Un libro para recomendar: “Playlist. Música y sexualidad”, por Esteban Buch

El reconocido musicólogo va de lo más clásico a Spotify para estudiar el vínculo entre lo que escuchamos y el erotismo. Por qué las mismas canciones generan efectos diferentes.

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Flavia Pittella presenta "Playlist", de Esteban Buch

Playlist (fragmento)

Sex playlists

OLYMPE, nacida en 1989 en los suburbios de París, trabajadora del espectáculo, bisexual, tuvo su primera relación a los 14 años escuchando The Dark Side of the Moon de Pink Floyd (→14e). Estaba con su novio en su dormitorio y ella puso música lanzando una playlist de mp3 en su computadora. Quería poner Cat Stevens, y Pink Floyd le siguió sin que ella lo planeara. Dice que fue la canción Breathe, al principio del álbum, la que tenía en los oídos cuando él la penetró. Describe con precisión la introducción, Speak to Me, con el grito seguido del gran crescendo antes de la pulsación, constante durante el resto de la canción. “Realmente me tranquilizó, me ayudó a sentirme bien y todo fue más relajado”, dice, evocando una relación sin dolor con un compañero “que sabía escuchar”.

Ese día, la playlist de Olympe no estaba pensada para el sexo, sino que era solo el resultado del orden de sus descargas de Torrent, un sitio peer-to-peer ilegal. Durante los cuatro años que pasó con su primer amante, a menudo ponían ese disco de Pink Floyd. Después volvió a escucharlo al tener relaciones con otras personas, recordando a veces “los momentos que ya había vivido con esta música”, no por nostalgia, dice, sino para ir “más lejos en el placer”.1 Desde su adolescencia fue añadiendo a aquel disco otros temas favoritos para el amor, como Heaven de I Monster o Boyish de Japanese Breakfast, pero sin hacer una verdadera playlist, identificada como tal en su computadora. Se trata más bien de una colección mental e intemporal, en la que las experiencias recientes se mezclan con los primeros recuerdos de su vida sexual.

Otras personas sí tienen playlists pensadas explícitamente para el sexo. Tom, nacido en 1979 en la región francesa del Aveyron, músico aficionado, sin empleo, homosexual, cuenta que hace unos diez años grabó un CD con una “recopilación ideal para las relaciones sexuales” (→4c). Guarda un recuerdo preciso de la forma temporal de la selección: “Empezaba con una música un poco oscura”, “un poco electrónica, lenta, conceptual, y poco a poco iba hacia algo más alegre, más melódico, pero siempre un poco melancólico”. Llegó a repartir el CD entre sus amigos, “como una especie de broma”, pero la cosa no funcionó realmente porque su elección era demasiado extraña, dice, “una música un poco fría”. En otras palabras, su playlist era demasiado personal para compartirla.

Quién es Esteban Buch

♦ Nació el 30 de julio de 1963 en Buenos Aires, Argentina.

♦ Es profesor en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de París, donde dirige el Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje (CRAL).

♦ Ha recibido premios y reconocimientos como el Prix des Muses, la beca Guggenheim y el diploma al mérito en musicología de la Fundación Konex.

♦ Ha denunciado la presencia de nazis exiliados en Bariloche, ha participado en un documental sobre los desaparecidos de la dictadura argentina y ha escrito libretos de óperas contemporáneas.

♦ Entre sus libros se encuentran: El pintor de la Suiza argentina (1991) Música, dictadura, resistencia (2016), La marchita, el escudo y el bombo (con Ezequiel Adamovsky, 2016), El caso Schönberg (2010), Historia de un secreto (2008), The Bomarzo Affair (2003), La Novena de Beethoven (2001), y Breve historia de nuestra música grabada (2020), un ensayo sobre los diferentes soportes de la música desde el vinilo hasta el streaming .

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