Se sabe que el futuro llego hace rato, lo que se desconocía es cuánto tiempo tardaría en comenzar a hacer sus travesuras. En el caso de la Inteligencia Artificial, muy pronto.
Pongamos por caso a Arthur Rimbaud, el poeta maldito más grande de todos los tiempos. A principios de esta semana comenzó a circular por las redes sociales una foto inédita, publicada el 7 de junio en una página de Facebook “Rimbaldomanes” -un grupo francés de amantes de la obra del autor de Una temporada en el infierno- con la leyenda: “Rarísima foto de Arthur Rimbaud tomada por Ernest Balthazar, un fotógrafo callejero de París, 1 de noviembre de 1873″.
Se ve a un joven Rimbaud en sepia, posando de pie en una calle empedrada en la que hay transeúntes que se protegen de la lluvia con paraguas. El poeta viste un moderno abrigo negro ajustado al cuerpo, camisa blanca y botines de cuero, las manos en los bolsillos, la mirada lánguida, el pelo algo revuelto.
La foto fue compartida y compartida una y otra vez y los fans de la literatura celebraron el hallazgo de una nueva foto de Rimbaud, de quien solo se conocen retratos fotográficos que alcanzan a contarse con los dedos de las manos. El descubrimiento era pura buenaventura.
Bueno, no. En realidad, la imagen fue realizada con Inteligencia Artificial y la persona que le ordenó a la aplicación que realizara una foto basada en las imágenes conocidas de Rimbaud logró que la creación recorriera el mundo. ¡Hasta poetas de la Argentina circularon el retrato!
Pero se trataba de una intervención del artista Luc Loiseaux que había publicado la fotografía en el grupo francés de Facebook. Sin embargo, Loiseaux había escrito al final de su posteo, en el que describía la jornada en la que el fotógrafo Balthazar había tomado la fotografía: “Así podría haberse desarrollado ese triste 1 de noviembre de 1873 si Rimbaud se hubiera cruzado en el camino de Ernest Balthazar”. El entusiasmo fue mayor a las sospechas que debería haber ocasionado la frase en cuestión.
Ese 1 de noviembre de 1873, Rimbaud había recogido unos pocos ejemplares de los 500 que se habían imprimido de Una temporada en el infierno -que quedaron guardados en una despensa- y repartido siete ejemplares, incluido uno que envió a la prisión en la que cumplía su condena el poeta Paul Verlaine.
Rimbaud había regresado a París luego de su vibrante primera estadía en 1871, en la que fue centro de la bohemia artística en los bares de la Ciudad Luz y se convirtió en amante de Verlaine, antes de fugarse juntos a Londres y vivir casi dos años de pasión y desenfreno que culminaron cuando el consagrado poeta le disparó a su joven amante.
Luego del revuelo que causó su “homenaje”, Loiseaux , el autor de la foto realizada con Inteligencia Artificial, declaró al diario parisino 20 minutes: “Esa jornada fue sin dudas muy dura para Rimbaud. Quería representar la angustia que lo habitaba ese día”.
La laureada poeta argentina Maria Negroni escribió en su cuenta de Twitter: “Nunca había visto esta foto de Arthur Rimbaud— cortesía de Ivonne Bordelois”. Bordelois es otra gran poeta local. Como ocurrió con tantas personas, el entusiasmo ante la posibilidad del descubrimiento fue mayor que la desconfianza.
El escritor Martín Caparrós retuiteó a Negroni pero remarcó su cautela: “El futurito: aparece una ‘foto nueva’ de Rimbaud y la mayoría sospecha que es una falsificacion AI. Así van a ser nuestras vidas de ahora en más: la mirada crítica -o la mirada paranoica. En todo caso, otra mirada”.
Con estás palabras, Caparrós plantea el resguardo que se debe tener, en nuestros tiempos, ante hallazgos de esta naturaleza. En todo caso, el enigma sobre la nueva foto de Rimbaud está resuelto. Abre también la caja de Pandora acerca las dudas que deparará esta época.
Pequeña guía para conocer las imágenes verdaderas de Rimbaud
Infobae Leamos ofrece al lector una pequeña guía ilustrada para no confundir las fotos que se conocen, hasta hoy, del gran Arthur Rimbaud.
Desde aquellas de su infancia a las de su estadía, alejado de la literatura, en África -vivió en Etiopía, pero también residió en Java, el más misterioso episodio de su biografía, sobre el que no se sabe casi nada y el cual el escritor Jamie James intenta reconstruir en Rimbaud en Java, publicado por La Bestia Equilátera-, pasando por los icónicos retratos parisinos que inmortalizarían al poeta, tomados por Étienne Carjat.
Aquí, todo lo necesario para evitar las confusiones futuras que pueda producir la Inteligencia Artificial.
Las últimas fotos fueron tomadas por Rimbaud mismo, que se había hecho mandar por su madre una cámara de fotos a Harar, en la actual Etiopía. Así se describe en una carta a su madre y su hermana:
“Incluyo dos fotografías de mí mismo por mí mismo. Sigo estando mejor aquí que en Adén. Hay menos trabajo y mucho más aire, más verde, etc. Estas fotografías me representan, una de pie en la terraza de la casa; la otra, de pie en el huerto de café; otra, con los brazos cruzados en un huerto de bananos. Todo se ha puesto blanco a causa del agua de mala calidad que me sirve para lavar. Pero después haré un trabajo mejor. Esto es sólo para recordaros mi cara y daros una idea de los paisajes de aquí”.
“El otro, de pie en un jardín de café”, es la tercera foto que envía junto a la misiva, aunque anuncia el envío de dos. Es la última fotografía de Arthur Rimbaud. Cuando la Sociedad de Geografía le pidiera un retrato para ilustrar un artículo suyo sobre Abisinia, Rimbaud no contestaría. Jamás volvería a ser fotografiado. O, al menos, no se conoce hasta hoy ningún retrato más del poeta maldito, el poeta siempre joven que fue el gran precursor de los surrealistas.
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