“Todos los poemas, todos los cuentos y todos los ensayos de Borges se publicaron primero en diarios y revistas”. Sylvia Saítta comenzó su ponencia en el Festival Borges con esta idea, que, si bien no es completamente novedosa —es difícil encontrar hoy una novedad alrededor de la obra de Borges—, merece ser revisada con una perspectiva actual que permita entender los modos de producción y el modo de circulación de la literatura.
Hay que decir que el nivel de las ponencias del Festival Borges viene siendo superlativo. Por caso, se pueden mencionar tres: Gonzalo Aguilar, que habló sobre la relación de Borges con el cine; Annick Louise, que abordó la figura de Borges como escritor nacional; y esta presentación de Sylvia Saítta, que tomó la presencia de Borges en los medios. Los tres dan cuenta de lo productivo que sigue siendo Borges para lectores y críticos.
Saítta, que, además de profesora en la UBA e investigadora del CONICET, dirige AHIRA, un proyecto imprescindible que conforma el archivo histórico de revistas argentinas —se puede acceder a los números digitalizados de Los libros, Canta Rock, Fierro, Mengano, Satiricón, etcétera— dividió su exposición en tres partes: los medios en los que publicó sus textos, las revistas que dirigió, y la forma en que el periodismo se convirtió en el escenario de su figura pública. “Cómo llegó Borges a una cantidad de lectores que no necesariamente tenían acceso a los libros y las bibliotecas”, dijo Saítta.
Desde los años 20 y hasta su muerte, Borges publicó poemas, cuentos, ensayos, reseñas, críticas de cine y libros en diarios masivos y publicaciones periódicas, dirigió revistas y suplementos culturales, fue entrevistado una infinidad de veces en radio y televisión, en medios gráficos, fue jurado de concursos literarios que organizaban diarios —durante años lo fue para La Nación—, hay cientos de fotos e imágenes que inundan internet, participó en muchísimos eventos públicos. “El Borges mediático es un Borges paradójico”, dijo Saítta, “porque al mismo tiempo que es un escritor no nacionalista deviene en símbolo de la Argentina”. Borges alcanzó un estatus que comparte con figuras como Gardel, Maradona, Perón, el Che, Leo Messi.
Borges periodista
De las primeras experiencias de Borges, Saítta destacó la revista mural Prisma, que se pegaba en las calles de Buenos Aires. No sólo era una revista de la vanguardia, sino que tomaba las técnicas publicitarias y planteaba a la ciudad de Buenos Aires como el gran teatro para expandir la obra de Borges.
El devenir de Borges siguió con Proa, que sólo tuvo tres números, y luego con el periódico Martín Fierro. Si bien ahí su rol no fue central, ya que la figura era Oliverio Girondo, lo destacable de Martín Fierro es que fue el espacio donde publicó “Leyenda policial”, el antecedente de “Hombre de la esquina rosada”.
A comienzos de los años 30, Borges se sumó a la revista Sur, de Victoria Ocampo, que, Saítta —citando a Beatriz Sarlo—, dijo que “fue un verdadero laboratorio para su poética y narrativa”. Mientras tanto, Borges publicaba ensayos en La Prensa y poemas en La Nación. En 1933 aceptó el ofrecimiento de Natalio Botana para dirigir la Revista Multicolor de los Sábados del diario Crítica junto a Ulyses Petit de Murat, y tres años después se hizo cargo de la sección de libros extranjeros de la revista El hogar. Son medios masivos con los que Borges, dijo Saítta, se convirtió en periodista cultural: “Escribe reseñas, traduce libros extranjeros, selecciona qué se publica, corrige, interviene activamente como director, como editor; me animaría a decir que ahí es donde irrumpe lo radicalmente nuevo tanto en la vida como en la obra”.
Borges director
El 25 de octubre de 1955 Borges asumió como director de la Biblioteca Nacional; cargo que mantuvo hasta 1973. La Biblioteca fue —como él mismo le dijo a un periodista de Siete días— su lugar en el mundo. En su despacho editó poemas, escribió ensayos y prólogos, revisó los textos para la edición de las Obras completas, festejó cumpleaños, recibió a la prensa. Dos años después de asumir, Borges lanzó la segunda época de la revista de la Biblioteca, que había sido creada a fines del siglo XIX por Paul Groussac. Se publicaron sólo cinco números; se discontinuó por problemas presupuestarios.
Para Saítta, lo más llamativo de esa revista es que Borges haya incluido ya en el primer número el cuento “El simulacro” —que aparecerá en El hacedor, de 1960—. “El simulacro” tiene como tema principal la muerte de Eva Perón. “Esto abre una cuestión sobre los usos políticos de las instituciones nacionales”, dijo Saítta, “que fue tan debatida en la gestión de Horacio González”.
Borges sensacionalista
Desde los años 60 y con el ascenso de su imagen reconocida internacionalmente, Borges se convirtió en una presencia permanente en los medios. En 1968, La Nación le propuso escribir su autobiografía por entregas. Apareció en programas de televisión, tuvo programas de radio, fue entrevistado por grandes personalidades del periodismo. Borges saltaba el círculo de la intelectualidad al punto de aparecer en la revista Adán —el equivalente nacional de Playboy— y en Así.
La segunda revista había sido fundada por Héctor Ricardo García y estaba dedicada a cubrir casos policiales de gran resonancia. Las tapas eran sensacionalistas: mostraban asesinatos, cadáveres, accidentes. Todos los números tenían una portada sangrienta, excepto la del 11 de septiembre de 1970, donde apareció Borges. Ese número, entre crímenes y ajustes de cuentas contaba en cuatro páginas el divorcio de Borges con Elsa Astete.
Para comprender el movimiento pendular que se daba con la figura de Borges, que era capaz de aparecer en un medio popular y a la vez en sectores académicos, un mes después de la portada de Así apareció en la tapa de Los libros. A punto de publicar El informe de Brodie, Borges le dio el cuento “El otro duelo” a la revista.
“Los libros -explicó Saítta- era una publicación decididamente de izquierda y siempre estuvo tensionada por ser una revista de libros y una politización creciente. Me encanta la contradicción que se da con Borges, que se había afiliado al Partido Conservador, y le daba un cuento a esta revista”.
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