Un 3 de junio nació quien se convertiría en una de las voces más destacadas en el registro de la represión franquista: Dulce Chacón. La obra de Chacón no solo retrató uno de los sucesos más importantes de su país, también puso en evidencia cómo lo vivieron las mujeres.
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A 20 años de su prematura muerte, celebramos la vida de la escritora y poeta comprometida con la denuncia de las injusticias sociales que tuvieron lugar a su alrededor, pero también lejos de ella, como la guerra de Irak, hecho ante el que se pronunció sin reparos.
Los primeros años de Dulce Chacón
La escritora nació en 1954 en Badajoz, al sureste de España en el seno de una familia profundamente conservadora. Su padre se desempeñó como alcalde durante la dictadura de Franco, situación que marcará su forma de ver el mundo.
La figura de su padre, de por sí, será trascendental, pues es quien despierta su interés por la literatura. Antonio Chacón leía poesía a su familia y también se dedicaba a escribir, hecho que hacía bajo el seudónimo de ‘Hache’. Sin embargo, partiría antes de ver a su hija convertida en escritora.
Una escritura joven que creció pronto
Debido a esto, su madre decide llevar a la familia a vivir a Madrid. Una vez en el lugar donde construirían su nuevo hogar y tras ingresar con su hermana al internado, Dulc empezó a recorrer us primeros pasos en el mundo de la poesía. En este momento, sus escritos expresaban la situación que estaba viviendo, el dolor por la pérdida de su padre y su negativa por permanecer en el internado, que para ella era similar a una cárcel.
Se sabe que entre sus escritores favoritos durante estos primeros años de juventud estaban César Vallejo, José Ángel Valente y Celan Rilke, quienes además dejarán huellas en sus registros de poesía. Sin embargo, otros escritores que también influirán su proceso fueron José Saramago, Luis Landero y Julio Llamazares en la narrativa.
Si bien la escritura fue un ejercicio que inició joven, no sería sino hasta el año 1992 donde publicaría su primer libro titulado Querrán ponerle nombre. Posteriormente, aparecerán otras obras como Las palabras de la piedra, Contra el desprestigio de la altura y su novela Algún amor que no mate.
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“Querrán ponerle nombre”
El compromiso social que Chacón no temió tomar
Si bien Dulce Chacón venía de una familia profundamente conservadora, poco tiempo pasó para que sentara sus propias posiciones sobre las situaciones de injusticia que veía a a su alrededor. Un evento en particular tenía que ver con el silencio de su familia en el curso de la represión franquista en Zafra. Allí habrían muerto cerca de 250 personas a manos de las autoridades.
La pequeña localidad y su afectación, así como el estallido de la guerra, las víctimas y la posterior guerra civil, derivaron en una violencia sin precedentes. En este sentido, los escritos de Dulce Chacón dejaron ver sus luchas e intereses. Chacón se rebelaba contra todos los actos de injusticia y en ello el silencio de las mujeres tras la Guerra.
De hecho, así lo hizo en su obra La voz dormida, una novela a través de la cual reunió testimonios de muchas mujeres. En sus pronunciamientos relataban cómo se escondían de los vecinos al ser señaladas “rojas”, razón por la que debían huir.
“Es necesario hablar más y contar más, para que la voz sea un instrumento de reconciliación y no un arma arrojadiza contra el otro” dijo Chacón a Santiago Velázquez en una entrevista en el año 2002.
Cuando a Dulce Chacón le diagnosticaron cáncer de páncreas, hecho que quitaría la vida, estaba planeando una novela que más tarde llevaría el título de La princesa india. No obstante, la enfermedad le robó mucho tiempo y energía para desarrollarla, razón por la que la dejó en encargo de su hermana, Inma Chacón.
En esta obra se narraba la historia de una joven azteca que tenía poderes y a la que la suerte del destino unirá con el capitán de un ejército. Juntos iniciarían una gran lucha en medio de la guerra durante la Inquisición en España. Allí también se combinaban las aventuras con la crónica de indias y las culturas indígenas.
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“La princesa india”
Otras de sus obras fueron: el cuento Te querré hasta la muerte, las novelas Blanca vuela mañana y Háblame, musa, de aquel varón, los poemarios Matar al ángel y Cuatro gotas, la obra de teatro Segunda mano y la biografía de Cristina Sánchez Matadora.
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