Publicada originalmente en 1979, escrita por el estadounidense Scott Spencer, esta novela de prosa intensa y una trama envolvente, aborda una premisa poderosa en sus páginas: todo amor comienza con un acto de destrucción.
David Axelrod es el protagonista y narrador de Amor sin fin. Un día le prende fuego a la casa de la familia de su amada, Jade Butterfield. A partir de entonces, asistimos al encuentro entre estos dos personajes y su relación más que tumultuosa, explorando las emociones humanas en su forma más intensa.
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La trama salta entre el pasado y el presente, ofreciendo un vistazo a las complejidades de esta relación mientras David se adentra en la espiral de la obsesión. A medida que avanza la historia, se revelan los entresijos de sus familias, que desempeñan un papel crucial en la dinámica emocional de los protagonistas. Las reflexiones sobre la salud mental, la obsesión y la naturaleza del amor se entrelazan con la historia, y asistimos así a una novela profundamente humana y en ocasiones perturbadora de la experiencia emocional.
Lo que hace que Amor sin fin destaque es la forma en que Spencer aborda los extremos del amor y la pasión. La novela no teme explorar las zonas grises de las relaciones humanas, y los personajes están lejos de ser simples arquetipos. David Axelrod se convierte en un narrador poco fiable, un enamorado obsesivo cuyas acciones a menudo son cuestionables, pero comprensibles desde la perspectiva de la pasión. El amor, en esta obra, es retratado como un fuego voraz que consume a los protagonistas y los arrastra a situaciones inusuales y a menudo extremas.
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El estilo de escritura de Spencer en estas páginas es visceral y poético, y utiliza el lenguaje para crear una experiencia emocional intensa. La narrativa, que se desenvuelve a lo largo de las páginas, se enriquece con una intensidad constante que deja a los lectores anhelando más. Las descripciones vibrantes y la exploración de los pensamientos y emociones de los personajes sumergen al lector en el torbellino emocional que impulsa la historia. La narrativa alterna entre lo romántico y lo oscuro, explorando tanto los momentos de éxtasis como los de sufrimiento.
Amor sin fin no es una novela convencional de amor, es quizá el trabajo más importante de su autor, su obra maestra. En ella, Spencer desafía los límites del género y ofrece una visión honesta y cruda de las complejidades del amor y la obsesión.
En estas páginas, la sangre fluye, no falta sudor, semen, ni saliva. Esta novela tiene una riqueza profunda en su exploración meticulosa de la dualidad entre el yo íntimo y el que mostramos al mundo, entre lo que ocurre en nuestro interior y lo que exhibimos externamente. Lo que Axelrod tiene por decirnos es que si te inclinas demasiado hacia una dirección, te vuelves excéntrico o extraño, o peor aún, cruzas el umbral a la locura. Si te desplazas en sentido contrario, corres el riesgo de convertirte en un ente vacío. Es tan descarnada esta novela que al final, en serio, sentimos que entendemos por completo a David Axelrod, en serio.
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