Uno de los enigmas más longevos y atractivos de la literatura colombiana cobra vigencia cada mes de mayo, cuando se conmemora un año más del suicidio de José Asunción Silva, uno de los poetas más importantes e influyentes de su tiempo.
Nacido en 1865, en menos de 30 años consiguió gestar una de las obras más originales de la poesía latinoamericana del siglo XIX. Si bien su producción conocida es breve, pues mucho de lo que escribió se perdió, tras su muerte adquirió una relevancia capital para las letras colombianas, así como su figura de “poeta maldito” que terminó, incluso, en la memoria colectiva de los bogotanos con leyendas sobre su suicidio y teorías de la conspiración alrededor de un posible asesinato e intentos de terceros por destruir su imagen, mientras aún estaba vivo.
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Alrededor de 150 poemas se le han atribuido tras su deceso, así como una serie breve de notas críticas y una novela titulada De sobremesa.
Entre sus poemas, probablemente los más famosos sean sus Nocturnos, especialmente el número 3, el cual llegó a aparecer, incluso, en uno de los billetes de 5.000 pesos que el gobierno colombiano imprimió durante un buen tiempo.
Una noche
una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas,
Una noche
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas,
a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda,
muda y pálida
como si un presentimiento de amarguras infinitas,
hasta el fondo más secreto de tus fibras te agitara,
por la senda que atraviesa la llanura florecida
caminabas,
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
y tu sombra
fina y lángida
y mi sombra
por los rayos de la luna proyectada
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban.
Y eran una
y eran una
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!
¡y eran una sola sombra larga!
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De los distintos conjuntos de poemas que se han publicado, tan solo uno fue organizado y supervisado por el propio Silva, quizá el de mayor calidad y coherencia: El libro de los versos. El poeta lo dejó listo para publicar antes de su muerte. Apareció en 1923 y comprende gran parte del trabajo que realizó entre 1891 y 1896.
Uno de sus aportes más notables a la poesía es la experimentación y la readaptación de la métrica tradicional, la variación de ritmos y acentos, y de estrofas y medidas, con el propósito de minimizar la rigidez del verso, consiguiendo así una mayor musicalidad y expresión de lo que quería hacer sentir.
A día de hoy, su muerte sigue siendo motivo de dudas. Según la leyenda, en la madrugada del 24 de mayo de 1896, José Asunción Silva se disparó en el corazón con una Smith & Wesson. Supuestamente, poco antes se había hecho pintar una cruz por su médico, Juan Evangelista Manrique. En la habitación en la que se quitó la vida se encontró un libro titulado El triunfo de la muerte.
Escritores como Enrique Santos Molano y Fernando Vallejo han intentado retratar su vida, tratando siempre de entender por qué se habría matado el poeta. Sin embargo, más preguntas que respuestas son las que han quedado.
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Uno de los intentos más recientes por comprender el enigma de Silva lo ha llevado a cabo el escritor colombiano Daniel Ángel, quien a partir de una minuciosa investigación, pero valiéndose de las libertades que permite la ficción, escribió una novela en la que intenta retratar al hombre al borde del abismo y vuelve a centrar la atención sobre este asunto de nunca acabar: ¿Silva se suicidó o lo mataron?
Daniel Ángel lleva a los lectores, con muy buen tino, a aquella noche del 24 de mayo de 1896, para presenciar no ya a un poeta sino a un fantasma. Pálido e insomne, deambula por las calles de una Bogotá donde no deja de llover. Fuma un cigarrillo tras otro y lo agobian las deudas que heredó de su padre, el recuerdo de su querida hermana Elvira, el naufragio del vapor L’Amerique, que se llevó al fondo del mar el grueso de su obra literaria, y la certeza irrefutable de que alguien lo quiere asesinar.
Una idea poderosa impregna estas páginas: los poetas son casi un milagro de la naturaleza. El “Silva” de Daniel Ángel es una especie de espejo de la ciudad que lo habita y, por ende, de la que nos acontece hoy en día. Bogotá es protagonista tanto como él. A su vez, el personaje es resuelto por el escritor de manera magistral como el enigma que fue en su tiempo y sigue siendo hoy.
Más de 120 años después la duda sigue intacta. Si se quitó la vida o si no; si todo fue parte de un complot contra la empresa de su familia; si fue un asunto de envidias. Lo relata bien Daniel Ángel en estas páginas, pero Silva, el poeta, el personaje, el fantasma, sigue siendo fiel a sí mismo, tan vaporoso y etéreo como desde el primer momento.
Sobre el autor: Daniel Ángel
- Nació el 2 de agosto de 1985 en Bogotá.
- Además de novela, también ha escrito poesía y se desempeña como tallerista de literatura.
- Ha publicado varios libros de cuento y novela.
- Entre sus libros se encuentran: País de colores (2015), Rifles bajo la lluvia (2017), En esa noche tibia de la muerte primavera (que ganó el II Concurso Nacional de Novela UIS 2017, reeditado por Seix Barral con el título de Silva), y Sepultar tu nombre (2022).
- Sus últimas obras son un intento por narrar la violencia en Colombia en los últimos 50 años.
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