Los libros clásicos son aquellos a los que acudimos cuando buscamos sabiduría, inspiración y creatividad. Sin embargo, algunas de estas grandes obras pueden abrumar por su extensión y complejidad.
No obstante, existen varias joyas de la literatura clásica que ofrecen una experiencia distinta, que pueden leerse de manera fácil y en poco tiempo, haciendo que los lectores (de distintas edades) tengan un momento gratificante que los acerque a otros títulos referentes en el mundo de las letras.
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“El principito” de Antoine de Saint-Exupéry
Entre los más divertidos libros clásicos se encuentra El principito. Esta obra entrañable de la literatura ha pasado de generación en generación fascinando lectores en distintos momentos a pesar de su brevedad que, por supuesto, no sacrifica la aventura emocionante y reveladora que podemos encontrar en sus páginas.
El principito aborda temas como la amistad, el significado de la vida, la soledad y el amor a partir de ilustraciones y una prosa poética que la convierte en una lectura conmovedora y a la vez filosófica para leer en solo un par de horas.
“Un mundo feliz” de Aldous Huxley
Para los amantes de la ciencia ficción o aquellos que quieren disfrutar de una novela que los sumerja en un mundo distópico, esta obra será el mejor acompañante. También puede ser una historia perturbadora que se desarrolla en un mundo dominado por los avances tecnológicos, dejando privados a los habitantes de la autenticidad y la libertad individual.
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“Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll
En el mundo de la literatura infantil encontramos una obra que sigue viva en la memoria de diferentes generaciones. Se trata de la curiosa vida de Alicia, quien emprende un viaje a un mundo fantástico con curiosos personajes que serán guías y acompañantes en su aventura. Aquí se desarrolla una historia llena de juegos de palabras que la hacen una lectura entretenida y ligera.
“La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson
Tan fascinante como divertida, esta historia ha enamorado a lectores desde hace casi 150 años, convirtiéndose además en fuente de inspiración para videojuegos, series de televisión, películas de cine y hasta cómics. Narra la aventura de un joven que va en búsqueda del tesoro emblemático de un reconocido pirata conocido como el Capitán Flint. Gracias a un ritmo rápido, quien se sumerja en sus líneas se quedará enganchado en cada momento lleno de suspenso y acción.
“Frankenstein” de Mary Shelley
Este es otro de los clásicos que dio el salto de las hojas a las pantallas muy poco tiempo después de que se publicara el libro, aunque con algunas distinciones. El libro de Shelley sumerge a los lectores en una historia que invita a reflexionar acerca de la condición humana a través de un joven científico, Víctor Frankenstein, con una “criatura demoníaca” que pondrá en cuestionamiento la naturaleza del ser humano.
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“La metamorfosis” de Franz Kafka
Por último, una joya de la novela corta escrita por Kafka. Aquí el lector se encontrará con una historia tan perturbadora como penetrante en la que una mañana Gregorio Samsa se despierta convertido en un insecto mayúsculo en la habitación en la que habría pasado la noche. Además de la premisa de “La metamorfosis”, la novela es también una invitación a reflexionar acerca de temas como la naturaleza humana, la soledad y la alienación, escrito con un estilo concreto en el mundo surrealista del autor.
Con un formato corto y claro, estos libros son una puerta abierta a la literatura atemporal, sin que por ello navegar en sus páginas sea sinónimo de tensión y complejidad por su extensión y lenguaje. ¿Por qué no reservar un tiempo en el día para disfrutar de estas obras maestras de la literatura clásica?
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