Aunque las plantas se han hecho parte del paisaje, lo cierto es que son seres vivos que en su silencio y a la vez en su inmensidad, han estado en la tierra por millones de años junto a la humanidad y los animales. Siguen presentes en medio de lo que el ser humano ha construido y colándose por el concreto que abunda en la urbanidad.
Le puede interesar: La inefable belleza de los jardines, lo que Mario Satz busca capturar en “El jardinero del Chahar-Bagh”
Esta selección de algunas obras de la literatura, cuyo contenido es también escenario para acercarse al maravilloso mundo de las plantas, plantea un objetivo que va más allá de responder a sus características físicas o biológicas; aquí, las plantas se mezclan con las situaciones, se funden con los personajes, les sirven y se palpan en ellos.
Las plantas que aparecen en los siguientes libros desarrollan un papel fundamental en el que dan cuenta, incluso, de las relaciones que se tejen entre los personajes, son el reflejo de un territorio y su aspecto es también huella del tiempo, las circunstancias, la construcción y la destrucción.
Que sea esta una oportunidad para celebrar el universo de las plantas, los otros seres vivos que, en nombre del progreso industrial y en ello lo material, se han rechazado. Aunque parecen quedar cada vez más en el olvido, aquí son rescatadas y traídas de regreso a la mirada contemplativa por las voces de Valeria Correa Fiz, María Luisa Bombal y José Eustasio Rivera.
Le puede interesar: Leila Sucari: “Escribir una novela es habitar una vida paralela”
“Hubo un jardín” de Valeria Correa Fiz
En la obra de la escritora argentina Valeria Correa Fiz, las plantas aparecen para construir todo un escenario que da rienda suelta a siete cuentos reunidos en las 152 páginas de este libro editado por Páginas de Espuma. ¿Qué es el “Jardín”? Una búsqueda por resolverlo emprende el tránsito por estos relatos que a su vez, invitan a descubrir lo que simbolizan para la vida.
Un eje clave para el curso de estas historias es tomado por las plantas y en ello la misma naturaleza que se funde con los personajes, de manera que no solo permite ver los espacios externos, sino también todo lo que ocurre en el interior de ellos. ¿Cuál es el significado de la naturaleza, entonces?
“La última niebla, la amortajada” de María Luisa Bombal
La siguiente obra es fruto de la magia literaria de una de las mujeres más importantes de la literatura latinoamericana, considerada, de hecho, madre del realismo mágico. En esta línea, la obra que la cita en esta selección no le es ajena a la vida natural.
“La última niebla, la amortajada” es sede de la obra narrativa de la escritora chilena, quien con novelas cortas y relatos pone ante el lector historias que forman la creación poética que camina entre lo real y lo fantástico, de ahí que la naturaleza y las plantas no puedan faltar en las imágenes, ligado, además, al mundo femenino y al mundo masculino.
Le puede interesar: Traiciones, ambiciones y épicas batallas: “El enemigo de Julio César”, un nuevo texto de Andrea Frediani dedicado al emperador romano
“La Vorágine” de José Eustasio Rivera
Para finalizar este recorrido está la novela del escritor colombiano “La Vorágine”, considerada una de las obras clásicas de la literatura latinoamericana, dado que el estilo del autor, su contenido y la publicación en 1924 marcaron un antes y un después dentro de la producción literaria de ese momento.
La novela figura como una obra de denuncia social sobre uno de los momentos más dolorosos atravesados por la violencia en el territorio colombiano. En ella, la naturaleza no solo está presente como escenario, sino también como personaje víctima de la explotación, en este caso de la selva amazónica tras la fiebre por el caucho.
Seguir leyendo: