Cómo fue la trama política secreta de la vuelta de Perón a la Argentina en 1973

En su nuevo libro, Juan B. Yofre explica el detrás de escena que llevó a Perón del exilio a su tercer mandato como presidente y lo cuenta con detalles inéditos y documentos exclusivos.

A partir de una investigación exhaustiva y detalles inéditos, Juan Bautista "Tata" Yofre cuenta todo lo que hay que saber sobre el regreso de Perón a la Argentina en 1973.

Pasaron 50 años desde el regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina después de su largo exilio. Pero, a pesar de ser un periodo histórico del que se ha dicho y escrito hasta el hartazgo, todavía siguen apareciendo documentos y testimonios que nos ayudan a entender mejor el retorno del líder peronista al país y su victoria electoral de 1973, que lo llevó a convertirse en el primer presidente argentino en ganar tres veces.

“Yo no les puedo contar a los chicos que van a leer este libro que Perón llegó al país de la nada. Lo habían echado en 1955 y volvió a la Argentina después de muchos años. Nosotros lo veíamos desde lejos, mi generación observaba a este hombre que estaba afuera, muy combatido por los poderes del momento. Era el político más importante de la Argentina y era el jefe del movimiento político más fuerte del país. Y estaba afuera. Acá la democracia no existía porque ellos no podían competir”, dijo en entrevista con Infobae Leamos Juan B. Yofre sobre su nuevo libro, El gran secreto del retorno de Perón en 1973, editado por Leamos y de descarga gratuita en Bajalibros.

Para el escritor y político argentino, que fue secretario de Inteligencia del Estado entre 1989-1990 y embajador durante el gobierno de Carlos Menem, lo más revelador en su nueva investigación es “la relación de Perón con el gobierno de Richard Nixon, (...) el Nixon que consideraba que la Argentina era un país de pacotilla, que Perón había destrozado el país”.

Además, Yofre reveló algo que “ya sabía” pero que recientemente pudo probar: “Él volvía para terminar con el marxismo, con el comunismo (...) Lo decía él, no lo digo yo. Y sé que eso va a molestar, lo siento mucho, pero yo tengo los papeles. Los que me quieren contradecir, que muestren otros papeles”, dijo en la entrevista.

¿Quiénes fueron los artífices de este retorno? ¿Cuál era la postura de Perón sobre la guerrilla? ¿Cómo fueron los contactos con los líderes de esos movimientos? ¿Quiénes sabían que su estado de salud ya era muy grave cuando todavía vivía en Madrid? ¿Cuál fue el papel de José López Rega? ¿Y el de Isabel? En El gran secreto del retorno de Perón en 1973, Yofre responde estas preguntas y más a partir de una extensa investigación repleta de detalles inéditos y documentos exclusivos

Así empieza “El gran secreto del retorno de Perón en 1973″

"El gran secreto del retorno de Perón en 1973", de Juan B. Yofre, editado por Leamos, puede descargarse gratis en Bajalibros.

1973 fue el año en que la Argentina se miró al espejo y se encontró consigo misma. Se consideraba postergada desde hacía varios lustros y lo sentía en carne propia, no había más que leer la prensa escrita o mirar alrededor para darse cuenta. En abril de 1988, conversando con Marcelo Sánchez Sorondo intenté decirle que la postergación argentina llevaba cincuenta años cabalgando sobre la crisis y él, tras unos segundos, me dijo: “Una crisis de 50 años no es una crisis, es una decadencia”. Bueno, era una manera de explicar lo que vivíamos y trazar una cronología de los acontecimientos que recorrió una generación, la de la década del setenta. En especial para una persona cuya familia sufrió al peronismo de la primera época (1946-1955).

No se debe llegar a 1973 sin sobrevolar algunos personajes y acontecimientos que se desenvolvieron en los años previos, en los que la inestabilidad era la regla. Primero la perseverancia de Juan Domingo Perón, exiliado en España, y su Movimiento. Luego el inmutable poder de las Fuerzas Armadas en cada episodio y a continuación el papel del radicalismo dividido en dos grandes sectores que encabezaron Ricardo Balbín y Arturo Frondizi.

Entre estos tres pilares se movían el empresariado, la Iglesia y la amplia gama del conservadurismo. De una manera u otra todos pasaron por Balcarce 50 y todos fracasaron, también con la “ayuda” del peronismo. Por último, en el contexto de la Guerra Fría que primaba en aquella época, la Argentina va a ser víctima de la violencia que generaron las organizaciones subversivas, nacidas al calor y el impulso del castrismo, instalado en Cuba desde 1959.

Tras 1955 y su Revolución Libertadora un gran sector del poder dejaba fuera de las grandes decisiones a una parte importante de la población, con límites muy precisos: habrá participación ciudadana para todos menos el peronismo. La elección de constituyentes para la reforma constitucional del 28 de julio de 1957 confirmó una tendencia que todos sospechaban y era que los votos en blanco ordenados por Perón desde su exilio eran mayoritarios: 2.119.147; la UCRP (Balbín); 2.117.160 y la UCRI (Frondizi), 1.821.459. Si antes el expresidente exiliado en Venezuela tenía una sospecha de su liderazgo, el resultado electoral le confirió la seguridad de que él no podía ser excluido en la futura contienda electoral por la Presidencia de la Nación que se llevaría a cabo el 23 de febrero de 1958. Y, en esa dirección, habría de fijar su mirada y toda su atención. Porque Perón se sentía el árbitro de la futura solución política.

Las elecciones nacionales de 1958 volvieron a dejarlo al margen del poder y Arturo Frondizi llegó a la Casa de Gobierno con un pacto secreto firmado con Juan Domingo Perón en Caracas y concretado económicamente tras su asunción presidencial. En 1962, el mandatario de la Unión Cívica Radical Intransigente fue echado del poder por los militares luego de constatarse la victoria electoral del peronismo en varias provincias y, en especial, en la estratégica provincia de Buenos Aires.

Juan B. Yofre: “Perón volvía para terminar con el comunismo (...) Sé que eso va a molestar, lo siento mucho, pero yo tengo los papeles. Los que me quieren contradecir, que muestren otros papeles”.

El domingo 18 de marzo de 1962 el peronismo, bajo la sigla Unión Popular, se impuso holgadamente en la provincia de Buenos Aires. También lo hizo bajo otras denominaciones en El Chaco, Santiago del Estero, Misiones, Neuquén, Río Negro, La Pampa, Tucumán, Jujuy y San Juan, mientras que el oficialismo triunfó en Capital Federal, Entre Ríos, Corrientes, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Fue una catástrofe.

Frente a esta nueva situación las Fuerzas Armadas volvieron a evocar el papel de árbitros o tutores de la ciudadanía. No hay mejor ejemplo de lo que se dice que un documento emanado del teniente general Carlos Severo Toranzo Montero, un excomandante en jefe del Ejército.

La misma noche del 18 de marzo de 1962 el ministro del Interior, Alfredo Roque Vítolo, concurrió a una reunión militar en el comando de la Aeronáutica donde se le plantearon una serie de exigencias: desde la intervención a las provincias con nulidad de los comicios, hasta la disolución del Parlamento y la anulación de la Ley de Asociaciones Profesionales. La Armada, por su parte, el lunes 19, en reunión de almirantes, pidió la renuncia del presidente.

Al día siguiente, el título de La Nación, a seis columnas, lo decía todo: “Anuló el gobierno los comicios de Buenos Aires, Tucumán, Santiago del Estero, Río Negro y el Chaco”. La excusa que se dio para tamaña decisión fue que se hizo “para asegurar la forma republicana de gobierno”. Luego, el ministro del Interior presentó la renuncia. Fueron horas críticas para Arturo Frondizi, porque un golpe militar estaba en el aire, en los despachos del gobierno y en la sociedad política. “Hemos retrocedido al 13 de noviembre de 1955″ (la caída del presidente de facto general Eduardo Lonardi), le comenta el presidente a un amigo. Ninguna gestión conseguiría aplacar la furia de las Fuerzas Armadas.

Quedó, entonces, una última prueba: el viernes 23, Laureano Landaburu, ministro del Interior de la Revolución Libertadora, se entrevistó con Arturo Frondizi durante el mediodía. De la reunión salió ungido como mediador el ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, con el objetivo de asegurar “a todo trance el orden constitucional”. Mientras pasaba el tiempo algunos, como el teniente general Raúl Alejandro Poggi, imaginaban que podían reemplazar al primer mandatario.

La tapa de La Nación del 26 de marzo de 1962 titulaba: “La Marina sugirió a Frondizi que dimita”. Horas más tarde se informaba que siendo las 2.30 del 29 de marzo, el secretario de la Armada, almirante Gastón Clement, le manifestó al primer mandatario: “Quiero informarle que se acaba de adoptar la fórmula tres [derrocamiento de Frondizi]. Lo lamento mucho, pero yo no puedo hacer nada y dentro de un rato lo va a visitar el jefe de la Casa Militar”. Pocas horas más tarde, Frondizi era conducido preso a la isla Martín García, en un DC-3 T-01 de la Fuerza Aérea. Al día siguiente, sorpresivamente, La Nación comunicaba a la sociedad que “ante la Corte Suprema juró el doctor José María Guido”, un senador nacional rionegrino.

En 1963 el Frente Nacional y Popular (Unión Popular, UCRI, Conservador Popular y afines) oficializó su fórmula presidencial con Vicente Solano Lima y Carlos Sylvestre Begnis con el público apoyo, desde España, de Juan Domingo Perón. Como era de esperar, el victorioso Bando Azul del Ejército –el que sostenía que el pueblo debía votar—finalmente se tiñó de “colorado” y avaló el decreto presidencial N.º 7165/62 que restablecía el decreto N.º 4161/56 que prohibía cualquier tipo de afirmación ideológica o propaganda peronista y llegaba a prohibir nombrar a Perón y su esposa María Eva Duarte.

En junio de 1963, la Corte Suprema de Justicia ratificó la constitucionalidad del Decreto 4161 y fueron proscritos los candidatos del Frente Nacional y Popular. El miércoles 19 de junio de 1963, bajo la consigna del ministro Osiris Villegas de “no habrá retornismo”, el gobierno proscribe al neoperonista Unión Popular y el 3 de julio el Frente Nacional y Popular determina votar en blanco con el apoyo del sindicalismo. En una suerte de lamento o justificación, Roberto Roth (años más tarde alto funcionario del gobierno del general Juan Carlos Onganía) diría: “Las elecciones fueron tan libres como pudieron serlo para la época”.

Como resultado de la medida, el 7 de julio de 1963, el candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo, Arturo Umberto Illia, salió electo presidente de la Nación con el 25, 2 % del electorado. El voto en blanco superó el 15%. Como apuntó el historiador Robert A. Potash, “Illia era un presidente minoritario”, pero “aun así la legalidad de su status como presidente constitucional estaba concedida por la mayoría de los sectores políticos” (que lo respaldaron en el Colegio Electoral) “y también los militares.” Años más tarde, los generales Azules-Legalistas derrocarían a Illia e instaurarían la dictadura de Juan Carlos Onganía.

Quién es Juan Bautista Yofre

♦ Nació en Argentina en 1946.

♦ Es escritor y político.

♦ Fue secretario de Inteligencia del Estado entre 1989-1990 y embajador durante el gobierno de Carlos Menem.

♦ Escribió libros como Fue Cuba, Puerta de Hierro, 1976: La conspiración, Entre Hitler y Perón, Dios y la Patria se lo demanden. Los archivos secretos de la política argentina (1930-2019) y La trampa.

Otros libros gratuitos

Biblioteca Leamos es una colección de ebooks que se descargas de manera gratuita de la plataforma digital Bajalibros. Aunque su contenido se incrementa permanentemente, en este momento se pueden encontrar, entre otros, títulos como Los vientos, de Mario Vargas Llosa; Muchachos y El camino de los héroes, sobre el Mundial de Qatar y la Selección argentina; y Francisco. Diez años del Papa latinoamericano, que repasa la década en la que el Santo Padre argentino ha ejercido como máxima autoridad de la Iglesia de Roma.

También Mi amado Moreno de mi corazón, las desgarradoras cartas que María Guadalupe Cuenca de Moreno le envió su marido, el patriota argentino Mariano Moreno. Él se había embarcado rumbo a Londres... sin saber que mientras ella escribía el cuerpo de él ya estaba en el fondo del mar.

También hay una reflexión sobre el género policial de parte de uno de sus grandes escritores y lectores, Jorge Fernández Díaz.

Y clásicos como Mujercitas, 1984, Don Quijote de la Mancha o Hamlet. Y obras que apuntan a aliviar algunos de los grandes problemas de esta era, como Cómo combatir el estrés, 60 maneras de vivir sin ansiedad y 60 claves para mejorar tu autoestima. También hay libros como 60 consejos para ser buenos padres, ¿Mito o realidad? Ocho postulados sobre nutrición que conviene revisar, de Francis Holway y Biografía de mi cáncer, de Patricia Kolesnicov.

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