Entre los grandes libros cuyas autoras se propusieron desafiar los roles de género, reflexionar en torno a la conciencia igualitaria y empoderar a las mujeres, figuran importantes textos como “El segundo sexo”, de Simone de Beauvoir, y también “La Mística de la feminidad”.
A través de este libro, Betty Friedan, teórica, escritora y líder feminista, cuestionó los roles tradicionales y planteó su mirada crítica ante las expectativas impuestas a las mujeres, llevando a que su texto se convirtiera en uno de los principales títulos del movimiento feminista.
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“La mística de la feminidad”, publicado en el año 1963, propuso una reflexión en una época en la que la sociedad estadounidense experimentaba toda una revolución cultural. Inspirada en los cuestionamientos e injusticias en torno al género, Friedan exploró el estado de insatisfacción que invadía a muchas mujeres de la época debido a sus actividades cotidianas y los roles que seguían en la vida matrimonial y la maternidad.
Friedan criticó la idea de que la feminidad estuviera relacionada con la crianza de los hijos y el cuidado del hogar. En su texto señaló que esta visión reducía el potencial de las mujeres y además, constituía un obstáculo para alcanzar la oportunidad de desarrollar sus propios talentos, seguir sus sueños y llevar la vida que querían.
A esto se suma la presión social para que siguieran estos roles en lugar de ir en búsqueda de su propia identidad y de esta manera, autorrealizarse. En últimas, en una especie de condena, caminaban resignadas al descontento y la frustración.
El contexto social que nutrió el libro
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Para escribir, Friedan realizó una investigación a través de la cual recopiló testimonios de mujeres de distintos estratos socioeconómicos que le revelaron que la sensación de una falta de realización personal y el sentimiento de descontento era frecuente y generalizado entre ellas.
El análisis de Friedan se realizó en el contexto social de la década de 1950, momento en el que tras la Segunda Guerra Mundial, las mujeres se adaptaban a nuevas condiciones dentro de la sociedad y en el interior de sus propias familias.
Friedan se refiere entonces a una imagen de lo femenino alineado y aceptado por la razón de pertenecer al sexo femenino. Aquí, cuestionó cómo la mujer debe reflejar una imagen femenina que sea del agrado del núcleo familiar y conservar aquellos atributos definidos para ellas socialmente. De ello darán cuenta las imágenes de la publicidad, donde figuraban mujeres restringidas a las actividades de limpieza del hogar.
Todas estas situaciones representaron para Friedan “el malestar que no tiene nombre” en las mujeres, el cual era responsable de impedir que pudieran perseguir sus propios deseos y tomar sus propias decisiones. También encontró que tales hechos, incluso, se somatizaron en adicciones, ansiedad, neurosis y sentimientos de soledad, incomprensión, y hasta suicidio.
“Yo lo denominé «el malestar que no tiene nombre», porque por aquel entonces se le echaba la culpa a las mujeres de un montón de problemas —no tener el fregadero lo suficientemente blanco, no haber planchado a la perfección la camisa del marido, que las criaturas hicieran pis en la cama, las úlceras del esposo, su propia ausencia de orgasmos. Pero no había un nombre para aquel malestar que nada tenía que ver ni con el marido, ni con las criaturas, ni con la casa, ni con el sexo—”.
(Fragmento de La mística de la feminidad)
Poco a poco el libro se convirtió en un éxito de ventas y a la par en un título cumbre para el movimiento feminista. Desafió los estereotipos y alentó a que las mujeres lucharan por la igualdad de derechos, en especial durante la segunda ola, pero lo cierto es que sus palabras siguieron haciendo hasta la actualidad.
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Sobre la autora: Betty Friedan
- Nació en Illinois, Estados Unidos, en 1921 y falleció en 2006, a los 85 años.
- Fue teórica, escritora y líder feminista durante las décadas de 1960 y 1970.
- Estudió psicología en Smith College en Massachusetts.
- Se desempeñó como redactora y editora.
- Fundó la Organización Nacional para las Mujeres en 1966.
- Luchó por los derechos de las mujeres y la igualdad de los sexos.
- Algunas de sus obras son: La segunda fase, La fuente de la edad y Mi vida hasta ahora.
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