En el corazón de una familia se encuentran las historias más poderosas, aquellas que, a pesar de los años, continúan resonando y dejando su huella en el presente. La historia de Inés Rodríguez es una de ellas. Una mujer valiente y apasionada, cuya vida estuvo marcada por el amor y la lucha contra las adversidades.
Nacida a principios del siglo XX, vivió una vida que desafió las normas y los convencionalismos de su época. Desde temprana edad, experimentó un amor idílico que dejó una profunda huella en su existencia. Sin embargo, las restricciones impuestas por su padre la llevaron a tomar decisiones que marcarían el rumbo de su vida.
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En la década de 1920, se vio obligada a contraer matrimonio con Gonzalo Peláez, un hombre juguetón y mujeriego. Aunque el matrimonio trajo consigo una extensa descendencia, la relación estuvo marcada por la violencia y la falta de responsabilidad paterna. Fue una época de sacrificios y desafíos para Inés, quien se vio atrapada en un entorno opresivo por más tiempo del que hubiese esperado.
Con el tiempo, encontró la fuerza para liberarse de esas ataduras y perseguir su propio camino. Se involucró en la política y después de su partida su legado se mantuvo vivo a través de los escritos que dejó para su familia.
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Hasta el día de su muerte nadie supo que escribió duranteaños, y que lo hacía muy bien. En cuadernos registró toda su vida y las inquietudes que la atravesaban cada tanto, los pasajes de su historia y de la historia del país que ella ocupaba y la atravesaba.
Esas páginas escritas por Inés son un testimonio de su espíritu indomable y revelan el anhelo de libertad y la pasión por la escritura que la acompañaron.
Sobre ella no se tenía conocimiento alguno hasta que su bisnieta, la cineasta Luisa Sossa, hizo pública su historia en el documental ‘Inés: Recuerdos de una vida’, estrenado en 2013. Allí, queriendo entender su propia historia, terminó volcándose de lleno en el personaje, para intentar descifrarlo, despejar el enigma que fue su bisabuela.
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Con una prosa suave y rica en detalles, Inés documentó no solo sus días sino sus luchas políticas e intelectuales, y logró la que probablemente sea una de las obras más interesantes de la época del costumbrismo en Colombia.
Si bien su talento para la escritura fue revelado en el documental, a día de hoy no se tienen registros de editorial alguna que haya planeando publicar sus manuscritos. Bien sea por desconocimiento o por simple cuidado de la familia, que sus herederos hayan decidido preservar su obra como parte del legado familiar, los lectores nos estamos perdiendo de un tesoro nacional que se mantuvo oculto por muchos años.
La vida de Inés Rodríguez es un recordatorio de que las historias familiares tienen el poder de perdurar y resonar en nuestras propias vidas. Sería una pena que sus palabras nunca vieran la luz. Me imagino que, de publicarse, podría darse una situación similar como la que ocurrió con Emma Reyes cuando sus Memorias por correspondencia vieron la luz. Me gustaría creer que estamos ante un acontecimiento editorial sin precedentes en el país, y aguardo, elijo creer, que así será.
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