Salvador Novo es una de las figuras más importantes de la literatura mexicana y latinoamericana, desempeñó un papel fundamental al gritar sin miedo al mundo su orientación sexual; un hombre que jamás tuvo reparos en expresar abiertamente su homosexualidad.
Escribió desde su propia experiencia, de ahí que sus obras estén llenas de referencias autobiográficos que reflejaron un mundo que le cerraba las puertas a la diversidad.
Miro la vida con mortal enojo;
y todo esto me pasa, dueño mío,
porque hace una semana que no cojo.
Salvador Novo.
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La historia de Salvador Novo inicia en Ciudad de México, centro cultural y político, en el que Andrés Novo Blanco y Amelia López Espino lo recibieron con alegría el 30 de julio del año 1904. Allí pasó los primeros 6 años de su vida, hasta que decidieron trasladarse al noreste del país, a Torreón.
Instalados en este nuevo lugar, Novo realizó sus estudios básicos y al finalizarlo, sintió un profundo interés por el Derecho, de modo que ingresó a la Universidad Nacional de México, donde estuvo brevemente, pues finalmente decidió abandonar sus estudios. Por esta época, la Revolución Mexicana agitaba las banderas y hay quienes aseguran que Novo sentía miedo por los hombres de uno de los principales jefes de este movimiento, Pancho Villa.
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El inicio de Novo en el mundo literario
Las letras siempre lo llamaron, pero no se dedicó a ellas hasta su primer intento de formación universitaria, cuando ingresó a la facultad de Filosofía y Letras; allí no solo encontró su vocación, sino también un espacio que le permitiría descubrirse y descubrir también a otros a partir de la escritura. A pesar de que su nación no estaba socialmente abierta a la diversidad sexual, pues era intensamente reprimida y estigmatizada, Novo abrazó con más fuerza su identidad y logró convertirse en la voz de muchos que como él, solo querían ser.
Con aire desafiante y sin reparos, sus obras retrataron su experiencia como hombre gay y la forma cómo vivía su propia identidad en medio de la conservadora sociedad mexicana. Escribió poesía, novelas y hasta ensayos, que dieron cuenta de las anécdotas amorosas, relatos de cómo vivía su sexualidad y cómo se enfrentaba a un mundo que le apuntaba constantemente.
Así también lo hizo con “Los contemporáneos”, un movimiento de vanguardia que emprendió con otros escritores como Jaime Torres Bodet y Xavier Villaurrutia, creando una estética moderna que se imprimió en la revista homónima, donde alimentaron la experimentación literaria, criticaron la realidad y ampliaron las formas de expresión.
“Las Locas, el sexo, los burdeles” de Salvador Novo
Como parte de su producción literaria se destaca un libro con el que parecía que se detendría su escritura en prosa. Distinto a los demás por su toque picaresco, pero con la misma complicidad, Novo lanzó este texto que reunió una serie de ensayos variados. Allí se mostró mucho más intrépido que otros escritores de su época, dejó ver que no le temía a ningún tema con una naturalidad absoluta.
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Una voz que rompió las normas establecidas
Salvador Novo se convirtió en un ícono en la lucha por la visibilidad y los derechos de la comunidad LGBTI, pues siempre expresó con libertad su homosexualidad, un hecho que muchos consideraban demasiado peligroso. Esto no solo le permitió romper las normas de su época, sino también en la posteridad al convertirse en un referente de las voces que defienden la libertad.
Además de su escritura, Salvador Novo también lo hizo a través de la vida cultural. Fue un destacado cronista, crítico teatral, promotor del arte y participó en revistas y publicaciones en donde se abrió, además, un nuevo camino de oportunidad de expresión para la diversidad y los derechos de la comunidad LGBTI.
Algunas de sus obras: Poemas, Nuevo amor, Canto a Teresa, Romance de Angelillo y Adela, En defensa de lo usado y otros ensayos, Dueño mío, Cuatro sonetos inéditos, Las aves en la poesía castellana, Breve historia y antología sobre la fiebre amarilla, Las Locas, el sexo, los burdeles.
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