Cuando Marian Rodríguez regresó a Bogotá tras un tiempo fuera de Colombia, habiendo vivido en Holanda mientras estudiaba Medio ambiente y Desarrollo sostenible, consciente de que aplazar sus sueños no era ya una opción, trajo consigo la determinación de hacer realidad ese al que ya le había dado mucha espera y reclamaba toda su atención.
Graduada en Ingeniería Química, esta lectora apasionada, enamorándose cada vez más de la idea de algún día tener su propia librería, finalmente, decidió hacerle caso a sus ilusiones y sus llamados insistentes y tomó la decisión que, considera, ha sido una de las más importantes de su vida.
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Fiel seguidora de los espacios diseñados para compartir la lectura, con la deuda autoinstalada, como una reivindicación a la mínima cantidad de mujeres escritoras que había leído, Rodríguez encontró los elementos necesarios para materializar su sueño.
De una habitación propia a una librería propia
Respondiendo a una necesidad interna y a una deuda consigo misma, Marian Rodríguez se anticipó a ese proyecto que pensaba emprender una vez se jubilara, cuando se sintiera aliviada de los afanes y las rutinas de la vida del trabajador, refugiada en la tranquilidad que solo la vejez puede brindar.
La necesidad de leer a más mujeres y las dudas acerca de un enigmático futuro sirvieron de impulso para que no siguiera prolongando el sueño. Se volcó de lleno en él.
La Librería Woolf nació como un espacio pensado para apostarle al cambio en la lucha transgeneracional por reivindicar la presencia de la mujer en el campo literario y la transformación social. En apenas dos meses, la librería pasó de ser un sueño a formar parte de la vida de Rodríguez y de quienes se sumaron al proyecto, convencidos de que se trataría de algo grande.
Junto a Álex y Alejandra, y otros cómplices, amantes de la lectura y entusiastas de este sueño, Rodríguez consiguió lo que buscaba, darle color y alma a esta librería nombrada en honor a la autora de La señora Dalloway, que con la llegada de los curiosos, los conocidos y los primeros descubridores de los tesoros que aloja en su interior ha conseguido nutrir y darle voz a quienes buscan, de alguna manera, cambiar el mundo, así como ella quisiera hacerlo.
Las inquilinas de la Librería Woolf
El catálogo que la librería busca acercar a los lectores se compone de títulos escritos, naturalmente, por mujeres; sin embargo, no todos los contenidos son de corte feminista, y en eso es enfática Rodríguez: no todas las escritoras lo son y si bien ella es feminista, la librería no lo es.
Las secciones están pensadas de tal manera que quien se adentre en ellas pueda sentirse acogido. No llevan los típicos rótulos ni hablan de los temas de siempre.
En la búsqueda por lograr un catálogo sólido que responda a los intereses de la gente y acoja aquellos contenidos que son necesarios en cualquier librería, uno de los mayores retos es la curaduría. Como no es posible tenerlo todo, se requiere de un ojo agudo que permita fijarse en aquello que es esencial y darle apertura a aquellos contenidos que, de repente, han sido rechazados en otros espacios. Las escritoras emergentes, la literatura trans, los contenidos sobre el cuidado de la tierra y el derecho animal, y aquellos aportes que han hecho las mujeres en otras disciplinas. En últimas, es en las apuestas de cada librería que los lectores encuentran comunión. Es por eso que eligen ir a una y no a la otra.
“En estos espacios culturales la neutralidad no existe. Siempre se nota de alguna forma quién está detrás. Entonces, hay discursos que no queremos tener aquí. Discursos de odio, discursos racistas, discursos homofóbicos, así los escriba una mujer no tienen cabida”, comenta Rodríguez.
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Autoras como Piedad Bonnett, Laura Restrepo, María Mercedes Carranza, entre las más clásicas, y Margarita García Robayo, Pilar Quintana, Laura Ortiz y María del Mar Ramón, de las más jóvenes, conforman la base de los títulos ofrecidos para los lectores interesados en la literatura colombiana. Asimismo, nombres como los de Svetlana Alexievich, Chimamanda Ngozi Adichie, Joan Didion o la misma Virginia Woolf hacen parte de las voces propuestas para acercarse a la literatura de otras latitudes.
Hablando de Virginia Woolf, la escritora que inspira el nombre de la librería, tiene toda una sección dedicada a ella. Naturalmente, el libro que más rápido se va es Una habitación propia.
Transformar el mundo, conquistar lectores
Una de las proyecciones a corto plazo de la Librería Woolf como proyecto colectivo y a la vez, transformativo en el entorno social, en su búsqueda por acercar la literatura y los libros escritos por mujeres a la gente, de pequeños a adultos, tiene que ver con sacar la librería de los espacios convencionales y llevarla a otros sitios en los que, tradicionalmente, no se acostumbra a darle importancia a la lectura.
Enamorar y contagiar la lectura a través de las voces de mujeres en las que las historias, las investigaciones, los sueños, la tierra, la cultura y las tradiciones, son las puntos de encuentro y descubrimiento para salir de las paredes de la librería e ir en la búsqueda de nuevos y más lectores.
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“Buscamos generar impacto social también en las periferias, llegar a los barrios más alejados de Bogotá. Se pueden hacer muchas cosas articulando lo que ya existe allá con lo que nosotros podemos llegar a disponer”, apunta Rodríguez.
La idea es, entonces, aprovechar las herramientas que la gente tiene en sus propios contextos para incentivar en ellos la pasión por los libros. Y no solo en los barrios más lejanos, también en los colegios, integrando a los jóvenes y los más pequeños en torno a la lectura. Un acto profundamente transformador a través de la palabra, como el que tantas escritoras nos han legado y al se siguen sumando cada vez más mujeres buscando levantar su voz y hacerse escuchar.
Ubicada a la altura de la calle 39b con carrera 21, en las inmediaciones del Park Way, en la localidad de Teusaquillo, la Librería Woolf, en la segunda planta de la casa que acoge la cervecería artesanal Statua rota, espera por sus lectores y lectoras para ofrecerles lo mejor de la industria editorial que ha sido escrito e impulsado por mujeres. Desde novelas, cuentos y poesía, hasta ensayos, testimonios y otros géneros. Lo que no tengan en sus estanterías, prometen, lo traerán con el paso de los días.
Además de los libros, entre estas paredes estarán, con los brazos abiertos, Marian, Álex y Alejandra, siempre dispuestos a conversar y recomendar, convencidos de que solo a través de la lectura este mundo nuestro puede llegar a ser, finalmente, su mejor versión.
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