Esta es la historia de Betty Carpenter, quien nació en una bañera; tiene ocho hermanos y fue la única que heredó la piel oscura de su padre. Todos viven en Breathed, Ohio, donde los niños juegan a ser cheroquis y las niñas a ser princesas.
Cuando Betty era pequeña soñaba con ser las dos cosas. Se vestía con trajes hechos de carcasas de cigarra y alas de violetas y su mamá le preguntaba si ya se había visto al espejo; constantemente, sin saberlo, la desaprobaba. Betty intentaba quitarse lo moreno de la piel en el río, pero no funcionaba.
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El río tampoco le ayudaba a su hermana Flossie, que le mandaba cartas a un chico en botellas que flotaban pero que no llegaban nunca a destino. Flossie estaba destinada a ser una estrella. Su otra hermana, Fraya, había nacido para cargar con las maldiciones de las mujeres de la familia, y Bettie, en cambio, para protegerlas a todas. Él, con su magia ancestral y una infinita ternura, le enseñó siempre a ser poderosa.
Estas páginas podrían ser ficción, pero en realidad se acercan más al testimonio. Es como “Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado” con algo de “El olvido que seremos”.
Inspirada en la historia de su propia madre, la escritora norteamericana Tiffany McDaniel se deja la piel en esta pieza llena de lirismo. En su momento, cuando “Betty” se publicó en su versión original, la crítica estadounidense la recibió con elogios. Pronto, muchos se atrevieron a anticiparse a su devenir, diciendo que la obra llegará a ser un clásico de la literatura rural de ese país, y difícilmente podrá ser destronada.
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Con buen tino, la autora reivindica sus raíces y consigue en la prosa convertir aquello que es inhóspito y salvaje en algo simple y dotado de belleza. El acierto está en haber conseguido volver la vista para recordar a su madre como esa niña descendiente de los nativos cheroqui y comprender que todo su mundo, como lo ha vivido, se debe a ella y a sus raíces.
“Para escribir Betty tuve que entrevistar a los miembros vivos de mi familia, incluidas las mujeres del libro: la abuela Alka, mis tías y mi madre. Cuando abordé con la abuela Alka la cuestión de la violación siendo niña por parte de su padre, me dijo que no se lo contó a nadie porque creía que era lo que les pasaba a todas las niñas. Estamos hablando de una época en la que nadie hablaba de abuso sexual, a pesar de su prevalencia en las familias. Creo que estas mujeres adquirieron su fuerza al encontrar sus voces. Compartir tales historias requiere valentía. Estas mujeres miraron dentro de sí mismas para sobrevivir”, comentó McDaniel, en entrevista con La Vanguardia.
Esta es apenas la segunda novela de McDaniel y ya se ha convertido en un bestseller internacional. Publicada en español por el sello Hojas de lata, “Betty” fue incluida entre los mejores libros del año de su publicación y recibió entre 2020 y 2021 premios como el Nautilus Gold Book, el Premio FNAC de Novela, el América a la Mejor Novela, el Premio de los Libreros de Quebec, el Society for Midland Authors, el Friends of American Writers de Chicago y el Ohioana Library Readers’ Choice.
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“Una niña se hace mujer a punta de cuchillo. Debe aprender a soportar su filo. A estar guapa. A tener buenas rodillas para fregar. Así hasta el infinito. ¿Y qué es el infinito sino un espacio de cielo fucsia?”, rezan unas líneas del libro.
La prosa de McDaniel en este libro, que combina un profundo lirismo, folclore popular y rudeza temática, la convierten en una de las voces más destacadas de la literatura estadounidense contemporánea.
Su debut se dio en 2016 con The Summer That Melted Everything, una novela rural sobre el diablo aterrizando en Ohio, la cual llamó la atención en el mundo anglosajón y fue galardonada con el Premio Not the Booker que concede el prestigioso periódico The Guardian y con el Ohioana Readers’ Choice.
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