Hace 120 años, en octubre de 1803, en Madrid, España, nació Eugenio Florit y Sánchez de Fuentes, el poeta y escritor que no tuvo que abrir los ojos por primera vez en Cuba para considerar esta nación como suya; decidió explorarla sintiéndose parte de ella y por esta razón le escribió. De ahí que a menudo se le reconozca como una de las más importantes voces de la literatura cubana del siglo XX.
Su interés por la literatura y la filosofía lo llevó a crear una gran variedad de obras entre poesía, narrativa, ensayos y artículos en los cuales dio cuenta de su deseo por explorar las complejidades del ser humano, su existencia y la relación con el entorno que lo rodea.
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Eugenio Florit nació en la tierra de su padre, lejos del territorio que lo haría uno de sus principales representantes en el mundo de las letras; sin embargo, la sangre de su madre, de origen cubano, lo conectaría para siempre con la isla.
Atravesado por estas dos culturas, pasó los primeros años de su vida en Barcelona y Port Bou, pero es a la edad de 15 años e traslada a La Habana, lugar en el que además, profundizará en la vocación que ya se despertaba en él en torno a la poesía, la filosofía y la literatura.
Inició sus estudios en la Universidad de La Habana, donde obtuvo su título en Leyes y Derecho Público. Sin embargo, atendiendo el llamado a la poesía, toma la decisión de dedicarse por completo a escribir y leer.
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La poesía de Eugenio Florit
Los primeros poemas que escribió Florit mostraban la facilidad con la que capturaba la naturaleza, siendo un fiel observador de paisajes. No tuvo obstáculos para retratar las emociones humanas que además, eran uno de sus centros de interés y en este sentido, evocar imágenes que expresaban precisamente el sentir y el tránsito por temas existenciales hasta la mortalidad.
Así, en su búsqueda por comprender el universo humano y su contexto, exploró varios temas en su poesía a través de versos construidos con un lenguaje que brillaba por su propio dominio. La capacidad de crear las imágenes poéticas más ligadas a la sensibilidad sería uno de los aspectos por los que más se reconocería su obra.
La relación con la literatura y las artes se desenvolvió durante toda su vida. Tal fue su participación en los distintos espacios que también colaboró de forma activa con varias revistas como Revista cubana, Orígenes, La gaceta literaria, Repertorio americano, Revista de Avance, Social, Revista Hispánica Moderna, entre otras de Madrid y New York, donde también ejerció como editor de reconocidas editoriales en Cuba.
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A esto también hay que añadir su trabajo como ensayista. En este campo exploró varios temas que le permitieron profundizar en la vida política, por ejemplo. Entre ellos destacan ensayos sobre la literatura, crítica literaria, filosofía y política. Allí cuestionó aspectos fundamentales de la condición humana y la función del arte en la sociedad, invitando a la reflexión y la introspección.
A lo largo de su carrera, Florit recibió varios premios y reconocimientos gracias a su aporte a la literatura cubana. Tal fue su importancia que su obra fue traducida a varios idiomas, lo que permitió que pronto su voz pudiera romper las barreras geográficas y culturales para consolidarse como referente en otras partes del mundo. Y así lo hizo hasta sus 95 años, cuando un paro cardíaco lo hizo eterno el 22 de junio de 1999, mientras se encontraba en su casa .
Algunas de sus obras son: Hábito de esperanza, Hasta luego, Cuatro poemas, Trópico, 32 poemas breves, Poema mío, Conversación a mi padre.
Los pobres en amor, qué pobres somos.
Ya ni la tierra nos parece hermosa,
ya ni la noche, ni la tarde clara,
ni el árbol, ni la flor nos enriquecen.
¿Qué nos da de calor la mano abierta,
de compañía la callada estancia,
del piano la voz desvanecida,
de la luz el brillar, de la presencia
el hálito fugaz que se evapora?
(Fragmento del poema Los pobres en amor, qué pobres somos…)
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