Habrá quienes consideren que las artes e incluso la literatura son en sí mismas una droga, pues los apasionados escritores pasan gran parte del tiempo sumidos en sus imágenes mentales buscando la mejor manera de transformarlas en palabras; sin embargo, la relación entre literatura y drogas puede llegar a ser mucho más compleja, al punto de que el abuso ha cobrado la vida de no pocos autores y han puesto en peligro la existencia de otros tantos, que han recurrido a diferentes sustancias, en algunos casos buscando nutrir el proceso creativo; en otros, tratando de paliar algún padecimiento o condición mental o incluso como consecuencia de una etapa de desenfreno y hedonismo sin control.
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Son muchos los caminos que conducen a las tinieblas de las adicciones y en esta ocasión hacemos un corto recorrido por algunas de esas historias, protagonizadas por Louisa May Alcott, Stephen King, Aldous Huxley, Ayn Rand y Jean Paul Sartre.
Louisa May Alcott (1832 - 1888)
Nacida en Filadelfia, Estados Unidos, escritora de novelas y relatos, May Alcott, la inolvidable creadora de “Mujercitas”, se destacó no solo por la calidad de sus textos, sino por su activismo (herencia de su madre) en temas como la abolición de la esclavitud y el derecho de las mujeres a votar, y la inclusión en su obra de aspectos considerados tabú durante su época, como el incesto y el adulterio. Adicionalmente, creció como vegetariana
Su interés por los temas sociales la llevó a desempeñarse como enfermera voluntaria durante la Guerra Civil estadounidense, labor durante la cual contrajo fiebre tifoidea. En ese entones la enfermedad era tratada con mercurio, lo cual le producía a los pacientes terribles dolores, debilidad y alucinaciones. Con el fin de combatir estos efectos secundarios, la escritora comenzó a consumir morfina, también recurrió al láudano, un derivado del opio, y en sus últimos días, afectada por el cáncer que la llevó a la tumba, volvió a la morfina para enfrentar los fuertes dolores que le producía su enfermedad.
El febrero de 1869, Alcott, bajo el seudónimo A. M. Barnard, publicó una pequeña novela llamada “Juego Peligroso” sobre un grupo de jóvenes de la alta sociedad que toman caramelos de hachís para combatir el aburrimiento. “Si alguien no me propone una diversión nueva e interesante, me moriré de aburrimiento”, asegura uno de sus personajes.
Stephen King (1947)
Si bien a menudo firmó con su pseudónimo Richard Bachman, lo cierto es que su nombre estará por mucho tiempo en el campo literario. Ha sido reconocido como uno de los escritores estadounidenses más importantes en la literatura de terror, ciencia ficción, narrativa de terror, misterio y en general, la literatura fantástica.
La adicción de Stephen King estaría marcada por una gran variedad de sustancias, desde jarabes para la tos, hasta cloro y altas dosis de alcohol. Sin embargo, con el paso del tiempo estas adicciones se fueron reduciendo. En la actualidad asegura que solo consume tabaco.
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Aldous Huxley (1894 - 1963)
Desde la poesía y la filosofía, Huxley fue uno de los escritores más importantes dejando una gran variedad de obras para la posteridad. De origen británico, el escritor emigró a Estados Unidos, lugar en el que se dedicó gran parte de su vida a la escritura, también, de novelas, ensayos, relatos cortos, guiones, libros de viajes y su obra más conocida: Un mundo feliz.
Su adicción se concentró en la influencia del LSD y se cree que bajo los efectos de esta sustancia habría escrito obras como Las puertas de la percepción y Cielo e infiernos. De hecho, solía hacer referencia a menudo a la influencia de los psicodélicos. Además, se cree que antes de morir le pidió a su esposa que le inyectara LSD.
Ayn Rand (1905 - 1982)
Aunque nació en Rusia, Rand obtuvo la nacionalidad estadounidense y desde allí construyó gran parte de su vida. En su haber reposan obras como la novela La rebelión de Atlas. La escritora y filósofa desarrolló un modelo de pensamiento al que se le conoció como “objetivismo”.
Se cree que la adicción de Rand iniciaría al terminar su obra El manantial en el año 1936, momento en el que empezó su consumo de benzedrina, un medicamento pionero en la regulación del apetito. Su consumo se haría intenso por cerca de casi tres décadas.
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Jean Paul Sartre (1905 - 1980)
Si hablamos de filosofía y literatura, indudablemente tenemos que nombrar a Sartre, pues sus obras lograron ser influencia para una gran variedad de escritores de su tiempo y en la posteridad. Su escritura se desarrolló en la dramaturgia, la novela, la biografía, la crítica literaria y algunos otros campos abordados. Es considerado uno de los principales representantes del existencialismo.
Se sabe que Sartre era adicto a la mescalina, un alucinógeno cuyo componente es extraído de dos tipos de cactus. En cuanto la consumía veía crustáceos a quienes dirigía palabras de sus obras, entre ellas La náusea, que fue escrita durante sus momentos más agudos de adicción. A las figuras que veía solía decirles “mis pequeños”.
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