La literatura rusa ha sido un referente para lectores en todo el mundo, no son pocos los autores que han conseguido trascender a lo largo de los años y seguramente todos hemos escuchado, por lo menos, hablar de León Tolstói, Fedor Dostoievski, Nikolai Gógol, Antón Chéjov, Máximo Gorki, o Alexander Pushkin, solo por mencionar algunos, figuras realmente vitales para las letras universales.
Conforme pasa el tiempo, sin embargo, parece que, al menos en Hispanoamérica, hemos pasado por alto que aquellos escritores no son los únicos que Rusia nos ha legado. Siendo un país tan rico en materia cultural y cuna de historias, año tras año nuevas voces surgen tanto en la narrativa como en la ensayística y la poesía.
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Con motivo del Día de la Lengua Rusa, hemos seleccionado tres de los nombres más destacados de las letras rusas de nuestro tiempo. Escritores que, a partir de sus obras, amplifican los aportes de aquellas voces de antaño y plantean una visión de mundo que corresponde a nuestra estricta contemporaneidad.
Vladímir Sorokin
Nacido en 1955, es uno de los escritores más populares de la literatura rusa en la actualidad. Novelista, guionista, pintor, artista polifacético, se inició en los años de la vanguardia moscovita, durante la década de los ochenta. Sus primeros libros se publicaron en París, de ahí que se le conociera primero en el resto de Europa antes que en su propio país.
Ha sido reconocido con varios galardones locales e internacionales. La suya es una narrativa posmodernista, conceptual y bastante original, respecto a los autores que lo secundan.
En 2001, su novela Corazones de los cuatro ganó el Premio Booker Popular. Ese mismo año, Sorokin fue reconocido con el Premio Andréi Bely por su “excepcional aportación a las letras rusas”. En 2005 recibió el Premio Liberty, concedido por el Ministerio de Cultura alemán, “por su contribución a las relaciones culturales entre Rusia y Estados Unidos”.
Su obra más destacada es El día del oprichnik, que fue finalista del Bestseller Nacional ruso y mereció el Premio Gregor von Rezzori. La trama, según reza la contraportada del libro en su edición de Alfaguara, sitúa a los lectores en el siglo XVI, cuando el déspota ruso Iván el Terrible estableció la oprichnina, una especie de estado de emergencia que otorgaba al zar poderes absolutos. Con ella, una ola de terror y de sangre invadió Rusia. Los oprichniks, los feroces integrantes de la guardia personal de Iván, ejercían su voluntad sembrando el miedo y la muerte. Todavía en el siglo XXI este periodo histórico produce una peligrosa fascinación.
En 2027, el oprichnik de la Nueva Rusia, Andréi Komyaga, narra en primera persona su jornada. Su agenda es apretada: ahorcar al noble caído en desgracia, ocuparse de los asuntos amorosos de la Soberana... Desde su fanático punto de vista conoceremos una sociedad sumergida en la increíble mezcla de pasado medieval y futuro tecnológico, aislada del resto del mundo por la Gran Muralla y gobernada con mano de hierro por el omnipotente Soberano.
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Mijaíl Shishkin
Con sus primeras publicaciones supo entrar de manera impetuosa en el panorama actual de la literatura rusa y pronto se destacó como una de sus principales figuras.
Sus libros han sido traducidos a numerosos idiomas y han obtenido muchos premios. Es un escritor de éxito, cuyas títulos suelen ser bestsellers en Rusia, pero no por ello pierden profundidad. Su estilo apoyado en la complejidad lingüística y la psicología de los personajes le ha permitido ser elogiado por la crítica, exaltando su lucidez y las características multidimensionales de sus obras.
Entre sus títulos más destacados es posible mencionar La lección de caligrafía, La toma de Izmail y El cabello de Venus.
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Dmitri Glujovski
Su primera novela apareció en 2002, publicada de manera independiente. Fue un experimento interactivo que se distribuyó en su página web y le permitió ganar lectores. Entre sus títulos más destacados se encuentran Metro 2033, Está oscureciendo, e Historia de la Madre Patria, una tira cómica en la que critica la Rusia de hoy.
Además de escritor de ficción, Glujovski es también periodista. Ha trabajado para EuroNews TV en Francia, Deutsche Welle, y RT. Entre 2008 y 2009 trabajó en la radio, y escribe columnas para el Harper’s Bazaar, l’Officiel y Playboy. Habla inglés, francés, alemán, hebreo, español, y, naturalmente, ruso.
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