Desde hace una década, Wattpad se ha convertido en el epicentro de una verdadera revolución literaria, dando cabida a nuevos fenómenos, tanto artísticos como comerciales, especialmente en el ámbito de la novela juvenil y romántica.
Con usuarios mayormente pertenecientes a la Generación Z, los llamados nativos digitales, ávidos consumidores de redes sociales, la plataforma se ha convertido en una manantial casi inagotable para las editoriales, que buscan conectarse con un público cada vez más exigente y conocedor.
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De ahí hemos visto surgir a autoras como Anna Todd, de Estados Unidos; Estelle Maskame, de Escocia; Flor M. Salvador, de México; Ariana Godoy, de Venezuela; Joana Marcús, de España; y Mercedes Ron, de Argentina, entre muchas otras. Todas ellas consiguieron la fama antes de cumplir los 20 años y hoy pueden decir que son de las autoras más leídas en sus respectivos países. Sin embargo, sus procesos, aunque cercanos, han sido distintos, en especial el de la autora nacida en Buenos Aires.
A sus 19 años, Mercedes Ron comenzó a compartir sus historias en Wattpad. Fue gracias a esta plataforma que logró destacar y ser reconocida como finalista en un concurso, lo que marcaría el inicio de su meteórica carrera literaria.
Su primera novela, Culpa mía, publicada en 2016, fue adquirida por el sello Montena de Penguin Random House, catapultándola a la fama definitiva. El libro, al que le siguieron Culpa tuya y Culpa nuestra, cautivó a los lectores con su historia de amor tormentoso inspirada en el videoclip de Taylor Swift “I Knew You Were in Trouble”. La trilogía se convirtió en un bestseller internacional, traducido a varios idiomas y posteriormente adaptado por Prime Video.
La autora ha continuado cosechando triunfos con la saga Enfrentados, de la que hacen parte los libros Marfil y Ébano, y la trilogía Dímelo, que incluye las obras Dímelo bajito, Dímelo en secreto y Dímelo con besos. Cada una de sus novelas ha logrado cautivar a sus seguidoras con una mezcla de romance, misterio e intriga.
Recientemente, Mercedes Ron ha lanzado 30 sunsets para enamorarte, que forma parte de una nueva saga titulada Bali, que la autora comenzó a planificar desde la primera época turbia de la pandemia.
La novela, ambientada en este paradisíaco escenario, cuenta la historia de Nikki y Álex. Ella ha pasado toda su vida en una pequeña isla, donde trabaja como veterinaria y también imparte clases de yoga; él es piloto de aviones y llegó al oasis de Bali escapando de Londres, donde lleva una vida rodeada de lujo.
Con solo treinta días para estar juntos, ambos se sumergen en una vorágine de sentimientos y verdades a medias. Su romance se convierte en un desafío para el que ninguno de los dos parece estar preparado.
Durante su gira de promoción por Latinoamérica conversó con Leamos acerca de su recorrido y de esta última saga.
— Tu caso es distinto al de otras autoras que han surgido de Wattpad, sin embargo, el primer impulso lo tuviste ahí. ¿Cómo describirías el crecimiento del fenómeno a su alrededor en los últimos años?
— Wattpad fue una plataforma fundamental en mi carrera como escritora, pero mi permanencia fue muy diferente a como ha sido la de otras autoras que han surgido de allí. Yo empecé en 2018, cuando publiqué Culpa mía. Ya tenía la novela escrita y revisada y, de hecho, había intentado sacarla con alguna editorial, pero al no contar con suerte, decidí subir el libro en la plataforma. Creo que eso le gustó a la gente, que valoró el hecho de que el libro ya estaba acabado y no hacía falta esperar mucho tiempo para leerlo todo. El éxito se dio muy rápido, y siento que se debió a que la historia era muy afín a lo que las chicas jóvenes estaban leyendo en ese momento. Un año y medio después, recibí formalmente una propuesta por parte de una editorial y contrario a otras autoras, en cuanto publiqué por la vía tradicional, me alejé completamente de la plataforma.
— ¿De qué manera calificas ese paso de la plataforma a la industria editorial?
— Al principio fue difícil. Soy la típica persona a la que no le gusta que le quieran modificar lo que ha hecho. Entonces, para mí fue un choque tener, de repente, a una editora que me cambiaba párrafos y me decía que tenía que cambiar esto o lo otro. No quería que nadie tocara lo que había hecho, pero aprendí que en este trabajo es muy importante la opinión externa. Cuando vos estás ante una novela, la leés tantas veces que, pasado un tiempo, comienzas a perder perspectiva, dejas de ver cosas que otra persona, de seguro, verá claramente. Lo bueno es el resultado: la mejor versión de lo que pudiste hacer.
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— En lo personal, ¿imaginabas que tus libros tuvieran el alcance que han tenido?
— Esperaba que fuera así. Siempre confié en lo que hacía- Sabía que si la historia llegaba a las manos adecuadas podría llegar muy alto, y es lo que ha estado pasando. Desde el inicio confié mucho en mí misma, pero sí es cierto que siempre estaba a merced de la duda. Yo solo pensaba que ojalá los libros gustaran, que se adaptaran a audiovisual. Yo soñaba en grande, y eso es muy importante, saber ponerse objetivos altos. De igual forma, sigo abrumada con que todo haya salido tal cual como quería, porque no es lo usual, no es fácil.
— En tus obras sueles tratar temas como las diferencias entre clases sociales, las relaciones de poder, el amor tóxico... ¿Planeas abordar estas inquietudes o van surgiendo conforme te adentras en la trama?
— Hay un poco de todo. Cada libro es distinto, y así como hay algunos en los que lo tengo todo muy claro, hay otros con los que me voy dejando llevar. Y yo soy más de dejarme llevar. Usualmente, sé cuál es el camino que quiero seguir, pero todo lo que se da en el transcurso, va surgiendo a medida que voy escribiendo. Sé que hay muchos autores con los que sucede todo lo contrario, que saben perfectamente qué es lo que va a pasar en el siguiente capítulo, en la siguiente página. A mí eso me parece muy complicado, así que me dejo llevar por los personajes y lo que ellos necesitan expresar.
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— ¿Qué es lo que tiene Bali de especial para ti como para que decidieras escogerlo de escenario en esta nueva saga?
— Durante la pandemia, mi hermana y yo estuvimos en Bali por cuatro meses. No podíamos salir del sitio porque no se podía, así que las vacaciones se alargaron. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Estábamos en una isla muy pequeña, que es la misma en la que está ambientada la novela, y no habíamos más que 30 turistas y las personas que habitaban la isla. Pude conocer la cultura de esta gente desde dentro y enamorarme de todo. Yo solo pensaba en escribir un libro sobre eso. No había razón para no hacerlo, además no podía ser más romántico.
— ¿Qué tanto hay de Nikki en Mercedes Ron y viceversa?
— Nikki es muy aspiracional. Me gustaría ser más como ella. Tiene los pies muy bien puestos en la tierra. No le importa lo material, es feliz con muy poco y valora la vida como deberíamos hacerlo todos. Para mí era importante que ella fuera de esta manera, porque me interesaba dejarle eso a los lectores, esa idea de que es necesario parar y fijarnos en las cosas que son realmente importantes.
— ¿Cuál es la conexión que hacemos entre el amor y los atardecer? Porque suelen estar relacionados.
— Cuando estuvimos en Bali, mi hermana y yo, el momento de los atardeceres en la isla siempre fue muy especial. Nos reuníamos todos los que estábamos allí y, simplemente, veíamos el sol caer. Para mí era también un momento de reflexión. El atardecer me hace sentir siempre muy pequeñita. Ese tipo de cosas son las que estamos buscando todo el tiempo, algo que te permita parar un poco.
— ¿Para qué pararías tú?
— Todas las autoras que surgimos de Wattpad lo hicimos muy jóvenes, y en ese momento no tienes la madurez que se requiere para muchas cosas. Se corre el riesgo de que, hablando de escribir novelas románticas, caigas en la toxicidad de las relaciones, pero yo creo que igual debe ser así. Los amores de la adolescencia son intensos, desbordados, pasionales, y así mismo es como nos situamos ante la vida y el mundo.
En estos años, he aprendido que lo más importante es ser fiel a mí misma, intentar no prestar tanta atención al ruido a mi alrededor. Si tuviera que parar sería para eso, para escucharme a mí misma y no ponerme tanta presión encima. Intento ceñirme al plan principal, hacer lo que yo quiera hacer y si gusta, pues muy bien, y si no, ya está. Me gustó a mí y es lo que importa.
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