Hace 120 años el mundo de las letras estaba por recibir al que sería uno de los escritores más prolíficos de su época. Debido a su incesante búsqueda de expresarse sobre una gran cantidad de temas, dejó tras de sí una vasta obra que terminó en México. A pesar de la persecución, el encierro y el exilio, Max Aub nunca dejó de escribir.
Obligado a vivir lejos de su lugar de origen, Aub, de origen francés y alemán, nacido en París, vivió su infancia y adolescencia en España. Luego del estallido de la Primera Guerra Mundial, su familia se trasladó de Francia a España, un hecho fundamental para su vida. Mientras en casa practicaba el alemán, legado de su padre, en el colegio y la calle hablaba en francés, pero finalmente escribió en español la totalidad de su obra.
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Los primeros años de vida de Max Aub
Cuando Aub nació en la capital francesa, un mundo de mujeres se preparaba para convertirse en su refugio. Hijo de un padre siempre ausente, debido a su labor como representante comercial que lo obligaba a menudo a emprender largos viajes por distintas partes del mundo, fue su madre, perteneciente a la alta burguesía y con inclinaciones artísticas, quien se encargó de educarlo en un ambiente cálido y privilegiado bajo el cuidado de las tres mujeres: su madre, su hermana y una empleada.
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Su inicio en el mundo de las letras
Max Aub dirá que haber vivido sobre una librería será un elemento fundamental para despertar su adicción por la lectura, además de la importante influencia materna por el mundo del arte; era casi lógico que los libros y las palabras abrazaran pronto al joven Max, lo cual sucedió de forma muy temprana. Con tan solo 12 años se inició en la poesía. Sin embargo, este no sería el único formato a través del cual expresaría ideas, pensamientos y sentimientos, también escribiría cuentos, novelas, críticas y dramaturgia, uno de los escenarios en los que más brilló.
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“El laberinto mágico” de Max Aub
Un hecho que marcará su escritura tuvo que ver con el enfrentamiento entre el político Emilio Castelar de Valencia de la Guardia Civil con los ciudadanos. Este suceso produjo en el escritor una impresión sustancial de tal forma que comprometerá su interés artístico con los menos favorecidos.
Sus primeros años de juventud estuvieron de la mano con los libros y si bien no desarrolló una carrera formal, buscó su independencia económica como viajante, lo que le permitió conocer a figuras como Jules Romains que van a influir de forma importante en su ejercicio creativo.
Tras su ingreso en el Partido Socialista Obrero Español, ubicado en el centroizquierda del panorama político, continuó su actividad literaria e ingresó al teatro vanguardista
El año 1939 marcó el inicio de un exilio que lo haría volver a su país de origen, Francia. Allí, los testimonios surgidos luego de ser internado en el Campo Roland Garros, denunciado como comunista y demás vivencias, quedaron registrados en obras como Manuscrito Cuervo e Historia de Jacobo. Desterrado a Marsella y luego deportado a Argelia, escribiría Diario de Djelfa, un sensible libro de poemas.
En 1942 abandona el Campo de Djelfa y se embarca hacia Veracruz, México, lugar que se convertirá en su casa por el resto de sus días y en el que escribiría la mayor parte de sus obras.
El laberinto mágico, una de sus obras más importantes, está compuesto por seis novelas que narran la guerra civil española. Escrita en México, la serie novelística logró posicionarse como las más destacadas y la que le daría el título inolvidable al autor.
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