La enfermedad es algo muy difícil de explicarle a un niño. Ya sea la de algún pariente, un amigo o incluso la suya, no es sencillo dar a entender que el cuerpo no siempre funciona de manera óptima y que, a veces, es necesario recurrir a los tan temidos hospitales o a engorrosos procesos médicos para estar mejor.
Para ayudar tanto a madres y padres como a niños y niñas, la psicooncóloga Claudia Bernales y la periodista Silvia Miró Quesada acaban de publicar Bobby y sus amigos del hospi, un libro infantil para colorear en el que ofrecen herramientas educativas, recreativas y de soporte emocional cuyo fin es normalizar su desarrollo durante el tratamiento o el de sus seres queridos.
“Estar en un hospi es como ser parte de un juego de mesa. Hoy los dados me han permitido avanzar”, le dice a Rómulo -el niño que protagoniza el libro- su madre, que está internada en el hospital luego de una operación a raíz de un cáncer. Para que su hijo no se asuste ante la “manguerita” que la conecta al porta-suero, la madre le cuenta que “por ahí se alimenta... y que es un amigo”.
“¿Qué te parece si vemos las cosas de manera diferente?”, le dice la madre mientras le propone usar la imaginación para hacer de ese porta-suero un perro de compañía: “Cuando ves las cosas de otra forma... estas se transforman”. Así, empieza un viaje en el que Rómulo le perderá el miedo al hospital y se hará amigo tanto de los pacientes como del personal médico.
De acuerdo con la psicooncóloga Claudia Bernales, Bobby y sus amigos del hospi siempre le trae alegrías: “Son un grupo de amigos de verdad, que perduran con los años, sobre todo, a través de experiencias desafiantes como es la enfermedad y se movilizan desde el amor y solidaridad. Su llegada a otros países es una gran noticia porque seguirán acompañando a más niños con un diagnóstico de salud, los motivarán y les harán saber que en este desafío están todos juntos, acompañándose hombro a hombro. Tanto Bobby como sus amigos del hospi tienen una misión por el mundo”.
Del mismo modo, la periodista Silvia Miró Quesada resalta la manera en que este libro se está internacionalizando. “Es un libro con una sensibilidad distinta, que se enfoca en la esperanza que brinda un porta-sueros convertido en un perro que cuida, sana y protege a pequeños pacientes. La historia sobre esta mascota maravillosa junto a sus amigos ha traspasado las fronteras del Perú, y se puede adquirir en Argentina, Uruguay, Colombia, Ecuador, Brasil, México, España y Reino Unido. Así que estar en Argentina con el inquieto Bobby es una gran experiencia”.
Bobby y sus amigos del hospi es una historia que nace de la reunión de dos universos narrativos: Unos días con Bobby (Lima, Polifonía, 2017) de Miró Quesada y Mis clases en el hospi (Lima, edición de la autora, 2022) de Bernales. Ambas autoras presentan un libro de actividades que busca responder el derecho a la salud mental y a la educación en todos los niños y adolescentes que se encuentran enfrentando un diagnóstico de salud.
-¿Cómo puede ayudar la lectura de estos materiales a un nene que está transitando una enfermedad o que tiene un familiar o amigo cercano que la transita?
-Los ayuda a normalizar su desarrollo. La enfermedad es un evento de alto impacto emocional y, en muchos casos, impide la escolarización, dejando al niño reducido a llevar solo el tratamiento médico. Además, el niño que reciba este cuento se podrá sentir identificado al ver que se han considerado situaciones reales como la migración, los cambios físicos, los hermanos, etc., temas que muchas veces no se visibilizan porque, evidentemente, nos centramos en la parte física. El libro propone actividades que permite al niño seguir educándose, jugar y expresar su mundo interno.
-¿Cuáles son, habitualmente, los miedos más frecuentes en los nenes y nenas en esa situación?
-El dolor físico siempre es una experiencia que causa mucho temor y confusión. Hay que considerar que cuanto más chicos, más asocian el dolor a un castigo, mientras que para los más grandes sus temores se acercan a la posibilidad de cumplir o no metas personales y, además, temas existenciales como superar o no la enfermedad y la muerte. Por otro lado, experimentan la frustración y vergüenza ante la falta de respeto al pudor, posibles cambios físicos como, por ejemplo, la alopecia, cirugías de amputación, invalidez, etc. Además, existe el temor al propio equipo de salud, un punto a considerar por la falta de humanización en el sector salud. Por eso, en el libro se proponen actividades que involucran al médico, enfermera, psicóloga, equipo de salud en general para sensibilizarlos y se adapten a las necesidades reales de un niño en situación de enfermedad.
-¿Cómo surgió la idea de que apareciera Bobby como personaje?
-Bobby es un personaje del cuento infantil Unos días con Bobby. Es un porta-suero que, a través de la imaginación, se convierte en un perro que acompaña a una mamá en su proceso de enfermedad. Ese cuento es la historia personal de Silvia con su hijo Francisco. En este nuevo cuento, Bobby y sus amigos del hospi, reaparece acompañado de amigos que ha conocido en otros hospitales, como es el caso de Leo, personaje de Mis clases en el hospi y que, junto a Mora, alientan y acompañan a otros niños a transitar la experiencia de un diagnóstico médico. Bobby es un porta-suero que está presente en cada persona que atraviesa una enfermedad. A través de la imaginación, también puede ser un perro protector que acompaña en la recuperación de toda persona, adulto o niño que lleva un tratamiento médico.
-¿Cómo fue la decisión de que apareciera el quechua en medio de la trama?
-La migración por salud es un tema común; las familias viajan para poder ofrecerles a sus hijos un mejor tratamiento y posibilidades de recuperación en hospitales especializados que en su mayoría se encuentran en ciudades grandes como es el caso de Lima. En ese punto encontramos familias quechua-hablantes que se ven en la necesidad de adaptarse, casi inmediatamente, al contexto hospitalario y que resulta ser un obstáculo más para la familia. Crear diálogos en quechua permite visibilizar esta realidad para responder esta necesidad con mayor información guía en otros dialectos entendiendo que existe una población importante que migra por salud y que no habla castellano. La presencia del quechua en Bobby y sus amigos del hospi permite que el niño quechua-hablante y su familia se sientan identificados, representados y, además, es una propuesta para una mayor humanización en el sector salud.
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