Para Jaime Abello Banfi el futuro del periodismo está en las buenas prácticas de los periodistas y en su resistencia ante las mil y una barreras que se presentan. Lo dice quien lleva más de veinte años al frente de la entidad que fundaron con Gabriel García Márquez para la formación de periodistas cada vez más comprometidos y arriesgados, convencidos de que el oficio es solo uno y hay que llevarlo a cabo, contra viento y marea.
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Oriundo de Barranquilla, Abello Banfi, que ha visto crecer a los más grandes periodistas de Latinoamérica, entiende bien que el oficio es dinámico y que, así como la sociedad cambia a un ritmo vertiginoso, el periodismo también necesita evolucionar, adaptarse. Constantemente en crisis, no le queda de otra que aferrarse a su mejor versión para salir adelante.
Con motivo de la edición número once del Festival Gabo, el director de la fundación llega hasta las oficinas de Infobae en Bogotá para hablar sobre el evento que se ha convertido en el espacio ideal para impulsar las mejores prácticas del periodismo contemporáneo y conectarlas con la gente. Café de por medio, habla sobre el surgimiento de la inteligencia artificial y su irrupción en el campo del periodismo, también sobre podcast, periodismo sonoro, buenas prácticas y, desde luego, de García Márquez y los colegas que han partido, como el francés Jean-François Fogel y el colombiano Karim Ganem Maloof.
— Fueron varios años los que compartió usted con Gabriel García Márquez. No puedo evitar preguntarle por su libro inédito, “En agosto nos vemos”. ¿Cómo acoge esta noticia de su publicación el año próximo?
— En mi opinión, el hecho de que Rodrigo y Gonzalo García Barcha se hayan arriesgado con esto, después de casi diez años de la muerte de García Márquez, me parece de lo más razonable. La decisión les deja claro a los lectores que es una obra iniciada, pero no terminada por su autor. Es una obra que se entrega al mundo con las reservas de no haberse cerrado y que, aun así, se puede compartir. Es un trabajo en proceso que nos permitirá disfrutar de una versión de Gabo que no conocíamos.
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— Como director de la Fundación Gabo, constantemente está expuesto a lo que pasa en el periodismo latinoamericano. Si tuviera que hacer una evaluación de su estado, hacia dónde va, de qué se ocupa...
— Nuestro periodismo hoy está atravesado por temáticas, no solo de interés colectivo, sino que obedecen a una realidad social: violencia de género, crimen organizado, estallido social, medio ambiente, memoria histórica, etc. Es un periodismo vibrante, donde lo que llamamos “el hormiguero”, que es el nombre que en la Fundación Gabo le estamos dando a los medios digitales emergentes, va ganando cada vez más terreno. Definitivamente, hay una coexistencia de estructuras alternativas de cómo se hace el periodismo. Antes, todo se hacía en las grandes firmas. Hoy en día, puede verse un enorme escenario donde diversos medios coexisten a partir de causas, que no necesariamente los hace activistas. Es un periodismo más comprometido, que refleja una decisión de lucha.
— Y es también un periodismo más arriesgado. ¿Cuáles son las dinámicas de ese escenario que menciona?
En ese escenario, los periodistas llevan a cabo su oficio no tanto por reconocimiento, sino por vocación, ponen en peligro, inclusive, sus propias vidas, demuestran un gran coraje, una gran decisión; periodistas que se autofinancian en países donde no hay apoyo ni respaldo para el periodismo. Su ejercicio da cuenta de una resistencia ante los ataques que sufre la credibilidad del oficio. Son actores comunicacionales que nos permiten tener muchas razones para creer en el periodismo, en una época en que, una vez más, está sufriendo tanto descrédito.
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— El Festival Gabo se presta como un espacio para debatir sobre el rumbo de nuestro periodismo y acercarlo a la gente. ¿Cómo ha sido su recepción desde que se instalaron en la capital colombiana?
— Desde el año pasado queremos consolidar el proyecto en Bogotá como un festival iberoamericano que esté abierto a todo el público. La idea es que venga gente de todo el país y también de afuera, pero lo cierto es que hemos diseñado un festival para que los jóvenes de esta ciudad se sientan conectados. Los temas que manejamos, la diversidad, la inteligencia artificial, el podcast, el papel del periodismo, tienen un enfoque pensado para ellos, para que entiendan todo eso con lo que la gente convive a diario, los problemas ambientales, la corrupción, la búsqueda constante de soluciones. Creo que todo esto lo que busca es dejar en claro que el festival se hace de cara a la ciudadanía. No es un simposio académico ni una reunión de profesionales. Se trata de un encuentro que celebra las historias, que busca que el periodismo dialogue con la cultura, con la tecnología, pero sobre todo, con la ciudadanía.
— Entonces, ¿cómo sería la invitación para la gente?
— El festival está en marcha y dispuesto para que la gente se anime a usarlo, que vaya a los conciertos, a comer, a comprar libros, a tomarse un café, a oír una charla y luego tertuliar. Que sean ellos la razón para que hagamos una apuesta y el festival se quede en la ciudad.
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