“Ante numerosas consultas, aclaro que nunca estudié economía ni finanzas en ninguna parte del mundo. No estoy para ir a escuchar pelotudeces a la universidad. Soy meramente un hombre del mercado y un judío especulador del estrato más bajo de la sociedad. Soy el capitalismo”.
Así se presenta el abogado y analista financiero argentino Carlos Maslatón al comienzo de Téngase presente, su primer libro del que puede leerse un adelanto exclusivo al final de esta nota. Pero este no es un libro sobre derecho o sobre los mercados, como tampoco es un libro de memorias o un diario.
“Este libro es, mayoritaria pero no exclusivamente, el resultado de mi interactividad en Internet durante el último cuarto de siglo. Es el resultado de mis posteos en foros online, tanto los iniciados en la prehistoria social de la web como los más organizados y desarrollados a partir de Facebook y Twitter hace una década y media”, escribe Maslatón, que en los últimos años se convirtió en una sensación de las redes sociales con más de 300 mil seguidores, frases de cabecera y un universo amplio pero definido.
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De por qué no tolera el plástico (que, claro, no tiene un motivo ambientalista de fondo) a por qué Jesús era ultraliberal. De la Coca-Cola de vidrio y la soda a su viaje a Qatar para el Mundial. De su no consumo de drogas a su “inmortalidad”. Del “ecologismo neomarxista” de las películas de dinosaurios a por qué no hay que interpretar lo desconocido en base a lo que ya conocemos. Todo esto y mucho más en Téngase presente. El mundo según Carlos Maslatón.
“Téngase presente. El mundo según Carlos Maslatón” (fragmento)
Este libro es, mayoritaria pero no exclusivamente, el resultado de mi interactividad en Internet durante el último cuarto de siglo. Es el resultado de mis posteos en foros online, tanto los iniciados en la prehistoria social de la web como los más organizados y desarrollados a partir de Facebook y Twitter hace una década y media. El libro está organizado por tópicos que van desde la guerra hasta la soda y que no son otra cosa que los temas centrales de mi vida.
Algunos de los textos se relacionan con noticias o situaciones muy específicas y otros tienen un carácter universal, pero aun en estos casos debe tenerse en cuenta que no soy una persona que decida escribir en abstracto y porque sí: todo lo que digo responde a algo o a alguien. Carezco de capacidad para inventar escritos cuyo contenido no se vincule con hechos específicos que suceden, que hayan sucedido o que, de acuerdo a mi propio sistema predictivo de acontecimientos futuros –sean políticos o económicos–, puedan suceder.
He vivido muy intensamente los últimos cincuenta años de la historia de la humanidad. Recuerdo todo o casi todo lo que pasó, mes por mes, semana por semana. Puedo dar detalles de los procesos políticos, de los procesos económicos, del desarrollo de la cultura, de la modificación de las relaciones sociales en esta etapa de medio siglo y contar la historia, la historia general y la historia social de la Argentina, de los Estados Unidos y de varios países más o regiones del planeta. Mi cerebro funciona ordenando cronológicamente y se desplaza para atrás y para adelante en la línea del tiempo, aunque es mucho más débil en lógica y en filosofía abstracta.
No guardo diarios personales. Si digo de memoria qué sucedió en tal o cual fecha, no es por buscar archivos manuscritos en ninguna parte ni por contar con un diario en cuaderno de esos que te mandaban a abrir las maestras en la década de 1960, sino por tener clasificados en el pensamiento los acontecimientos públicos más significativos, recordar sus fechas y saber qué hice yo y dónde estaba y por qué en esos momentos determinados.
Ante numerosas consultas, aclaro que nunca estudié economía ni finanzas en ninguna parte del mundo. No estoy para ir a escuchar pelotudeces a la universidad. Soy meramente un hombre del mercado y un judío especulador del estrato más bajo de la sociedad. Soy el capitalismo.
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Me miró tres segundos y huyó despavorida
Un día una compañera de trabajo se acercó a mi posición en la oficina y me pidió una aspirina. Cuando le contesté que no tenía y que no consumo drogas, me dijo: “Maslatón, ¿cómo hacés para mantenerte despierto veintidós horas por día todos los días?”. Le respondí: “Compañera, hay tres razones para que ello suceda y sea posible: 1) soy indestructible; 2) soy invencible; 3) soy inmortal”. La chica me miró tres segundos y huyó despavorida.
Un animal que se lo come todo
Por la presente comunico que no veré más películas de dinosaurios hasta tanto los conchudos de Hollywood modifiquen la ideología de los guiones y de su realización y giren de la izquierda hacia la derecha. A treinta años de la primera Jurassic Park, es inadmisible que sigan presentando al dinosaurio como bueno y al hombre como malo, así se trate de un animal que se lo come todo y que no tiene ninguna clase de consideración. No acepto más que, en nombre del ecologismo neomarxista, el hombre tenga que respetarle al dinosaurio todos sus excesos y desatinos y que no se pueda defender disparándole debidamente con armas de fuego.
La supervivencia del vidrio
Me gusta la Coca-Cola clásica pero en una versión que ya casi no existe: botella de vidrio de 396 cm3 y realmente fría, tomada de una del pico, y al terminar, si da y no molesta a terceros, reventar el envase de vidrio contra una pared con fuerte lanzamiento tipo granada. Los envases de plástico no enfrían, tienen gusto repugnante y bajo gas, todo lo cual le cambia el sentido fundacional al producto, como lo hace el indefendible agregado de hielo.
He operado la acción de Coca-Cola en el New York Stock Exchange durante los últimos treinta años (NYSE: KO). La empresa es componente del Dow Jones Industrial y constituye un producto financiero representativo por excelencia del liberalismo y del capitalismo. Pero me temo que esté finalizando de largo plazo un ciclo bullish total desde los mínimos del año 1974, y que tal vez veamos un retroceso cuyos fundamentos hoy no se aprecian claros pero que, me aventuro a creer, pueden relacionarse con tanto manoseo de la bebida original y con la tendencia mundial anticapitalista a ofrecerla en el nefasto envase de plástico. Sigo librando la batalla por la supervivencia del vidrio.
Ultra-liberal en verdad
Jesucristo era liberal, ultra-liberal en verdad. Desde la Baja Galilea hasta Jerusalem, todo lo que dijo e hizo fue liberal ortodoxo, en lo político, en lo económico, en lo social. La multiplicación de los panes y los peces es liberal. La parábola del hijo pródigo es liberal. El Sermón de la Montaña: no se ha escrito proclama más liberal y antiestatista en la historia. Mateo 5 es emocionante. La escena con los mercaderes del Templo es una espectacular actuación contra el monopolio y a favor del libre mercado.
Quienes alegan que fue un marxista o un pre-marxista no entienden nada acerca del contexto en que Jesucristo desarrolló su militancia en el antiguo Israel ocupado por los romanos, ni acerca del ciclo económico en que se encontraba Judea entre el año 20 d. C. y el año 30 d. C. aproximadamente. Tampoco entienden la naturaleza del desprecio a los ricos de entonces, señores. ¿Qué clase de ricos eran? ¿Se la ganaron en el mercado sirviendo al consumidor, o la que tenían se la afanaron a los demás integrando un sistema totalitario de gobierno con forma totalitaria de estado? Ellos, por supuesto, no tuvieron y no debieron tener la prioridad para entrar en el Reino de los Cielos.
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Vas a seguir patinando
El mundo que te rodea, las cosas que vos conocés, no pueden ser tomadas como referencia para conocer e interpretar el mundo que vos no conocés o el que vas descubriendo. Si todo lo que ves, si las novedades que te llegan, las pasás por el modelo de análisis de lo previamente conocido, patinás y vas a seguir patinando. Ahora, si creés que tu mundo es el eje del universo y que todo lo que existe y todo lo que pasa debe ser filtrado por el modelo de funcionamiento de tu mundo, seguí adelante.
Belgrano
Detesto el barrio de Belgrano, un lugar en el que todos piensan y hacen exactamente, pero exactamente, todo lo contrario de lo que yo pienso y hago. En cualquier asunto, público o privado, Belgrano es siempre mi contra-referente. Me molesta todo de Belgrano, sin excepciones.
Qatar
Se me ha preguntado reiteradamente en las redes sociales por qué estuve en Qatar durante todo el Mundial 2022. Pues bien, como se recordará, el 10 de julio de 2021 la Argentina ganaba la Copa América en el Maracaná con el 1 a 0 de Di María contra Brasil tras 28 años sin poder lograr el título, y encontrándome yo en Miami-Estados Unidos posteaba al instante en Twitter: “Asistiré de punta a punta a Qatar 2022″.
El 18 de septiembre escribía en la misma red: “Yo estaré en Qatar. Volveremos con la Copa”. El 7 de diciembre continuaba en tema y decía: “Cómo van a sufrir los que jueguen a favor de la Argentina para abajo. El país se levanta, la economía vuela, los activos se recuperan y se genera más riqueza. Para colmo ganaremos Qatar 2022. Será masacre de vendidos y los ideólogos de ‘chetoslovaquia’ quedarán aniquilados”.
Seguía bien manija, con sentimientos muy bullish para la Argentina tras largos años del país en tendencia bearish, y el 8 de diciembre, siempre de 2021, agregaba: “Ganar el Mundial 2022 en Qatar debe ser absoluta prioridad nacional y factor de unidad entre todos los argentinos”.
Bearish y bullish
Bearish viene del modo en que ataca el oso (bear), hacia abajo, y quiere decir bajista, negativista, escéptico. Bearish es un tipo que en vez de comprar vende porque ve más caída, vende inclusive aquello que no tiene esperando recomprarlo más abajo.
En todos los pisos de la economía aparecen mayorías de opiniones públicas que sienten lógicamente que todo está muy mal y se quedan con la imagen del daño causado y no pueden concebir que las cosas puedan mejorar. Casi como que se regocijan con el desastre y lo desean aunque se perjudiquen a sí mismos, porque les hace feliz la fotografía intelectual del desastre y carecen de la apertura mental para admitir el cambio de tendencia.
Bullish, en cambio, viene del modo en que el toro (bull) ataca, hacia arriba, y quiere decir alcista, de tendencia financiera y económica ascendente. En los topes de los mercados la mayoría de las personas son bullish, porque naturalmente siguen la corriente y la apariencia de lo que está sucediendo, sin poder divisar, por falta de “fundamentos”, las razones para un descenso. En cambio, en los pisos de los mercados y de la economía son ínfimas las personas que consideran que lo peor ya ha pasado y que el movimiento será al alza. En este punto del ciclo, algunos individuos dicen: “Yo, aquí, compro”. Es el capital aventurero.
Quién es Carlos Maslatón
♦ Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1958.
♦ Es abogado y analista técnico de mercados financieros.
♦ Se desempeñó como concejal de la Ciudad de Buenos Aires entre 1987 y 1991 con la UCeDé.
♦ Téngase presente es su primer libro.
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