La vida del escritor y activista prodemocrático chino nacionalizado australiano, Yang Hengjun, dio un giro drástico a principios de 2019 cuando fue detenido en la ciudad china de Cantón cuando realizaba una escala de camino a Australia. Acusado de espionaje, desde entonces, la situación del novelista y ex funcionario chino ha estado envuelta en un manto de incertidumbre, preocupación y misterio.
La acusación fue contundente: “Sospechoso de actividades criminales que ponen en peligro la seguridad nacional”. Tras las rejas desde ese entonces y luego de un juicio a puertas cerradas, por el que podría recibir una sentencia a pena de muerte de ser hallado culpable, ahora se supo que tiene un quiste de diez centímetros en un riñón, sin darle opciones para tratar esta condición que le provoca fuertes dolores.
China le negó el tratamiento médico para su enfermedad y la noticia encendió las alarmas nuevamente. Y vuelve la pregunta, ¿por qué sigue en prisión tras cuatro años y medio?
“Las circunstancias son totalmente inaceptables”, dijo Simon Birmingham, el ministro de Asuntos Exteriores en las sombras a Sky News Australia y agregó que Yang Hengjun teme morir detenido en una prisión china y que el gobierno debe hacer todo lo posible para que esto no suceda.
“Sin embargo, China sigue sin decirnos por qué está detenido, cuáles son los cargos que se le imputan, de qué se le ha declarado culpable y cuál es la duración de su condena”.
Los allegados al influyente blogger temen que sufra el mismo destino que el Premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, quien murió en 2017 bajo custodia china. Sin embargo, no es la primera vez que Yang es detenido en China.
El hombre en las sombras
Yang, cuyo nombre legal es Yang Jun, nació en Hubei, China central, en 1965, en una familia pobre. Sus abuelos habían tenido una posición significativa pero la posición de la familia había caído en las últimas generaciones. Su padre era maestro de escuela y su madre, enfermera: Yang siempre destacó por su inteligencia y trabajos brillantes en el ámbito escolar.
Su gran actuación académica le permitió estudiar en la Universidad de Fudan la carrera de Economía política. Yang trabajó en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Beijing a partir de 1987, pero el Ministerio negó que Yang hubiera sido empleado alguna vez allí, según un informe de Reuters de 2019.
De 1992 a 1997, Yang trabajó en Hong Kong, como gerente de departamento en una oficina de viajes estatal, antes de, en 1997, asumir un puesto como miembro principal del grupo de expertos estadounidense Atlantic Council en Washington DC.
Yang se mudó a Australia en 1999 y completó un Doctorado en Filosofía en la Universidad Tecnológica de Sydney. Se convirtió en ciudadano australiano en 2002. Durante años bromeó públicamente diciendo que con frecuencia querían reclutarlo para ser un agente de la inteligencia extranjera.
Está casado con Yuan Xiaoliang y tiene una hija, que lo acompañaban al momento de su última detención.
Una carrera literaria con coincidencias
Yang Hengjun no solo es un ex funcionario del gobierno chino, sino también un reconocido e influyente blogger y escritor de novelas de espías. Su debut literario fue con Fatal Weakness (algo así como Debilidad fatal), que forma parte de una trilogía. ¿Cuál es la trama? El libro narra la historia de un doble agente chino-estadounidense que no trabaja para ninguno de los dos bandos, sino que sirve a sus propios intereses.
El personaje principal, Yang Wen Feng es graduado de la Universidad de Fudan (como el propio Yang Hengjun) y se embarca en un oscuro viaje desde el Ministerio de Seguridad del Estado de China hasta las tramas más intrincadas del espionaje en una serie de acontecimientos que involucran a China y Estados Unidos en un duelo de inteligencia.
La trama se teje a través de capítulos titulados de manera evocativa: “Infiltración en el FBI”, “Escuela de espías de la CIA” y “Espías chinos en Estados Unidos”. A lo largo de la historia, seguimos los pasos de Yang y sus antiguos compañeros de clase, ahora insertados en las agencias de seguridad nacional de China. Su travesía los lleva a enfrentar acusaciones infundadas de crímenes contra el Estado, mientras desentrañan complejas conspiraciones orquestadas por Estados Unidos para infiltrarse en las operaciones de inteligencia chinas.
En las páginas de Fatal Weakness, el protagonista es detenido e interrogado por la Policía: “Has pasado un tiempo en Estados Unidos. Dicen que la gente allí sólo dice la verdad cuando habla con sus sacerdotes y sus psicólogos, pero miente cuando habla con la Policía, si es que hablan. Debo advertirles que esto es China, donde la gente le dice la verdad a la policía y al Partido”.
Y los interrogatorios también están detallados: “Dejé caer la cabeza, y durante la próxima semana hay interrogatorios todos los días… No puedo seguir diciéndoles quién creo que soy, tengo que responder cada pregunta considerando quién creen que soy. Realmente lo soy”.
Yang Hengjun soñaba con escribir una suerte de serie china de Jason Bourne, por eso completó rápidamente la trilogía con Fatal Weapon y Fatal Assassination, donde la ficción se entrelaza con las operaciones enigmáticas que se desarrollan en el seno del Ministerio de Seguridad del Estado de China.
A medida que la narrativa se desenvuelve, las lealtades opacas del protagonista y sus conexiones duales despiertan una tensión palpable, mientras luchan por sobrevivir en un mundo donde las agencias de inteligencia rivalizan en una danza peligrosa de secretos y engaños.
¿Por qué eligió este género? Según escribió Yang Hengjun en su blog en 2017, su objetivo era “desmitificar el mundo de los espías y la inteligencia secreta, sin exponer demasiado ni tocar las sensibilidades políticas de China, Estados Unidos y Taiwán, utilizando la literatura para informar a los lectores comunes y corrientes sobre el trabajo de las agencias de inteligencia y las vidas de agentes de inteligencia”. Y agregó que quería sentar un precedente en el mundo literario chino ya que, dice, no hay obras de espías en ese país.
Una voz en contra
Yang Hengjun se convirtió en un popular bloguero gracias a textos en los que llamaba a la democratización del país, adentrándose en el complejo escenario político de China. Sus textos abordan las contradicciones y dificultades del régimen chino, las fallas ideológicas, la corrupción, el liderazgo de Xi Jinping el destino de las minorías étnicas en el Tíbet, indagando en temas sensibles para China.
Incluso, días antes de ser arrestado, Yang escribió distintos artículos sobre las reformas en el sistema político chino y fue un poco más allá. También dijo que China es un país donde reprimen los pensamientos y las palabras, una cuestión que atenta contra el avance tecnológico y la libertad.
Un grupo de defensa de los escritores acusó a China de represión contra los autores: “Es evidente que Yang no habría sido detenido si no fuera autor de escritos críticos”, afirmó.
En una carta remitida a medios de comunicación australianos el pasado mes de marzo, Yang aseguraba que las acusaciones contra él suponen “una venganza contra mi escritura” y agregó que enfrentaría la tortura y el sufrimiento con resiliencia y llamaba a difundir la importancia de sus textos dentro de China.
Después de estar detenido durante dos días en el año 2011, aunque se negó a hablar públicamente de la experiencia, escribió en una publicación de su blog que continuaría trabajando como un “intermediario tranquilo” para impulsar a China -”nuestra nación”- a convertirse en un país fuerte, próspero, libre y democrático.
“Si puedo salir, continuaré mi trabajo”, escribió. “Si no puedo volver a salir o desaparecer, recuerda mis artículos y deja que tus hijos los lean”.
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