Después de 40 millones de ejemplares vendidos de su saga Divergente, que también ha llegado al cine, la escritora estadounidense Veronica Roth regresa ahora con una nueva distopía, Poster girl, donde explora los peligros de las nuevas tecnologías y los dilemas morales que plantean.
En una entrevista por videollamada con EFE desde Chicago, Roth explica que volvió a sentarse ante el ordenador al pensar en qué les debe ocurrir a las personas que en un determinado momento apoyaron a un gobierno dictatorial el día en el que este es sustituido por otro sistema. “¿Qué consecuencias tiene este hecho?”, se preguntaba.
Publicada por Planeta, en la novela Poster girl da a conocer al personaje de Sonya Kantor, una joven cuya imagen fue utilizada en un cartel propagandístico por parte de un gobierno que durante décadas controló a la población a través de un implante ocular, la denominada “clarividencia”, con el que premiaba o castigaba a los súbditos según sus acciones.
Aunque la historia transcurre en el futuro, la novelista no rehuye que en algunos aspectos las nuevas tecnologías forman ya parte indisoluble de cada uno de nosotros, algo que le da “un poquito de miedo”. Y agrega: “En esta novela - que no está pensada para un público sólo juvenil como Divergente- de lo que quería hablar, en realidad, es de lo fácil que aceptamos todo lo que nos piden estas tecnologías, lo fácil que pulsamos un me gusta sin pensar nunca en las consecuencias”.
A su juicio, aunque pueda parecer que no, “sí podemos rebelarnos contra estos sistemas que nos vigilan y nos controlan”, algo que le alarma, aunque a muchos parece no molestarles e incluso bromean con ello. “Y, ojo, yo tampoco soy inmune, pero soy de las que cree que hay que andarse con cuidado”.
Desconectada unos meses de las redes sociales
Durante los meses en los que estuvo trabajando en el primer borrador de su libro, Roth no se conectó a sus redes sociales: “Me interesaba conocer qué me pasaba, si lo echaría en falta. Con el paso de los días, me di cuenta de que ni se me venían a la cabeza y que estaba muy bien salir a la calle y no contar a nadie lo que estaba haciendo”.
“¿Por qué tienes que contarle a un cacharrito lo que haces o lo que dejas de hacer?”, se pregunta hoy.
Ella misma se responde que, aunque “igual individualmente no puedas luchar contra los grandes sistemas, sí puedes hacer pequeñas cosas, como ir a un sitio y no explicarlo o no grabarte, en plan postureo, para que otros te vean. Eso es lo que hay que reivindicar para uno mismo”, zanja.
Novela de diferentes capas, en la que hay amor, persecuciones y misterios por resolver, Poster girl es también una obra que trata sobre la identidad, la memoria y el perdón.
No niega que construir el personaje de Sonya Kantor fue uno de los “desafíos” más grandes que ha tenido en su carrera, porque “empieza en un entorno muy claustrofóbico, incluso dentro de su propia mente, sin que pueda pensar claramente, mientras que otros protagonistas míos tenían muy clara la visión del mundo”.
Además, reconoce que no es fácil que al lector le guste ella ni lo que piensa, “pero ha sido delicioso crearla y, en mi caso, perdonarla por cosas del pasado. Ella también acaba perdonando, pero no puedo desvelar nada más”, advierte.
Roth (Nueva York, 1988), que estudió Escritura Creativa en la Universidad Northwestern, explica que siempre escribe con una pauta, con una estructura, pero “cuando me pongo a escribir juega lo consciente y lo inconsciente y es muy importante escuchar tu voz interior, porque es tu instinto, es tu personalidad y la pones en el papel, pones esas revelaciones que escuchas”.
Fuente: EFE
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