El holocausto ha sido uno de los capítulos más oscuros de la historia. Este trágico período en el que el régimen nazi, liderado por Adolf Hitler, exterminó de manera sistemática a millones de personas, entre ellos judíos, gitanos, homosexuales, personas con discapacidad y hasta opositores políticos, marcó a la humanidad.
Relatos que dan cuenta de lo que se vivió en campos de concentración como el de Auschwitz, como el del escritor Marcos Alvo, en su novela Mi abuela estuvo en Auschwitz, resultan imprescindibles para preservar la memoria, prevenir genocidios, aprender, generar conciencia e inspirar en la lucha por los derechos humanos.
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Este libro reconstruye la historia de una mujer que pudo sobrevivir a los campos de concentración nazi en la Segunda Guerra Mundial y cómo vivió sus últimos años en Chile.
Sobre la motivación de escribir este libro, Marcos Alvo explica que todo surgió escuchó por primera vez el testimonio de su abuela en una entrevista que le hizo un equipo enviado por el director de cine Steven Spielberg. A partir de este momento se propuso armar las piezas del rompecabezas.
“Tampoco es solo una tragedia, porque lo que efectivamente logró mi abuela y lo que trato de poner en mis palabras cuando narro el libro, es cómo ella no se dejó jamás definir por la victimización, ni por el dolor ni por el horror, sino que por el deseo de transformar esa venganza en vida”, contó Alvo a Penguin Random House.
“Mi abuela estuvo en Auschwitz” de Marcos Alvo
“Lo único que asoma fuera de la cama es su brazo izquierdo. En medio de sábanas blancas con dibujos celestes parecidos a cristales de hielo, aún se puede leer —a pesar de la pigmentación de la piel— el número 4 0 5 7 8, al lado de un lunar que hace las veces de cero. Vier null fünf sieben acht. Dafne, mi hermana, decide eternizar el momento en una foto. A su brazo. Al tatuaje. Al número que, no contentos con perpetuarlo en tinta, convirtieron en su identidad para así diferenciarla de los otros objetos del inventario del campo. Una silla. Una carretilla. Una persona. Naturaleza muerta”. (Tomado de Mi abuela estuvo en Auschwitz).
Así inicia la historia de una mujer que se negó a quedarse como víctima, un relato de su vida y lucha escrito por su nieto, Marcos Alvo, quien el día que la vio partir se hizo la promesa de reconstruir su vida, tan inspiradora como cruda en una experiencia como ninguna otra. En esta novela histórica concentró los recuerdos individuales y colectivos con una importante investigación histórica basada en testimonios, diarios, entrevistas y cartas.
Las páginas de este libro transportan al momento en que Dezi, su abuela, estaba muriendo en un hospital; allí, esperando a una de sus hijas para despedirse, dio origen a un valiente relato.
La historia de Dezi inicia en Salónica, en el año 1925. Perdió a su familia durante la Segunda Guerra Mundial y tras sobrevivir a los campos de concentración de Auschwitz, tuvo que huir, como tantos otros, a un país desconocido para recomenzar su vida. Así llegó a Chile.
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“Ya sea por no estar habituada a las cámaras o por la reticencia a hablar de su pasado, mi abuela se mantiene inmóvil como si posara para una foto, con los labios estirados en una sonrisa forzada”.
Alvo escribió esta historia al estilo Cortázar, con saltos que permiten ir y venir en los capítulos, intercalando los recuerdos de Dezi junto con su propia voz, que complementa y muestra más información recopilada, también, de la memoria familiar.
Si bien, como sostiene el autor, no es una novela enfocada en la tragedia y el horror del tiempo que vivió su abuela, sí trae a la conversación escenas del Holocausto, entre ellas el confinamiento en guetos, la degradación humana, los olores, el hacinamiento, el hambre, el frío, la selección de quienes eran “útiles” y podían seguir trabajando, los hornos crematorios, las cámaras de gas, el comercio clandestino entre quienes escondían objetos de valor en su cuerpo, el esconder la enfermedad y la muerte.
Aun con una imagen y sede de infierno, Dezi logró mantener vivo su espíritu, que no solo le permitió sobrevivir a este lugar de terror, sino que además salvó la vida de otras mujeres. Fue así que pudo poner su bandera y contrarrestarlo todo construyendo vida sobre el horror que parecía imposibilitar encontrar la luz al final del túnel.
“Esta es una historia de resiliencia, es una historia de sobrevivencia y sobre todo una historia muy entrañable de lo que significa el sentido de la vida y de luchar por sobrevivir”, puntualizó Alvo.
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Sobre el autor: Marcos Alvo
♦ Es un apasionado por los libros, el teatro y las películas.
♦ Estudió publicidad en la Universidad de Artes, Ciencias y Comunicación, Uniacc.
♦ Es cofundador de la empresa de marketing The Cow Company y director de Ant Comunicaciones.
♦ Trabaja con la Fundación Chilena para la Adopción (Fadop), la Fundación Techo y forma parte del directorio del Vaad Hajinuj en el que preside el Instituto Hebreo.
♦ Su primera novela es Mi abuela estuvo en Auschwitz
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