“Hay que enfrentarse a la palabra cáncer con valentía”. Y así lo hizo Silvia Miró Quesada, periodista y escritora peruana. En diálogo exclusivo con Infobae Leamos, revela que muchos en su familia sufrieron la enfermedad. Y eso fue lo que la ayudó a codearse con el cáncer desde muy pequeña.
Su mamá, Isabel Ferreyros, fue la fundadora de la Liga Peruana de Lucha contra el Cáncer. Trabajó 50 años en la prevención y el diagnóstico precoz porque estaba convencida de que esa era la forma de combatir la enfermedad. Y Silvia la ayudaba.
Incluso recuerda haber participado en las colectas siendo una nena: “Iba hasta la Plaza de Armas con mi latita y me acercaba a los autos, pidiendo una colaboración”. No le tenía miedo. Era algo de todos los días para ella. Hasta que un día le tocó.
De visita en Buenos Aires, para presentar su libro, cuenta que se enfrentó dos veces a tumores cancerosos. Y salió. Y en el mientras tanto, en medio de un tsunami de emociones, su creatividad se agudizó más que nunca y así surgió Unos días con Bobby, una historia que va más allá de los miedos naturales y acerca información vital a los más chicos, con dulzura, sencillez y optimismo.
“La primera vez que tuve cáncer (de colon) fue en 1997. Recuerdo que vino a visitarme mi hijo Francisco (falleció a los 25 años de un aneurisma), que por aquel entonces tenía siete años. Cuando entró a la habitación de la clínica, vio el porta-suero y un poco asustado preguntó: ¿qué es eso mamá? No es ‘eso’, le respondí, es Bobby, un perrito que a través de ese cable me alimenta y yo, a cambio de eso, lo saco a pasear por los pasillos”, cuenta la periodista.
Dice que siempre que tuvo que pasar por una situación de dolor trató de encontrarle la vuelta para poder avanzar y no quedarse. Abrir una ventana. Buscar una forma, cualquiera, para enfrentar la dificultad con humor, creatividad y optimismo. Y se va la segunda. En 2015 vuelve el cáncer. Esta vez en la mama.
“Cuando estaba atravesando mi segundo cáncer, llamé a una amiga, editora de una revista muy conocida en Lima, y le conté lo que me estaba pasando. Y ella me respondió con la propuesta de escribir columnas testimoniales. Acepté y escribí diez. Pero sentía que me faltaba algo. Y ahí apareció la idea de escribir la historia Unos días con Bobby”, dice.
Aquella visita de su hijo sirvió de puntapié inicial. Y el testimonio de una ilustradora peruana, que dijo: “uno debería usar el cuento como una manera de salir, resolver y comentar los temas que hay para poder enfrentarlos y comunicarlos”, la terminó de convencer.
La palabra cáncer produce terror. Es muy poderosa. Aun así, algunos pudieron con ella, la reciclaron y transformaron en ayuda a otras personas, como este libro para niños que escribió Miró Quesada. La historia habla de Rómulo, un nene como cualquiera, cuya mamá fue diagnosticada con la enfermedad maldita y tiene que hacer quimioterapia.
Bobby, en la imaginación del protagonista, es un perrito juguetón que ayuda a su mamá en su recuperación, pero en la vida real es un porta suero o gotero que conecta a su mamá con el cocktail de medicamentos que puede curarla y que juntos descubrieron que tiene la forma de un perro.
En el libro no se menciona nunca la palabra muerte. Pero el cáncer puede leerse en ese sentido y es aterrador. En Unos días con Bobby, la autora -que perdió a sus padres, a una hermana y a su esposo, víctimas del cáncer- lo resuelve así:
“Hay un gran parecido entre el tratamiento contra el cáncer y el juego de serpientes y escaleras que tanto te gusta- le dice la mama a Rómulo-, algunas veces te toca avanzar y otras retroceder. Una semana te caen bien los remedios y dices: lo logre, y a la siguiente te duele todo y se te hace difícil comer (…) En este juego tienes días buenos, y avanzas un casillero y días malos y te toca regresar al comienzo y no moverte hasta tirar nuevamente los dados. (…) Esta enfermedad es como el mar, a veces esta calmado y otras agitado. A veces llegas a la meta y otras no. Así es la vida”.
Esta mujer, que pudo regresar de la muerte de su hijo Francisco y de dos diagnósticos de cáncer, asegura que uno tiene que vivir pensando en que sí vas a poder alcanzar la meta, en que vas a lograr terminar la jugada, porque el tema psicológico- en las enfermedades y en la vida- juega y fuerte.
“Las emociones tienen un papel fundamental. Uno debe manejarlas y no dejar que estas te manejen. Hay que enfrentarse al cáncer con valentía y dar pelea, pensando que la meta es ganar. Por eso el objetivo del libro es sembrar la semilla de la esperanza en la mayor cantidad de corazones posibles. La ilusión es nuestro motor. Es noble pero muy escurridiza”, dice.
Y agrega: “Las desgracias hacen que se aleje y se aleje y parece que nunca más volverá -dice mientras levanta los brazos como intentando recuperarla-, y el día menos pensado regresa porque de un modo u otro logramos jalar la cola de ese barrilete y la hicimos volver. Y ahí está como si nunca la hubiéramos perdido. Y cuando la ilusión regresa nos vuelve el alma al cuerpo y podemos seguir dando pelea”.
Silvia Miró Quesada estudió periodismo en la Universidad de Lima. Es coautora del libro Derribando muros y columnista de la revista Aptitus. En marzo de este año presentó su segundo libro para niños, Bobby y sus amigos del hospi, en coautoría con la psicooncóloga Claudia Bernales.
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