En diciembre de 2021 se cumplieron doscientos años del nacimiento de Gustave Flaubert, uno de los escritores más influyentes de la historia. Su legado se festejó entonces, como aún hoy, tanto en Francia, su país natal, como en distintas naciones alrededor del globo. Su obra es, de lejos, una de las más trascendentales de la literatura universal y es tan amplia que, a veces, perdemos de vista todos los buenos títulos que concibió por quedarnos con los de siempre, los más comentados.
Rara vez se recuerda entre los libros de Flaubert una de sus novelas más interesantes, a la par, seguro, de Madame Bovary, aunque, desafortunadamente, no tan relevante a los ojos de los lectores. Se trata de Bouvard y Pécuchet, la novela sobre los hermanos que abandonan el bullicio de la vida urbana para embarcarse en una serie de experimentos en una propiedad rural en Normandía. Su búsqueda de conocimiento los lleva a adentrarse en diversos campos, desde la agricultura hasta la filosofía, la ciencia y la religión, con resultados cómicamente desastrosos. Con buen tino, Flaubert escribió, aunque no por completo, esta pieza que se convirtió con el tiempo en una sátira de la ignorancia humana y la tendencia a aceptar ideas sin cuestionarlas, que ha sabido revelar la visión crítica del autor sobre la sociedad y la condición humana.
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El autor francés no solo se burla de la ingenuidad de sus protagonistas, sino que también expone la estupidez inherente a la naturaleza humana en general. A través de los ojos de Bouvard y Pécuchet, asistimos a una de las reflexiones estéticas más incisivas de Flaubert a lo largo de su obra sobre cómo las personas a menudo se aferran a ideas y creencias sin una base sólida, lo que resulta en situaciones absurdas y cómicas que, a la larga, terminan traduciéndose en lo que llegamos a llamar vida, eventualmente.
La evolución de Bouvard y Pécuchet a lo largo de los años, pasando por distintas etapas de planificación y redacción, la llevó a adquirir un aire de meditación satírica sobre la incesante búsqueda humana de conocimiento. En su estilo característico, Flaubert se atreve a cuestionar la validez de las convenciones sociales y las ideas aceptadas sin crítica. A través de las desventuras de Bouvard y Pécuchet, nos invita a cuestionar nuestra propia comprensión del mundo y a examinar las creencias que damos por sentadas. A pesar de su enfoque mordaz, la novela también destila el aprecio de Flaubert por la complejidad y la ironía de la vida.
Alguna vez, Jorge Luis Borges dijo de esta novela que para escarnecer los anhelos de la humanidad, Swift atribuyó a pigmeos o a simios; Flaubert, a dos sujetos grotescos. “Evidentemente, si la historia universal es la historia de Bouvard y de Pécuchet, todo lo que la integra es ridículo y deleznable”, apuntó el argentino.
Habiendo transcurrido ya dos años desde el centenario, Eterna Cadencia Editora presenta una nueva edición del gran clásico del escritor francés, en un ejemplar prologado por Jorge Fondebrider, que ya había tenido participación en las publicaciones anteriores que la editorial había hecho del autor: Madame Bovary. Costumbres de provincia y Tres cuentos. En ambos títulos, el argentino se desempeñó como traductor y encargado de escribir la introducción y las notas respectivas.
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Esta versión, la más completa en español, según ha dicho la editorial, cuenta con el gran trabajo de Fondebrider detrás. En estas páginas, Flaubert despliega un abanico diverso de personajes, situaciones y recursos que refuerzan la idea omnipresente en su obra: la estupidez es un componente intrínseco de la naturaleza humana.
Con más de 1.500 notas que proveen de una buena selección de información, posibilitan una mejor comprensión del texto para los lectores. Alrededor de 664 páginas, tres apéndices, uno de los cuales detalla las ediciones totales o parciales de la obra disponibles en español. Una minuciosa reconstrucción de la estructura probable de la obra, truncada por la muerte de Flaubert, que originalmente constaba de dos partes. La segunda parte se presenta ahora en su versión más exhaustiva, incluyendo fragmentos inéditos.
“A diferencia de otros libros, que se leen sin dificultad, Bouvard y Pécuchet es una novela que fue construyendo poco a poco a sus lectores. Pero también podría decirse que, en paralelo, generaciones de lectores fueron construyendo su importancia e imponiendo la idea de que se trata de un libro del todo singular dentro de la historia de la literatura mundial. Entre otras razones, porque a ella se le puede aplicar el planteo que Michel Foucault formuló para La tentación de San Antonio: se trata de un libro escrito sobre la base de una biblioteca” - Jorge Fondebrider.
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