Cuando terminó de escribirlo, el periodista, editor y escritor Agustín Barletti creía que su libro El hambre del dragón. El plan de China para comerse el mundo interesaría exclusivamente a quienes habitualmente se informan sobre geopolítica. Sin embargo, el fenómeno que su libro traería aparejado le resultó sorprendente: los interesados eran muchos más, y los unía cierta inquietud por el avance chino en el mundo y por la existencia de lo que el propio autor llama el “modus operandi a escala global” del país más poblado del mundo.
Cuando presentó su libro en la última edición de la Feria del Libro de Buenos Aires, Barletti vio que quedaba gente fuera de la sala y firmó ejemplares durante más tiempo del que tenía previsto. Esa convocatoria no sólo lo sorprendió sino que además lo ayudó a redimensionar el interés en la materia. El interés por traducir la obra al francés y al inglés alimentaría esa tendencia.
A continuación, el autor de la obra comparte en Infobae Leamos cinco escenarios en los que, según su investigación, asoma la intervención de China en la región sudamericana. Ocurre en un contexto en el que, por ejemplo, la Argentina cuenta con créditos ¿opacos? otorgados por el país asiático para afrontar sus vencimientos ante el FMI. Se trata de apenas un ejemplo de lo que ocurre de distintas maneras en el Cono Sur.
Un prestamista de emergencia
Pekín, ciudad que una comitiva argentina visitó recientemente junto a Shanghái, no les pide a sus prestatarios que restablezcan la disciplina de la política económica o busquen el alivio de la deuda a través de un proceso de reestructuración coordinado con todos los principales acreedores. China nunca considera la capacidad de reembolso del país al que le presta, un requisito imprescindible para organismos multilaterales como el FMI. De hecho, el 60% de los países que forman parte de la llamada Iniciativa Ruta de la Seda tienen una calificación crediticia internacional de “basura” o no tienen calificación alguna.
El gigante asiático no busca que le devuelvan los fondos que presta. Se cobra con activos de sus deudores o influye en los votos, por ejemplo, en Naciones Unidas en su favor.
Argentina ya padece este manejo, cedió soberanía en las 200 hectáreas situadas en Neuquén, las que fueron cedidas por 50 años al Ejército Popular de Liberación para una base espacial, y combate poco y nada la pesca ilegal de China en su Zona Económica Exclusiva del Atlántico Sur.
Letra chica y cláusulas secretas
El diputado nacional porteño de Juntos por el Cambio Martín Tetaz resaltó que hasta el momento se desconoce la tasa de interés por la utilización del último swap acordado con China. También aquí se confirma otra de las hipótesis del libro respecto a lo oscuro y turbio que son las negociaciones con la Republica Popular. Mucha letra chica e infinidad de cláusulas secretas colorean el perfil de las relaciones comerciales con Pekín.
¿Espionaje en Sudamérica?
No fueron pocos los que se asombraron ante la denuncia efectuada en el libro respecto al espionaje llevado a cabo por China desde la base espacial situada en Neuquén. La poderosa antena instalada, con una altura equivalente a un edificio de 16 pisos, 450 toneladas de peso y un diámetro máximo de 35 metros, puede captar e interceptar todas las comunicaciones, aun las encriptadas, de los satélites que orbitan en el hemisferio sur.
Días atrás el Gobierno norteamericano confirmó que en Cuba funciona desde 2018 una estación similar y una organización internacional especializada en esta temática reveló que en total son 11 las instalaciones espaciales con participación china en Sudamérica.
Contra los derechos humanos y las minorías
Aun no se escuchó la condena de ningún funcionario por las flagrantes violaciones a los derechos humanos que se llevan a cabo en China contra más de un millón de uigures y otras minorías de religión islámica de habla turca que están detenidos arbitrariamente en Xinjiang. La enorme influencia que ejerce Pekín sobre la Casa Rosada pareciera ser la única explicación para justificar el silencio cómplice de quienes pretenden mostrarse como ejemplo ante el mundo en este tema.
El Proyecto de Decisión presentado por Estados Unidos ante la ONU para condenar esta situación fue rechazado por un bloque de 19 votos, que lideró China junto a Cuba, Bolivia, Venezuela y Mauritania, entre otros. La abstención de Argentina, Brasil, México y la India fue funcional a los intereses chinos.
Un país que es pionero en igualdad de género e inclusión tampoco se escandaliza ante las dificultades que enfrentan en China los miembros de la comunidad LGBTQ+. Despenalizada en 1997, la homosexualidad sigue de todos modos sin ningún tipo de protección legal. No hay sanciones contra la discriminación basada en la orientación sexual o la identidad de género y las parejas del mismo sexo no tienen el derecho de casarse ni adoptar hijos.
La Asociación Psiquiátrica China eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales en 2001, calificándola de “no necesariamente anormal”. Sin embargo, un informe de 2020 de la oficina de Derechos Humanos de la ONU encontró que los hospitales públicos ofrecen “terapias de conversión” que están prohibidas en casi todo el mundo. También se registraron numerosas denuncias por discriminación de parte de trabajadores de la salud contra personas que padecen VIH/SIDA o que persiguen una cirugía de reasignación de sexo.
Otro duro golpe se produjo cuando la popular red social WeChat, una suerte de Facebook chino, eliminó un gran número de cuentas con contenido LGBTQ+ y feministas más seguidas del país bajo el pretexto de que habían violado las reglas sobre información en Internet.
En el mismo sentido, la Administración de Ciberespacio de China informó que limpiaría las redes sociales de contenido LGTBQ+ para evitar que sea una “mala influencia” social y para proteger a los niños. En el cine, incluido el extranjero, no se permite la exhibición de sexualidades no heterosexuales.
Dominio del terriotorio y los mercados
La negativa oficial en boca del jefe de Gabinete Agustín Rossi respecto de la construcción de un puerto con capitales chinos en Tierra del Fuego es otro de los anticipos del libro. Con proyección a la Antártida, donde ya disponen de 5 bases, este puerto podría ser para China la llave del Estrecho de Magallanes ante un eventual cierre para sus buques del Canal de Panamá en un futuro conflicto con los Estados Unidos.
La tesis esbozada en el libro es que, en la relación pendular mantenida con Estados Unidos, se acordó un límite, al parecer infranqueable, para las ambiciones chinas en Argentina y el mismo lo conforman la Hidrovía del Paraná, el 5G y este puerto fueguino.
El régimen de Xi Jinping, con la compra del 51% de los paquetes accionarios de Nidera y de Noble Agri más la adquisición de Syngenta, maneja directamente el 14,5% del volumen de las exportaciones de granos, harinas y aceites de Argentina. China entonces ya controla en origen una importante tajada de la producción que le exportamos.
Si además le permitimos realizar el dragado de la Vía Navegable Troncal del Paraná por la que sale el 90% de nuestras exportaciones, la dependencia sería enorme. El interés proviene de la firma dragadora Shanghai Dredging, perteneciente al mega grupo estatal Communications Construction Company (CCCC), cuyos escándalos de corrupción, irregularidades y múltiples trabajos fallidos marcan un lado oscuro de la presencia china en el mundo.
El veto a Huawei y su 5G se está extendiendo en gran parte del mundo. Salpicada con denuncias de soborno en varios países, se considera que la firma utiliza su infraestructura para espiar a personas y compañías occidentales para luego proveer de información a Pekín.
(*) Agustín Barletti es abogado, Doctor en Derecho Constitucional graduado en la Sorbona (París). Escribió el libro “El Hambre del dragón. El plan de China para comerse al mundo”.
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