Algo de las noticias me hizo recordar una novela de José Saramago. Y es esto: en las elecciones que se vienen haciendo este año en la Argentina está bajando la participación. El dato, claro, preocupa: votó un 5 por ciento menos de gente que en 2019. Casi cinco millones de personas pensaron que para qué. Este domingo en la provincia de Chubut entró al cuarto oscuro apenas el 69 por ciento de quienes estaban habilitados y votó en blanco el 10.49 por ciento. En octubre, en este país se cumplen 40 años de las elecciones que nos llevaron de vuelta a la democracia. ¿Ya está? ¿Nos aburrimos? ¿Nos desilusionamos? Y si nos desilusionamos… ¿qué pasa?
Bueno, en 2004 —¡hace casi 20 años!— el Premio Nobel portugués publicaba Ensayo sobre la lucidez, una novela que sin dudas aludía a su obra más resonante —Ensayo sobre la ceguera— pero que planteaba otra cosa.
En ese primer libro, el de la ceguera, de un día para otro toda la gente -menos una persona- quedaba ciega y eso, actuar sin que te vean, producía un descalabro social, desintegración, todo tipo de desmanes. El sálvese quien pueda multiplicado por un país entero. Habrá brutalidad pero también alianzas y solidaridad, claro. Y todo lo que se ve cuando algo nos saca el piloto automático y nos hace ver de verdad (sí, quizás haga falta no ver para ver, como te imaginaste).
En Ensayo sobre la lucidez, en cambio, más que una brutalidad colectiva hay inteligencias individuales que convergen. Saramago dirá -ya veremos cómo- que en el corazón de la democracia está la fórmula para hacerla estallar pero no propone una acción de conjunto sino una especie de revelación uno por uno. Voy al argumento.
La novela
La capital portuguesa celebra elecciones un día muy muy lluvioso. Primero no va casi nadie a las urnas y luego, a poco del cierre, caen todos en cívico montón, para alivio de las autoridades. Pero cuando abren los sobres… gana el voto en blanco.
Entonces, amparándose en la irregularidad meteorológica, llaman a elecciones de nuevo. Todos al rincón de pensar y cuando cuentan los votos una semana después… “Partido de la Derecha, ocho por ciento, Partido del Medio, ocho por ciento, Partido de la Izquierda, uno por ciento, abstenciones, cero, votos nulos, cero, votos en blanco, ochenta y tres por ciento”. Votos en blanco, 83 por ciento. Una opinión más que contundente.
Las autoridades entienden el mensaje e interpretan que esos votantes son el enemigo. Los espían, interrogan a algunos, encarcelan a otros sin mayor motivo. Los llaman subversivos. Decretan el estado de sitio de la ciudad, eligen aislarla del país, no sea cosa que contagie. Y, finalmente, abandonan Lisboa. Como cumpliendo el reclamo argentino del “que se vayan todos”, arman una caravana, cruzan la “frontera” y dejan la ciudad sin Estado. Apuntan al caos. Y el caos llega... a veces de la mano de quienes deberían prevenirlo.
En los meses posteriores a la publicación del libro, Saramago le dijo a la periodista Silvina Friera: “Los políticos prefieren la abstención al voto en blanco, porque para la abstención se encontrarán todas las justificaciones más conocidas. ¿Qué quiere decir votar en blanco? El ciudadano que salió de su casa para votar no renuncia a sus obligaciones electorales, pero dice que lo que hay no le gusta. Esto se podría publicar en un artículo de un periódico o en un ensayo, pero he decidido hacerlo en una novela: la lucidez de una gran parte de una ciudad que un poquito cansada decide manifestar su insatisfacción: no sale a la calle a hacer una revolución, ni dispara un tiro, sencillamente vota en blanco. En el caso de la novela, el poder entendió que su única respuesta era la represión”.
Así es: el Gobierno se va, al rato hay paro de recolectores de basura pero las cosas se solucionan, dijimos, por decisiones individuales; unas horas después salen las mujeres a la calle a barrer la vereda y ordenar... hasta que los recolectores deciden volver porque están del lado de esta rebeldía.
La sociedad se organiza, como si dijera que hay que tomársela en serio, que ese voto no ha sido un juego. Así como no se llenan las calles de basura, no hay policía pero no suben los crímenes. Se sostiene con los hechos lo que se hizo en el cuarto oscuro.
En la novela el gobierno busca desesperadamente -y con sus peores armas- una confabulación, una organización, un líder, un culpable. La hipótesis de Saramago es exactamente la opuesta: no hay líder, hay un hartazgo de los comunes.
“El sistema democrático tiene dentro una bomba, que es el voto en blanco. Y la intención no es destruirlo sino reformarlo, renovarlo y reinventarlo. El día en que una mayoría de electores, en cualquier país del mundo, votara en blanco, la pregunta sería : ¿qué hacen ahora los políticos ?, ¿qué hacen ahora los partidos?”, le dijo el escritor —que murió en 2010— a la revista española Rojo y Negro.
Nacido en 1922, Saramago gustaba decir que era un “comunista hormonal” pero estaba distanciado del comunismo real, al punto que en abril de 2003 escribió una nota en el diario El País haciendo explícito que se alejaba de Cuba a partir del fusilamiento de tres hombres que habían secuestrado una lancha de pasajeros para escapar a Miami y que fueron acusados de terrorismo. “Cuba no ha ganado ninguna heroica batalla fusilando a esos tres hombres, pero sí ha perdido mi confianza, ha dañado mis esperanzas, ha defraudado mis ilusiones. Hasta aquí he llegado”, escribió.
Un año más tarde apareció esta novela política que, además, el autor presentó pueblo por pueblo en Portugal. Creía en esa herramienta. No la abstención, el voto en blanco. No la indiferencia, la decisión de rechazar las opciones existentes. ¿Y entonces? ¿Sabemos qué hay que hacer con la democracia?
Me lo dijo tras una entrevista en 2003, mientras mirábamos los resultados de esa primera vuelta electoral en la que Carlos Menem le ganó por cuatro puntos a Néstor Kirchner (y luego no se presentó al ballotage). ¿Sabemos qué hacer? “Yo sé qué, pero no sé cómo”, me dijo. “Mi respuesta es: reinventar la democracia. ¿Y eso cómo se hace? Ay, lo siento, pero no sé”.
Mis subrayados
1. “Hubiera sido preferible retrasar las elecciones, dijo el delegado del partido del medio, pdm, desde ayer llueve sin parar, hay derrumbes e inundaciones por todas partes, la abstención, esta vez, se va a disparar”.
2. “Por la noche, el primer ministro fue a la televisión para anunciarle al pueblo que, de acuerdo con las leyes vigentes, las elecciones municipales se repetirían el domingo próximo”.
3. “Traía un papel en la mano, pero casi no lo leyó, apenas le lanzó alguna que otra mirada para no perder el hilo del discurso, ‘Queridos conciudadanos, dijo, el resultado de las elecciones que hoy se han realizado en la capital es el siguiente, partido de la derecha, ocho por ciento, partido del medio, ocho por ciento, partido de la izquierda, uno por ciento, abstenciones, cero, votos nulos, cero, votos en blanco, ochenta y tres por ciento’”.
4. “El primer ministro reconoció que la gravedad de la situación era extrema, que la patria había sido víctima de un infame atentado contra los cimientos básicos de la democracia representativa, Yo lo llamaría una carga de profundidad lanzada contra el sistema, se permitió decir (...)”.
5. “Con el paso de los días, de un modo casi imperceptible al principio, comenzó a notarse que la palabra blanco, como algo que de pronto se hubiese convertido en obsceno o malsonante, estaba dejando de utilizarse, que las personas se servían de rodeos y perífrasis para sustituirla. De una hoja de papel blanco, por ejemplo, se decía que estaba desprovista de color, un mantel que toda la vida había sido blanco pasó a tener el color de la leche, la nieve dejó de ser comparada con un manto blanco para erigirse en la mayor albura de los últimos veinte años”.
6. “Una mañana las calles de la capital aparecieron invadidas de gente que llevaba en el pecho pegatinas, rojo sobre negro, con las palabras, ‘Yo voté en blanco’, de las ventanas pendían grandes carteles que declaraban, negro sobre rojo, ‘Nosotros votamos en blanco’, pero lo más visible de todo, lo que se agitaba y avanzaba sobre las cabezas de los manifestantes, era un río interminable de banderas blancas que confundió a un corresponsal despistado hasta el punto de telefonear a su periódico para informar de que la ciudad se había rendido”.
7. “(...) lo que traigo aquí es nada más y nada menos que una propuesta de retirada múltiple, un conjunto de acciones que algunos tal vez consideren absurdas, pero que tengo la certeza de que nos conducirán a la victoria total y al regreso de la normalidad democrática, a saber, y por orden de importancia, la retirada inmediata del gobierno a otra ciudad, que pasará a ser la nueva capital del país, la retirada de todas las fuerzas del ejército allí establecidas, la retirada de todas las fuerzas policiales, con esta acción radical la ciudad insurgente quedará entregada a sí misma, tendrá todo el tiempo que necesite para comprender lo que cuesta ser segregada de la sacrosanta unidad nacional, y cuando no pueda aguantar más el aislamiento, la indignidad, el desprecio, cuando la vida dentro se convierta en un caos, entonces sus habitantes culpables vendrán hasta nosotros con la cabeza baja implorando nuestro perdón”.
8. “En cuanto a la comida, un grupo de especialistas en alimentación, también llamados nutricionistas, fueron encargados de elaborar una lista de menús mínimos que, sin sujetar a la población a una dieta de hambre, le hiciese sentir que un estado de sitio llevado hasta las últimas consecuencias no es lo mismo que unos días de vacaciones en la playa”.
9. “Lo discutimos y llegamos a un acuerdo, señor presidente, aislar a la población, dejarlos que cuezan a fuego lento, más pronto o más tarde es inevitable que comiencen a surgir conflictos, los choques de intereses sucederán, la vida cada vez será más difícil, en poco tiempo la basura invadirá las calles, señor presidente, cómo se pondrá todo si las lluvias vuelven, y, tan seguro como que soy primer ministro, habrá graves problemas en el abastecimiento y distribución de los alimentos, nosotros nos encargaremos de crearlos si resulta conveniente”.
10. “Por mucho que se haya intentado y se siga intentando, nunca se conseguirá que la gente piense de la misma manera, Esta vez se diría que sí, ‘Demasiado perfecto para ser verdadero’, señor presidente”.
11. “Ahora sois una ciudad sin ley. No tendréis un gobierno para imponer lo que debéis y no debéis hacer, cómo debéis y no debéis comportaros, las calles serán vuestras, os pertenecen, usadlas como os apetezca, ninguna autoridad aparecerá cortando el paso y dando el buen consejo, pero tampoco, atended bien lo que os digo, ninguna autoridad os protegerá de ladrones, violadores y asesinos, ésa será vuestra libertad, disfrutadla”.
12. “Al mediodía exacto, de todas las casas de la ciudad salieron mujeres armadas con escobas, cubos y recogedores y, sin una palabra, comenzaron a barrer las portadas de los edificios donde vivían, desde la entrada hasta el medio de la calle, donde se encontraban con otras mujeres que, desde el otro lado, para el mismo fin y con las mismas armas, habían bajado. (...) barrer su portada precisamente fue lo primero que hicieron estas mujeres de la capital, como en el pasado también lo habían hecho en las aldeas sus madres y abuelas y no lo hacían ellas, como no lo hacen estas, para desviar de si una responsabilidad, sino para asumirla”.
13. “Estaba a punto de llevarse el tenedor a la boca cuando una explosión hizo estremecer el edificio de arriba abajo, al mismo tiempo que reventaban en añicos los cristales exteriores e interiores, mesas y sillas se derrumbaron, había personas, gritando o gimiendo, algunas heridas, otras aturdidas por el choque, otras trémulas del susto”.
14. " Nadie parece saber lo que va a suceder aquí, pero existen motivos para temer que la multitud se está preparando para asaltar el palacio presidencial, no siendo de excluir, incluso podríamos admitir como altamente probable, que saquee la residencia oficial del primer ministro y todos los ministerios que encuentre a su paso”.
15. “A mí lo que me asombra es que no se oiga un grito, un viva, un muera, una consigna que diga lo que la gente pretende, sólo este silencio amenazador que causa escalofríos en la columna”.
* Esta es una versión del newsletter “Leer por leer” que se entrega cada jueves. Si querés recibirlo en tu mail, registrate en este enlace.