Agripina Casimira de los Dolores Samper Agudelo nació el 4 de marzo de 1833 en Honda, región que entonces pertenecía al departamento Cundinamarca, en Colombia, y luego pasó a formar parte del departamento del Tolima. Fue la única hija mujer entre ocho hermanos, entre los que figura el también escritor José María Samper, esposo de la escritora Soledad Acosta Kemble.
Agripina perteneció a una familia económicamente acomodada, lo que le permitió, entre otras cosas, tomar su propio rumbos; claro, con las limitaciones de la época que restringían a las mujeres a la vida familiar, experiencia que tomó como base para su escritura.
Se acercó al mundo de las letras desde temprana edad y forjó una robusta obra a lo largo de su vida; sin embargo, resultado de la discriminación a la que eran sometidas las mujeres, incluso las más privilegiadas, el mundo tendría que esperar hasta su muerte para conocer su palabra. No obstante, su posición le permitió conocer distintos países y con ello, otros estilos y figuras relevantes de la literatura con los que pudo ir construyendo su propio legado.
El 4 de julio del año 1857 da el sí para contraer matrimonio con el científico y escritor Manuel Ancízar Basterra. De esta unión nacieron sus hijos Inés, Pablo, Roberto, Jorge y Manuel.
Al morir su esposo, Agripina Samper Agudelo decidió trasladarse con sus hijos a París, donde permaneció hasta el día de su muerte, el 22 de abril del año 1892.
La escritura de Samper
Poco tiempo después de contraer matrimonio con Ancízar empezó a publicar sentidos poemas en la prensa de Bogotá; los primeros registros de sus piezas publicadas datan de la década de 1860. Sin embargo, no lo hace utilizando su nombre, sino bajo el seudónimo de Pía Rig, al parecer, un anagrama de su nombre de nacimiento.
Sus poemas reflejaron parte de sus intereses; sin embargo, no fueron suficientes para registrar su vida, sus preocupaciones y sus deseos, como sí lo fue la correspondencia que se encontró tras su fallecimiento. De hecho, su producción literaria empezó a conocerse y a estudiarse gracias al hallazgo de las cartas de Samper, la principal fuente de información para saber quién fue y cómo veía el mundo.
Son varios los rasgos que se han podido atrapar de la producción epistolar, entre ellos que era una mujer defensora de las ideas liberales a pesar de pertenecer a una clase acomodada. Incluso, parte de la razón por la que usa su seudónimo tiene que ver con que no estaba interesada en convertirse en una figura pública en su época. Quizás por esto tardaría en aparecer su nombre, aunque hoy se le pone a la par de la mencionada Soledad Acosta, su cuñada.
La labor por reconocer la vida y obra de Agripina Samper se debe principalmente a una editorial independiente ubicada en Bogotá llamada Samota Libros. Con el objetivo de rescatar autores y obras de la literatura colombiana del siglo XIX, encontraron a la poetisa. Así lo dieron a conocer al mundo tras la construcción de un texto al que titularon: Pía Rigán. Cartas de Agripina Samper Agudelo a Manuel Ancízar (1857-1871) en una de las ediciones de la Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Las cartas incluían poemas, flores secas y hasta recortes de poemas suyos que fueron publicados en los periódicos de la época. De acuerdo con los editores, esta creación en el papel es una muestra de un estilo sensible con trabajo plástico que refleja la consciencia de creación y la creatividad.
Este texto reconstruye la vida de Samper no solo a través de las cartas encontradas, sino también de la información proporcionada por su bisnieta Isabell Ancízar, a quien tras un complejo camino saltando de registros en investigaciones pudieron llegar. Allí se encontró que Agripina se autodefinía como poetisa y a la vez como dos mujeres distintas.
Algunas de sus obras: Ensayos poéticos de Pía-Rigán, Parnaso colombiano: colección de poesías escogidas y Pía Rigán. Cartas de Agripina Samper a Manuel Ancízar.
“Ya empiezo a impacientarme por esta tardanza y si hoy, día de correo, no recibo carta tuya, bien me temo que se espera alguna desgracia. Cada día siento más tu ausencia y no puedo conformarme con que los intereses de la patria y de la familia estén en desacuerdo”. (Fragmento de Pía Rigán. Cartas de Agripina Samper Agudelo a Manuel Ancízar, carta de 1853).
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