Nadie más habría podido asumir la tarea de adaptar a formato gráfico la gran obra de ficción del escritor italiano Umberto Eco, y habría conseguido salirse con la suya como lo hizo Milo Manara, el aclamado historietista europeo. Si lo hacía él, alguien más habría tomado el reto, pero seguramente no estaríamos hablando de una obra maestra surgida a la luz de otra.
Gracias a Milo Manara existe hoy la primera novela gráfica de El nombre de la rosa, la obra que catapultó a Eco, considerada como el “thriller histórico más influyente de la historia de la literatura”, según La Vanguardia. El libro ahora cobra vida en viñetas gracias al genio del cómic italiano, en una bellísima edición bajo el sello Lumen, del grupo editorial Penguin Random House.
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Fue con la publicación de El nombre de la rosa que Eco rompió las barreras literarias, fusionando la erudición con el suspenso y llevando el thriller al género de la novela histórica. Desde su lanzamiento en 1980, el libro se convirtió en un impresionante éxito de ventas, traducido a más de 50 idiomas y vendiendo más de 60 millones de ejemplares en todo el mundo. Además, recibió prestigiosos premios literarios como el Prix Médicis en Francia y el Premio Strega en Italia.
La trama, narrada por el anciano Adso de Melk, relata su llegada en 1327 como novicio a una abadía de monjes benedictinos, acompañando al fraile franciscano Guillermo de Baskerville en su investigación de una serie de misteriosas muertes. En este oscuro mundo, el joven Adso descubre secretos sorprendentes.
Manara ha inspirado su interpretación del personaje de Guillermo en Marlon Brando, quien lo inmortalizó en la adaptación cinematográfica dirigida por Jean-Jacques Annaud y protagonizada por Sean Connery.
Heredero de la escuela de Hugo Pratt, el historietista italiano es reconocido a nivel mundial por obras como Las aventuras de Giuseppe Bergman, El clic, El gaucho, Verano indio y su biografía de Caravaggio. Su extensa trayectoria en el cómic abarca desde la década de 1970 hasta 2019. En 2022, Manara fue galardonado con el Premio Maestro del Cómic del Festival de Lucca, y donó su autorretrato a la colección de la Galleria degli Uffizi en Florencia.
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Este es el primer volumen de la novela gráfica de El nombre de la rosa. Se espera que el segundo vea la luz en 2024. Por lo pronto, esta primera tirada ya se encuentra entre los libros más vendidos en Italia y con su traducción al español hay esperanzas de que se trepe rápidamente a las estanterías de los lectores.
Y es que, ya se ha dicho, cuando un maestro del dibujo se encuentra con un maestro de la palabra, solo un resultado es posible. El trabajo de Manara es, simplemente, sublime.
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La adaptación de Milo Manara respeta fielmente la estructura de la novela de Umberto Eco, comenzando con una nota introductoria en la que nos revela que el libro que tenemos entre manos es un manuscrito descubierto por el autor. Esta premisa permite que Eco aparezca en las primeras viñetas, antes de sumergirnos en el cautivador mundo medieval en compañía del joven y apuesto Adso de Melk y del sagaz y sabio Guillermo de Baskerville.
Manara retrata con precisión los paisajes fríos y nevados que rodean al monasterio, así como las distintas estancias de la abadía, como la iglesia, el claustro, la cocina y, por supuesto, el scriptorium.
Sin embargo, el gran acierto del historietista al adaptar El nombre de la rosa reside en su revelación de ese algo que está latente en la novela y que su cómic hace estallar: la importancia de la imagen y los libros iluminados por los pacientes miniaturistas medievales.
Manara nos transporta a un fascinante mundo de fantasía y criaturas imposibles que Eco menciona en su libro, pero que no puede mostrar directamente, y es aquí donde el arte de Manara cobra vida en las viñetas, emparejándose con el estilo medieval para hacer revivir ante nuestros ojos ese escenario que provoca asombro y risas al mismo tiempo.
Con su talento artístico, Milo Manara ilumina la novela de Umberto Eco. No solo recrea los momentos en los que se muestra el arte de los miniaturistas, sino que también nos permite explorar áreas que antes permanecían en la oscuridad, brindándonos una nueva perspectiva visual de la historia.
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