Así empieza “Vida imaginaria”
«El autor se confiesa»
He reunido en este volumen algunos de mis artículos publicados en La Stampa y en el Corriere della Sera en el curso de los últimos años. Solo «Vida imaginaria», que está al final, es inédito.
La verdad es que cuando escribía estos artículos me decía que el día en que me decidiera a recogerlos en un único volumen los corregiría y los ampliaría. Pero no lo he hecho y la mayoría se ha quedado como estaba. Me resulta difícil, o mejor dicho imposible, meter mano a algo que escribí hace años o meses. El deseo de ampliar, o recortar, o aclarar, solo perdura mientras escribo. Cuando acabo, o creo que he acabado, mi relación con lo que he escrito se rompe. Entre las faltas y las culpas en las que incurre mi comportamiento con respecto a lo que escribo, de las que soy consciente, esta me parece una de las peores, o la peor.
Con exclusión de «Vida imaginaria», que no sé por qué escribí, los artículos recopilados en este volumen fueron escritos para respetar el compromiso, contraído sobre todo conmigo misma, de colaborar con una cierta constancia en las páginas culturales de los periódicos. Empecé a colaborar en las páginas culturales hace unos ocho años, y cuando lo hice pensé que no sería algo duradero, porque no me veía capaz de escribir para cumplir con una obligación. Siendo una novelista, me resultaba raro tanto escribir para respetar un compromiso como entablar con las personas que leerían mis textos una relación no de naturaleza oscura y subterránea, como la que une a quien escribe libros con quienes los leerán, sino una relación de alguna manera expuesta a la luz del sol, porque un artículo periodístico se convierte inmediatamente en blanco de aceptación o rechazo, mientras que un libro toma derroteros lentos y oscuros.
De la repulsión que causa estrechar con los lectores una relación tan áspera y expuesta, del miedo a escribir mal por prisa y por ansiedad, del deseo por enterrar en las profundidades de uno mismo la ansiedad y la prisa y de anular la expectación que genera la aceptación o el rechazo, y del deseo de escribir como siempre se ha escrito, es decir, sin prisa y sin ansiedad y manteniendo con quienes leerán relaciones insensibles y subterráneas, nace en el novelista la atormentada felicidad de escribir artículos para las páginas culturales de los periódicos.
Quién fue Natalia Ginzburg
♦ Nació en Palermo, Italia, en 1916. Falleció en Roma, Italia, en 1991.
♦ Fue escritora y política.
♦ Escribió libros como La ciudad y la casa, Las pequeñas virtudes y Nunca me preguntes.
♦ En 1983 fue elegida diputada del Parlamento por el Partido Comunista Italiano.
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