“No soy un mantero, soy un artesano”. La frase es pronunciada por Iván, un expositor que vende libros justo afuera de la Feria de Editores, en la vereda, junto a otros ocho stands. La FED es un evento de cuatro días que reúne más de 300 editoriales independientes, no solo de Argentina sino también de otras partes de Latinoamérica, en el barrio de Chacarita. En este caso, según la forma de verlo, podría tratarse de una serie de editoriales extremadamente independientes.
Así como en el barrio de Once hay quienes venden pantalones, gorros y cargadores de celular en mantas sobre el suelo, en la vereda se exhiben y comercializan libros que están por fuera del circuito legal, no tienen ISBN ni respetan los derechos de propiedad intelectual. Se pueden encontrar autores de literatura contemporánea como Samanta Schweblin, Mónica Ojeda, Vicente Luy, Dolores Reyes, Mariana Enríquez, Ursula Le Guin, autores de culto como Kakuzu Okakura y clásicos como Isaac Asimov, entre muchos otros. Las tapas son artesanales y las hojas están hechas con resmas de papel.
“En el sentido de la economía popular no voy a discriminar a ningún mantero, pero en otro sentido te digo que soy un artesano porque hacemos esto de cero, yo voy a una gráfica y el tipo me da una bolsa de resma con todas las copias adentro, yo después tengo que armarlo como un rompecabezas”, dice Iván.
“No tiene incidencia”
Iván empezó vendiendo libros usados hace diez años. De a poco se pasó a la autoedición, y después sus clientes le fueron encargando libros universitarios que estaban descatalogados y por lo tanto eran imposibles de conseguir. A su vez, hace quince años vio la luz un proyecto colectivo, la Feria Libre Independiente de Autogestiva (FLIA), que surgió como respuesta a quienes no podían acceder a un puesto en la Feria del Libro en La Rural. La iniciativa favoreció la autoedición y puso en circulación títulos en ese momento inhallables, como la poesía de Roberto Juarroz o Juan L. Ortiz.
Con respecto a los precios, Iván aclara: “El acento en mi proyecto no tiene que ver con que salga menos exactamente, sino con que se vuelva un libro objeto, que sea diferente a otro, en un formato no convencional, con tapa collage y laburo artesanal”. Los precios van de $1.500 a $4.000. Para poner un ejemplo concreto: la versión pirata de Miseria, de Dolores Reyes, vale $3.500, mientras que la versión oficial de Alfaguara vale $5.899.
–Si viniese un autor de los que se exhiben en esta mesa, por ejemplo Mariana Enríquez, y dijese: “Esto a mí me perjudica”, ¿qué le dirías?
–Estaría buenísimo que viniera Mariana Enríquez. La realidad es que esta reedición sin permiso de las editoriales no tiene incidencia. La piratería está romantizada, sobrevaluada, parecería que fuese una gran amenaza a los grandes monopolios editoriales o a los grandes grupos editoriales. Pero no es real, esa no es la realidad. Lo que hace esto, en cambio, es difundir la obra. Obviamente que no es una difusión gratuita, pero sí difunde la obra en función de que tiene un precio menor.
–¿Te da miedo que alguien tome medidas legales?
–No, porque estos libros no tienen una incidencia real, los propios autores y las editoriales lo saben.
Víctor Malumián, organizador de la FED y editor del sello Godot, respondió a Infobae Leamos: “En general no me parece bien la piratería porque viola los derechos de autor, y si bien hay excelentes sistemas como el Copyleft, si el autor o autora no lo aceptaron, estás yendo contra su voluntad, entonces no importa si está en la puerta de la FED o en otro lado, no estoy a favor de esas prácticas”. Y aclaró, además, que no cree que las medidas legales contra la piratería sean una forma de resolver el problema.
Un sustento ideológico
En otra de las mesas de la vereda, el expositor, que decidió no hablar con Infobae Leamos, tiene un alias de MercadoPago muy similar a “PROLETRARIO”, haciendo juego con las palabras “proletario” y “letra”. Es decir, hay un sustento ideológico detrás de la venta de libros sin ISBN. “El acceso a la cultura tiene que ser democrático y este proyecto va para ese lado”, sostiene Iván.
“Hace bastantes años que me dedico a esto, la calle es un lugar que tenemos que ocupar las personas, no siempre hay espacio dentro de lo legal para todas las personas, y nosotros estamos exponiendo nuestros libros”, explica a Infobae Leamos otra expositora que quiso reservar su identidad.
“Reivindico que cualquiera que desee y necesite, puede y debe ocupar la calle; para nosotras está totalmente imposible habitar un espacio como este por las condiciones económicas para la participación en la Feria”. El objetivo, cuenta la expositora, es hacer accesible títulos descatalogados, como por ejemplo Historia del ojo, de George Bataille, o inaccesibles por el precio para los lectores.
Los lectores, por otra parte, visitan, miran y compran. “No sé si estoy a favor de la piratería”, responde Graciela, que acaba de comprar una versión pirata de Los desposeídos, de Ursula Le Guin, “pero sí le sirve a mi bolsillo”.
Feria de editores (FED) - www.feriadeeditores.com.ar/ - Hasta este domingo de 14 a 22 horas. Complejo Art Media (Av. Corrientes 6271, CABA).
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