En Cuba nació uno de los hombres más importantes de la literatura y las humanidades en América Latina, quien dejó importantes reflexiones y creaciones particulares fruto de su pensamiento crítico y de la forma en la que veía el mundo. José Lezama Lima, poeta, cuentista, ensayista, novelista y pensador estético.
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Así fue la vida del escritor José Lezama Lima
Hijo de un coronel de artillería e ingeniero del Ejército cubano, José Lezama Lima nació el 19 de diciembre del año 1910 en un campamento militar en La Habana. Este entorno marcial marcaría para siempre la vida del escritor, segundo de tres hijos.
La profesión de su padre ocasionó que en varias ocasiones la familia tuviera que trasladarse a distintas partes del mundo; primero a varios sitios en la propia Cuba y luego a Florida, sede elegida por su padre para ofrecerse como voluntario en las tropas aliadas durante la Primera Guerra Mundial. Finalmente, después de tantas batallas, José María Lezama Rodda murió en 1919 a causa de un gripe.
Sobre este hecho, el escritor expondría en su texto El peregrino inmóvil:
“... Mi madre guardó siempre el culto del coronel Lezama: una tarde, cuando jugábamos con ella a los yaquis, advertimos, en el círculo que iban formando las piezas, una figura que se parecía al rostro de nuestro padre. Lloramos todos, pero aquella imagen patriarcal nos dio una unidad suprema e instaló en Mamá la idea de que mi destino era contar la historia de la familia”.
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Por esta razón, Lezama Lima regresa a Cuba al año siguiente e inicia sus estudios. Primero en el colegio Mimó, luego en el Instituto de La Habana, donde se graduó como bachiller en ciencias y letras. Debido a que la situación económica de la familia no era favorable, se trasladan a la pequeña casa donde vivía su abuela, donde el escritor viviría hasta el fin de sus días.
Durante esa temporada inició sus estudios en Derecho en la Universidad de La Habana y pronto emergió en su corazón un aire revolucionario que lo llevaría a participar en los movimientos estudiantiles que se levantaban contra la dictadura de Gerardo Machado.
El inicio del escritor
En 1935 cuando el mundo empezó a conocer la magia de la pluma de José Lezama Lima, gracias a la publicación de un ensayo titulado Tiempo negado en la revista Grafos. Más tarde, aparecería Poesía y luego lanzó al mundo su primer poema de repercusión, Muerte de Narciso.
Aunque había empezado a trabajar como abogado, jamás dejó de lado su vocación literaria y pronto su obra empezó a conocerse cada vez más, pero la que lo consagró como escritor en Hispanoamérica fue su novela Paradiso.
“Paradiso” (1966)
Tras varios años de escritura y una pequeña muestra de lo que serían los primeros capítulos de su única novela en revistas literarias, José Lezama Lima lanzó este texto con con referencias a la inocencia bíblica previa al pecado original y la culminación de lo que sería el ciclo dantesco.
Tradición y esencia cubana se tejen en este libro en el que Lezama Lima narra la historia de José Cemí. Abundan referencias al autor, el erotismo y a la poesía, en un texto que involucra elementos narrativos y ensayísticos. Dado que se considera parcialmente autobiográfica e iniciática, los estudiosos la han considerado como una novela de aprendizaje, una de las más importantes del siglo XX, aunque esto se dirá muchos años después de su publicación.
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Tras el triunfo de la Revolución cubana Lezama Lima es nombrado director del Departamento de Literatura y Publicaciones del Instituto Nacional de Cultura, donde dirigió colecciones de libros. También actuó como jurado del Premio Casa de las Américas, conoció a Julio Cortázar y contó con su apoyo, así como también a otros escritores importantes de la época.
La aparición en estos escenarios expuso aún más al escritor y su libro Paradiso fue cuestionado, especialmente por personajes procedentes de la entraña del Partido Comunista Cubano, que calificaron la novela de obra indescifrable y hermética que, incluso, fue retirada de las librerías por un tiempo.
La falta de apoyo oficial no detuvo su participación en importantes espacios de difusión literaria, hasta que empujado por un asma que lo afectó toda su vida ingresó en 1976 al Hospital Calixto García, luego de sufrir una infección pulmonar; falleció al día siguiente a causa de un infarto provocado por el estado débil en el que se encontraba, aunque hay quienes aseguran que no recibió una atención adecuada por parte del personal médico.
Un año después apareció su novela inacabada, Oppiano Lucario, que sería la secuela de Paradiso.
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