La luna
“Es mar la noche negra;
la nube es una concha;
la luna es una perla”.
El mundo de las letras atrapó desde temprana edad a José Juan Tablada, un poeta, diplomático y periodista de origen mexicano que se caracterizó por la introducción de tintes japoneses en la literatura hispana modernista; tomando el haiku, un tipo de composición japonesa, e incorporándolo a las formas poéticas del siglo XX, creando un estilo propio.
Tablada no solo cobró relevancia literaria por su influencia en las nuevas corrientes poéticas en América Latina, sino también por su capacidad de revolucionar las tendencias artísticas de su época, consolidando la figura del poeta vanguardista que trascendió fronteras y puso en diálogo distintas culturas, la imagen con la que sería recordado.
Le puede interesar: Las búsquedas de Malcolm Deas: el historiador británico que amó como pocos a Colombia
José Juan Tablada Acuña, su nombre completo, nació el 3 de abril de 1871 en Coyoacán, México, y falleció el 2 de agosto de 1945 en Nueva York. Fue poeta, periodista, administrador de ferrocarriles y hasta diplomático en Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Francia y Japón.
Realizó sus primeros estudios en la Ciudad de México, mostrando un gran interés por el arte, especialmente por la pintura, que se convirtió en una de sus principales aficiones; también por esta época se asomaba su interés por las letras. En 1890 empezó a colaborar con El Universal, al que enviaba poemas y crónicas cada domingo.
Le puede interesar: “Empecé a envejecer el día que murió mi madre”, las confesiones en la única novela de José Lezama Lima
Este fue el inicio de una serie de colaboraciones con distintos medios y periódicos de su país, y gracias a su pasión por nuevos lugares, logró trabajar también para publicaciones como La Falange, La Revista Moderna y El maestro en Caracas, La Habana, Bogotá y Nueva York.
En esos primeros escritos quedó al descubierto su búsqueda por innovar y renovar la poesía de su época, acciones que marcaron el inicio del movimiento modernista en México. Además de su contribución literaria, el escritor y poeta también marcó el mundo del periodismo, pues publicó más de 10.000 artículos en 50 años.
Le puede interesar: “Nos morimos temprano porque no somos sueños ni pájaros y el aire nos pesa”: así fue la vida de Reinaldo Pérez Só
Un explorador literario
Los viajes desempeñaron un papel fundamental en la evolución de la obra y la escritura de Tablada, desde su primera visita a Japón en el año 1900 hasta sus visitas a París y Estados Unidos, cada una de las travesías dejó una marca en la poesía que desarrolló.
Fue la cultura japonesa la que lo acogió, la estética oriental influyó en su visión poética y lo llevó a experimentar con formas como el haiku, formato en el que capturó la belleza de la naturaleza a partir de contemplaciones del espacio.
Esto también se vio en las crónicas de viaje que publicó en varias revistas y textos que revelaron su fascinación por la cultura japonesa que le permitió abrir nuevos caminos para la poesía mexicana, pero también para la que emergió en América Latina.
Algunas de sus obras: Un día... Poemas Sintéticos, Li-Po y otros poemas, El jarro de flores, La feria: poemas mexicanos, El florilegio, La epopeya nacional, Hiroshigué: el pinto de la nieve, de la lluvia, de la noche y de la luna, Tiros al blanco: actualidades políticas, Madero-Chantecler, entre otras.
Seguir leyendo: