Futuros Posibles”, qué mejor manera de llevarlo a buen término que de la mano de quienes tienen el destino de un país sobre sus manos.
La edición número 21 de Ulibro no ha podido ser más precisa, con su invitación a reflexionar sobre las utopías contemporáneas en el arte, la literatura y las ciencias, a través de sus siete ejes temáticos: ciudades sostenibles, medio ambiente, salud mental, tecnología y nuevas narrativas, empresas y emprendimientos, paz, justicia y diversidad.
Más allá de una que otra cosa que habrá de afinarse, y es seguro que sus organizadores lo tienen más que claro, como la ausencia de editoriales independientes entre los expositores, o la posibilidad de que se establezcan mesas de negocios para los distintos actores de la industria del libro, esta feria se ha convertido en un evento cultural de características únicas, y el corazón de todo se halla en las juventudes a cargo, en los futuros posibles que nos permiten imaginar los distintos escenarios culturales de Colombia, y el porvenir, si es con ellos, no pinta nada mal.
Seguir leyendo: