Los límites entre la realidad y la ficción siempre son un tema para abordar. Y la película Oppenheimer, una increíble adaptación de Christopher Nolan de la biografía Prometeo americano, hecha por Kai Bird y Martin J. Sherwin y ganadora del Pulitzer, no escapa a la pregunta: ¿cuáles de las escenas son reales y cuáles son ficción?
El libro, que cuenta con jugosas y detalladas 591 páginas (y con la bibliografía más de cien páginas extra), describe cronológicamente la vida J. Robert Oppenheimer, “el padre de la bomba atómica”. Sin embargo, los recursos cinematográficos permiten en la película instalar otro modo narrar, con escenas oníricas, lejos de la linealidad.
“Captura paradójicamente el proceso mental de leer un texto y responder a él emocional y visceralmente, así como intelectualmente”, dice el crítico de cine y televisión, escritor y director de cine estadounidense Matt Zoller Seitz en su reseña sobre Prometeo americano.
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Según dijo Nolan, se trata de “la persona más importante que jamás ha existido” y para narrar su vida, el director hilvana realidad con ficción y elementos fantásticos de forma magistral. Tanto, que la versión cinematográfica parece un salto calcado del papel a la gran pantalla. Pero ¿cómo distinguir realidad de ficción? Aquí, una guía
Los agujeros negros
Formado entre los físicos más reconocidos como Niels Bohr ―que recibió el Nobel en 1922―, Werner Heisenberg, Erwin Schrödinger, Paul Dirac, Enrico Fermi, Wolfgang Pauli y Percy Bridgman, el físico estadounidense también tuvo grandes hallazgos. En 1939, por ejemplo, predijo los agujeros negros que recién se confirmarían en la década del 70.
Oppenheimer, que hacía física teórica, y su estudiante Hartland Snyder publicaron un artículo sobre el potencial de las estrellas muertas que colapsan hacia adentro con tal gravedad que ni siquiera la luz podría escapar. El dato curioso es que ese artículo fue publicado el mismo día que Hitler invadió Polonia.
Prometeo americano describe esta cuestión así: “Habiendo dado el salto creativo inicial pasó rápidamente a otro tema nuevo”. Y el detalle de una nota al pie agrega que cuando Oppenheimer fue consultado por el tema décadas después “no expresó interés en lo que se estaba convirtiendo rápidamente en el tema más candente de la física”.
¿Qué sucede en la película de Nolan? Sobre este asunto, en el film se da mucha más magnitud de la que el físico le dio en la vida real. “Oppenheimer nunca se tomó el tiempo de desarrollar algo tan elegante como una teoría del fenómeno, dejando este logro a otros más tarde”, se lee en el libro, una cuestión que aparece magnificada en la película.
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Un romance escandaloso
Los romances y las tragedias personales no se escapan de las tramas del libro y la película. Oppenheimer tuvo un turbulento romance con Jean Tatlock, una estudiante de Medicina, miembro del Partido Comunista. Según describen Bird y Sherwin en el libro, Tatlock era “una mujer de espíritu libre con una mente poética y hambrienta [...] siempre la única persona en la habitación, sin importar las circunstancias, que permanecía inolvidable”.
La relación entre ambos fue tan apasionada como conflictiva, tal como muestra el film. Incluso, los amigos más cercanos de Oppenheimer llegaron a describir a Tatlock como el “verdadero amor” del físico. El físico estadounidense Robert Serber ―quien dio nombre a las tres bombas atómicas― afirma en Prometeo americano que ella “desaparecía durante semanas, meses a veces, y luego se burlaba [de él] sin piedad [...] Parecía decidida a lastimarlo, quizás porque sabía que Robert la quería mucho”.
Pero hay un hecho que no fue cierto. Mientras que la película muestra a Oppenheimer como el que finalizó la relación intermitente, el libro afirma que “al final, fue Tatlock quien hizo la ruptura final”. La misteriosa muerte de Tatlock y las incertidumbres que rodean su fallecimiento se exploran, ofreciendo una mirada a la profundidad de los vínculos personales en la vida de Oppenheimer.
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El enigma de la manzana envenenada
La intrigante escena en la que Oppenheimer envenena la manzana de su tutor de Cambridge, Patrick Blackett, parece demasiado absurda para ser una simple creación cinematográfica. Pero esta acción, por más extraña que parezca, es un hecho real que ocurrió en otoño de 1925.
El joven científico inyectó sustancias químicas de laboratorio en la manzana de Blackett. Según relata el libro, “a Robert le gustaba Blackett y buscaba ansiosamente su aprobación”, lo que posiblemente derivó en este extraño intento de envenenamiento. Las motivaciones detrás de esta acción apuntan a “sentimientos de insuficiencia y celos intensos”.
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Por fortuna, Blackett nunca mordió la manzana pero los incidentes transcendieron y a Oppenheimer quisieron expulsarlo de la universidad. Sus padres intervinieron y estuvo bajo libertad condicional y con asesoramiento psiquiátrico. En el libro Bird y Sherwin concluyen que era más probable que el físico “había mezclado la manzana con algo que simplemente habría enfermado a Blackett”.
Hiroshima y Nagasaki
La película también aborda la responsabilidad de Oppenheimer en la decisión de utilizar la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki. El dilema moral y ético que enfrentó Oppenheimer con los militares de Estados Unidos en esa encrucijada sobre dónde y cómo tirar la bomba se refleja en la narrativa.
El físico dijo que los científicos no debían tomar esa decisión, y, aunque en la discusión se negó a apoyar los intentos de bloquear el lanzamiento de la bomba sobre Japón, también, en silencio dio su bendición a la decisión de atacar a los civiles japoneses.
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¿Qué dice el libro sobre la responsabilidad de Oppenheimer? En Prometeo americano se lee que “desempeñó un papel ambiguo en esta discusión crítica” y sentencia contundente: “Él no había ganado nada y accedió a todo”. La escena de la película es escalofriante pero fue tomada de manera integral del acta oficial de la reunión. A última hora, se agregó al guión una escena sobre cómo eliminar a Kioto de la lista de objetivos. La película de Nolan logra poner rostro humano a cómo decidir la destrucción masiva.
En el libro, Bird y Sherwin narran que un general del ejército relató sobre “el padre de la bomba atómica” al momento de la cuenta regresiva: “El Dr. Oppenheimer... se puso más tenso a medida que transcurrían los últimos segundos. Apenas respiraba...”.
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