Al ritmo de bunde, bullerengue y abozao se canta la identidad de un pueblo que reside principalmente en el Pacífico Colombiano, pero cuyas huellas ancestrales se encuentran en todo el territorio nacional, expresando la necesidad de conservar la memoria cultural de esta etnia.
Esta es la lucha de una población que se sigue defendiendo de una discriminación que tiene como punto de origen uno de los momentos más oscuros de la humanidad: la época de la esclavitud, un desgarrador sufrimiento que se prolongó por alrededor de 400 años.
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Cada 21 de mayo Colombia conmemora el Día de la Afrocolombianidad, una fecha de reflexión sobre la herencia africana en el país, hasta el logro de su libertad en 1952, y la literatura, como otra de las disciplinas artísticas, se expresa como un eje de resistencia.
En esta ocasión, la reconstrucción de la memoria y, a la vez, la celebración de la riqueza cultural que se opone al olvido está a cargo de la poesía, la narrativa y la tradición oral, en las creaciones de Johanna Barraza Tafur, Mary Grueso y Adelaida Fernández Ochoa.
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Johanna Barraza Tafur
Desde la poesía y desde la defensa de su raza y su cultura, Barraza Tafur se ha hecho un espacio en la literatura afrocolombiana contemporánea. Su obra incluye una selección de poemas donde deja su piel, titulada “Sembré nísperos en la tumba de mi padre”, publicada en 2019, ganadora de la Beca Distrital de Poesía Nuevos Creadores del Portafolio de Estímulos “Germán Vargas Cantillo” de la Alcaldía de Barranquilla.
El poemario de Barraza es una evocación a su infancia en la costa Caribe de Colombia, el escenario por excelencia de la obra. Allí, la poetiza cita la pérdida de un padre al que parece dibujar en medio de gritos dolorosos, cantos de mirlas e imágenes que le suscita la memoria.
Llevo horas aquí afuera,
abrumada de ver cómo la burocracia
nos persigue más allá de la muerte.
¿Acaso nos volvemos parte
de una sociedad para esto?
Señores forenses,
ese cuerpo no les pertenece,
murió en mis brazos
y desde entonces
yo lo parí.
Sus poemas también han sido incluidos en deferentes medios culturales y literarios, como La raíz invertida, Afroféminas y Corónica, entre otros.
Radicada ahora en Argentina, Barraza sigue escribiendo para el mundo y estudiando Filosofía y Edición en la Universidad de Buenos Aires. Su última obra es “Sembré nísperos en la tumba de mi padre” (Himpar Ediciones, 2022).
Mary Grueso
Oralidad y herencia cultural se unen en la obra de Mary Grueso, una de las escritoras más importantes dentro de la literatura infantil y la literatura afro de nuestros tiempos. Desde Guapí, Cauca, sus creaciones en el campo narrativo y poético retratan las historias de la comunidad afro, sus tradiciones y en ello; danzas, creencias, rituales y memoria. Así, también figura como narradora oral y maestra.
Mary Grueso le habla a los niños, pero el público adulto también es un invitado especial. En sus textos transmite historia e identidad, transportando al lector, con quien comparte sus recuerdos, a su propia infancia.
No soy yo
Yo no soy yo…
soy mi comunidad,
soy el Pacífico en todo su esplendor.
Soy la tradición oral de mis ancestros
que nos educaron de generación en generación,
inculcándonos enseñanzas y valores
para vivir en paz y en comunidad
Licenciada en español y literatura, con una especialización en Lúdica y recreación para el desarrollo social y cultural, Grueso está dedicada a la vida académica, pero también artística, mientras se consolida como una de las voces más importantes de la literatura afrocolombiana.
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Adelaida Fernández Ochoa
Desde la ciudad de Cali llega Adelaida Fernández Ochoa. Esta escritora, abordando diversos temas, le ha dado especial foco en su obra a la mujer, particularmente a las mujeres negras; de hecho, se ha pronunciado en varias ocasiones denunciando que la voz de estas mujeres ha sido silenciada en la literatura fundacional.
En este marco, parte de su propuesta busca enmendar la omisión de estas voces, razón por la que su narrativa parece empeñada en rescatar las expresiones de las mujeres negras. Una de ellas es Nay, la esclava negra que aparece como un premio en un juego de azar en la famosa novela “María”, de Jorge Issacs, y a la cual convierte en protagonista de su obra “Afuera crece un mundo”, ganadora del premio Casa de Las Américas y considerada una de las mejores piezas de la literatura colombiana de los últimos años.
Es 1840 y varios cimarrones y libertos del Cauca se han unido al ejército de Los Supremos en espera de respaldo para su propia causa: la abolición de la esclavitud. Pero Nay de Gambia, negra que administra la lechería y la huerta de una de las haciendas del judío Ibrahim Sahal, está convencida de que la verdadera libertad no se adquiere a través de la ley.
“Afuera crece un mundo” es producto de una investigación rigurosa que lleva al lector a la Colombia del año 1840 y retrata la otra cara de la esclavitud, la de los sometidos que buscan la libertad que les fue negada y que justo allí, en ese desespero, encuentran por fin la luz.
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