Entre las voces latinas de la literatura se destaca Andrés Eloy Blanco, abogado, político y apasionado por las letras que se convirtió en una de las figuras más reconocidas de la poesía satírica de su país y en un importante defensor de la justicia social y la libertad, por lo que sería conocido para siempre como ‘El poeta del pueblo’.
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Andrés Eloy Blanco nació en Venezuela el 6 de agosto de 1897, en la ciudad de Cumaná, antes conocida como ‘Nueva Córdoba’, en el seno de una familia modesta que le inculcó la literatura y la oratoria.
Tal fue el intenso interés de Eloy Blanco por la literatura que, tras estudiar sus primeros años en Caracas, en 1913 decidió unirse al Círculo de Bellas Artes, el cual se convirtió en un espacio de revelación que le permitió, con el ejercicio escrito, darle rienda suelta a sus sentimientos, emociones y también frustraciones.
A los 21 años recibió su primer reconocimiento, gracias a un poema pastoral que tituló “Canto a la Espiga y al Arado” que inicia así:
“¡NOCHE, Sueño de Dios! En tus entrañas
me angustio de silencio y de montañas.
Yo voy hacia las puras
diafanidad de un azul clemente,
con mi sed de llanuras
y ansias de pleno sol sobre la frente.
¡Claridad, claridad de cielos míos!
¡Emoción del paisaje!
Con el cordial impulso de inusitados bríos
quiero entonar mi cántico salvaje”.
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Una época de régimen y encarcelamiento
Su carrera literaria no estuvo exenta de dificultades, pues su compromiso por la justicia y la libertad lo alentaron a participar en las manifestaciones contra la dictadura gomecista, de Juan Vicente Gómez, mientras cursaba sus estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela, razón por la que fue encarcelado en el año 1918.
Sin embargo, esta situación no redujo su fuerza; de hecho, continuó su lucha por la justicia y la democracia a través de su escritura. Muestra de ello es su poema Canto a España, composición en la que cantaba a sus ideas y a aquello que defendía, y la cual lo expuso ante las vanguardias literarias e influyó de forma importante en su propio estilo poético.
Dejó en sus letras un sentir genuino y un deseo de libertad imparable, en poemas como La renuncia y Las uvas del tiempo, así como otros escritos que se convirtieron en clásicos que muchos venezolanos asociaron a la tradición extranjera, pero pertenecían al escritor.
“He renunciado a ti. No era posible
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.
Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella...
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba…”.
(Fragmento)
Sobre el humor y la ironía
La justicia social era su bandera y tomó una importante fuerza dado el momento político y social por el que pasaba su país. Eloy Blanco decidió dejar en claro su postura y defender sus ideales a partir del humor, la sátira y la ironía de su pluma, cantando contra la discriminación racial y la injusticia.
Uno de los poemas que fortalecería su recuerdo es Píntame angelitos negros, una composición que trascendió las fronteras lingüísticas y fue adaptado en forma de bolero por músicos de distintos lugares.
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Poema: ‘Píntame angelitos negros’
“¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡la mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
sí señor”.
(Fragmento)
Entre sus obras se encuentran: Tierras que me oyeron, El amor no fue a los toros, Los claveles de la puerta, El Cristo de las violetas, El pie de la Virgen, Navegación de altura, Vargas, albacea de la angustia, Los muertos las prefieren negras.
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