Una invitación impostergable a reconciliarse con el mundo: esto es el libro de tapa amarilla, con letras grandes de colores, de la autora inglesa Hannah Jane Parkinson.
Estamos rotos. Reconozcámoslo de una vez. Un poco más, un poco menos. Pero rotos. Medio zombies, ponele. Sin esperanza de que algo cambie para bien. No creemos en nada. No alcanza ni la plata ni el aliento. Insatisfechos. Y viene esta chica de Liverpool, que escribe columnas de puro optimismo en el diario The Guardian, y nos dice: No, pará. Fijate que todavía quedan muchas cosas de las cuales alegrarnos, ¡y son gratis!
Ah, pero que bello, digo. Y trato de conseguir el libro, que después de superar una carrera de obstáculos (porque a mí me gusta el libro papel, ¿viste?) me llega desde la Península Ibérica, junto con un paquete de mis galletitas preferidas (unas de canela, irresistibles con el café). La vida es bella. ¡Sí!
Y tal como le pasó a la autora cuando leyó Delight de J.B. Priestley (la obra que inspiró este libro), leer La alegría de las pequeñas cosas me ayudó y mucho a identificar las pequeñas cosas que me hacen feliz. Son 109 columnas, escritas en primera persona. Cada una aborda alguna de las tantas situaciones que las personas experimentamos a diario y les pone una luz que encandila hasta al más oscuro.
Besar, mirar por la ventana cuando llueve, las sábanas limpias, acariciar un gato o una taza de té. Todas aquellas pequeñas cosas (ya lo dijo Serrat) a las que no le prestamos ni la más mínima atención pero que hacen de nuestra cotidianidad algo más llevadero, si es que logramos conectarnos con ellas.
“Intento obsequiarles esas flores que brotan en el desierto, el destello lila durante el crepúsculo, la suela más cómoda que pudiera tener un zapato. Encontrar en eso una fuente de inspiración para sobrellevar el día a día”, escribe. Cada capítulo es un ensayo, una reflexión, un despertador para no quedarnos dormidos frente a la maravilla que despliega la existencia ante nuestros ojos, seas quien seas, estés donde estés.
“Te acuerdas del mejor beso de tu vida? Pocas cosas hay mejores que un buen beso. (…) Un beso en su máxima expresión fluye, es poesía; es la forma de comunicación más elevada, un lenguaje corporal”. Y uno se queda soñando. Ya con eso te ganaste el día, ¿o no?
Avanzando entre sus páginas encontrás cosas como “son muchos los colores del otoño. Pero la verdadera riqueza reside en las hojas: rojos profundos y naranjas intensos. En otoño las hojas huelen bien, suenan bien y son agradables al tacto”. Y entonces me pregunto: ¿cuánto hace que no levanto una hoja del suelo en otoño? ¿Cuánto hace que no huelo su perfume o pruebo su textura? Mil años.
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Uno podría pensar que Hannah Parkinson es medio naif, que anda escribiendo estas cosas por ahí. Pero no. Lejos está de serlo. Cuenta que ha pasado por sucesivos problemas de salud que le quitaron por completo la alegría. En fin, momentos muy duros y difíciles, sobre todo durante la pandemia. Tal vez eso haya sido el disparador para que esta joven de 34 años se decida a barajar y dar de nuevo para intentar encontrarle la vuelta al asunto. Quién sabe.
Lo cierto es que cada página es una propuesta nueva para que abramos los ojos, los oídos y un poquito el corazón. Para que nos reconectemos con el lado luminoso del mundo que nos rodea. Que en definitiva siempre está ahí, solo que nosotros no le damos bola. Dar con la bata perfecta, compartir una noche con amigos, leer un libro en silencio o mirar a los perros que pasean por las plazas “que, a no ser que estén enfermos, los maltraten o estén solos, siempre están felices. O al menos contentos, y en cualquier caso suelen pegártelo”.
Sería algo como aprender a frenar y pensar en qué cosas son las que nos hacen felices. Darse ese tiempo y recalcular.
Rascarse cuando te pica, el gol de último minuto, ir a votar, escuchar tu canción favorita, las cosas gratis y el buen café. Todo es posible en esta invitación a poner el foco en lo bueno de la vida, aunque más no sea como una forma de combatir las cosas malas. “La manteca hay que servirla caliente, para poder untarla sobre el pan y que se derrita como oro líquido”, asegura Hannah. Tan simple y tan cierto, ¿no?
La primera edición, de septiembre de 2022, la hizo Faber& Castle Limited, y la tercera, que salió en mayo del 2023, es de Círculo de Tiza. Son 283 páginas que cambiarán tu ánimo y un poco más también. “Antes la gente no buscaba noticias felices –dice en un reportaje que le hicieron hace un tiempo-, veías las búsquedas en The Guardian y nunca ocupaban los primeros puestos, no obtenían mucho tráfico, clicks. Pero ahora (después de la pandemia) estamos cansados de las malas noticias, y creo que la gente está leyendo más las buenas. Lo vemos en el tráfico de la web y con los temas que comparten en las redes, que tienden a ser más positivos”.
Insiste en apreciar las pequeñas cosas de la vida que pueden marcar la diferencia, gestos de lo cotidiano que hacen mejor tu día. Y, con eso, cambiárselo a los que te rodean.
Tu canción favorita o decirle algo lindo a alguien. Encontrar eso que perdiste hace tiempo o ser agradecido, “una de las cosas más importantes que hay”. Lo que sea por sentirse mejor y hacer sentir mejor a los demás. Algo tan pequeño y simple como eso. Lujos al alcance de todos. Deleites de la rutina. Algo que la autora se aseguró de difundir (en sus columnas y en las 3 ediciones de su libro) lo suficiente como para generar el cambio que quiere ver en el mundo. Capaz podamos ayudarla o capaz no. Pero al menos los dejo pensando.
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