“No, mi corazón no es más grande que el mundo.
Es mucho más pequeño.
En él no caben ni mis dolores…
Entre las voces de la literatura brasileña una de las que mayor eco alcanzó durante el siglo XX fue la de Carlos Drummond de Andrade, un hombre que estuvo dispuesto a iniciar la renovación de lo que había sido, hasta entonces, el modernismo literario, abogando por una nueva estética, esta vez inspirada en la naturaleza y los hechos sociales, pero a quien la vida le dio un duro golpe.
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La vida de Carlos Drummond de Andrade
Poeta, periodista y narrador, Drummond de Andrade nació en el pintoresco rincón de Minas Gerais, en Brasil, el 31 de octubre de 1902, año en el que estaba por gestarse una guerra entre su país y Bolivia, y en el que también se fundó el Fluminense Football Club en Río de Janeiro.
Proveniente de una familia con raíces en el pasado colonial, creció en la compañía de 13 hermanos y, aunque es poco lo que se sabe de sus primeros años de vida, los registros indican que el mundo de la literatura lo recibió a temprana edad. De hecho, oficialmente, a los 18 años publicó su primer informe en el Jornal de Minas, a partir de lo cual prosiguió con la escritura de ensayos y artículos. A los 23, tras haber escrito durante años en el Jornal do Brasil, fundó La Revista, medio que sería fundamental para el desarrollo del modernismo brasileño, movimiento que pronto dio paso a una verdadera revolución cultural con la importante participación de Carlos Drummond de Andrade.
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La voz poética y la Segunda Guerra Mundial
1930 fue un año decisivo para el escritor, pues emerge con fuerza su voz poética con el libro Alguna poesía, una obra que desembocó en otros textos de especial relevancia, como Brejo das Almas y Sentimento do Mundo.
Llegó a Río de Janeiro en 1934, un cambio que le abrió las puertas a una serie de posiciones fundamentales, tanto en el sector público, se desempeñó en la Dirección de Patrimonio Histórico y Artístico, como también en el periodístico, sin abandonar la poesía. Drummond abogaba por la creatividad no dogmática, la libertad de expresión absoluta y la empatía con el pueblo, rasgos que, de hecho, quedaron reflejados no solo en su escritura, sino también en sus acciones, como el gesto de rechazar los premios que le fueron otorgados por gobiernos militares y entidades con las cuales no estaba de acuerdo.
Un ejemplo de ello tuvo lugar con la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la caída del gobierno de Getúlio Vargas, durante el cual ocupó la dirección del diario Tribuna popular, tras escribir a su pueblo, renunció al premio nacional que le otorgaba el Gobierno, acompañado de una gran suma de dinero.
Su poesía es catalogada por los expertos como auténtica y legítima cercana a la gente del común, aspectos que le confirieron lectores fieles y reconocedores de su labor.
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Así corrieron sus días, entregados a la escritura crítica, conmovedora y social, hasta que el 17 de agosto de 1987, los ojos de Carlos Drummond de Andrade se cerraron para siempre en Río de Janeiro, doce días después de la partida de su amada hija, María Julieta Drummond de Andrade, a causa de un cáncer, una situación dolorosa que lo devastó por completo.
Con 28 libros de poesía a su nombre, entre los que se encuentran: Alguma Poesia, Brejo das Almas, Sentimento do mundo, José, A Rosa do Povo, Claro Enigma, Fazendeiro do ar, Quadrilha, Viola de Bolso, Lição de Coisas, Boitempo, entre otros, Drummond se alza como uno de los titanes literarios de Brasil, un reconocimiento que incluso le permitió ser considerado para el Premio Nobel de Literatura, pero cuya nominación también rechazó.
Entonces, mi corazón también puede crecer.
Entre el amor y el fuego,
entre la vida y el fuego,
mi corazón crece diez metros y explota.
-¡Oh vida futura! Nosotros te crearemos”.
(Poema: No, mi corazón no es más grande que el mundo…)
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