Entrenada en la ficción histórica y la crítica literaria, la escritora María Rosa Lojo se ganó un lugar entre las voces más influyentes de la narrativa argentina contemporánea: es una de las poetas y narradoras nacionales más importantes de los últimos años, reconocida investigadora literaria y la primera argentina en ser reconocida como Miembro de Honor de la Real Academia Gallega, además de una autora muy querida por sus pares. Lleva recorrido un largo camino.
Lo que no pudo haber imaginado es que terminaría convertida en un personaje de ficción, en este caso, la novela Rías de argento, del poeta y escritor cordobés José Luis Thomas.
También resulta llamativo, juzga Lojo, es que además de crear su alter ego literario, el autor incluyó escenas que para ella terminan siendo “premonitorias”: “Su libro me sorprendió por la agudeza que tiene sobre mí misma, e incluso es un libro profético, porque imaginó una escena final y otra de comienzo en el que propone un retorno mío a Galicia, donde fui homenajeada, y se lanza al futuro, un futuro que terminó convirtiéndose en realidad”, explica. “Cuando en 2019 me nombraron Académica de Honor de la Real Academia Gallega sentí que este libro, iniciado en 2017, había anticipado lo que pasó; me llama mucho la atención”, dice la escritora a Infobae Leamos.
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En este caso, la trama de la ficción transcurre en Galicia -de donde eran oriundos los padres de Lojo- en un tiempo en el que la escritora camina con bastón.
La huella gallega
Hija de padre gallego y madre castellana (de Madrid) -ambos se conocieron en la Argentina, tras haber huido de su España natal durante la guerra- a lo largo de su extensa obra, la autora hace foco en el tema de la emigración y el exilio como constantes en sus textos autobiográficos y de ficción, así como en los ensayos de investigación asume la búsqueda de la restauración del legado gallego en el imaginario argentino.
La huella de Galicia aparece ya en su primera novela, Canción perdida en Buenos Aires al Oeste (1987) y se conserva en Solo queda saltar (2018); Finisterre, traducida al gallego como A fin da terra (2006), Árbol de familia (2010) y en Todos éramos hijos (2004).
El álbum ilustrado O libro das Seniguais e do único Senigual, publicado originalmente en gallego, en el año 2010, fue traducido al castellano seis años después.
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En otro de sus libros -uno de sus últimos publicados-, Así los trata la muerte, la escritora recrea, a su vez, las voces de los muertos del cementerio de la Recoleta para rescatar las que fueron sus historias reales pero, sobre todo, imaginar lo que pudieron haber intercambiado, descubriendo afinidades o enfrentamientos, y más allá de lo que verdaderamente ocurrió: Lucio V. Mansilla dialoga con Manuel, su valet, a fines del siglo XX. Mariquita Sánchez de Thompson le envía cartas a su hija Florencia, y sabremos, entre muchos otros, de Victoria Ocampo, Camila O’Gorman, Domingo F. Sarmiento. Convierte así el más allá en una instancia de revelación.
Atraviesa, dice ella, un muy buen momento. Todos sus títulos aparecidos en el grupo Random House, además, están siendo relanzados en versión ampliada: Sólo queda saltar; Finisterre; Amores insólitos de nuestra historia; La princesa federal. En mayo, salen La pasión de los nómades y Las libres del Sur. Y como si todo esto fuera poco, se publicará -también en mayo- un nuevo libro suyo, Lo que hicieron ahí, por Corregidor.
El otro yo literario
El tema de su alter ego literario, sin embargo, es lo que le causa más asombro: “Estoy profundamente agradecida a Thomas, un poco poeta y otro poco profeta”, dice la autora. Y relata, en relación al libro que la tiene como personaje que “éste fue un proyecto que empezó por 2017, Thomas me pidió mis libros y en Rías de argento, presenta un trabajo conjetural sobre mi vida, aunque con muchos aciertos: es como si a través de mis libros hubiera descubierto quién soy, es muy curioso, muy singular. En su libro, “la Lojo de la ficción conversa sobre libros, debate, y el autor pone a mis personajes en diálogo conmigo.”
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También asume: “Hay algunas diferencias entre el personaje y yo, pero tiene muchos elementos en común, e incluso de mi marido y mi hija, a quienes el autor imagina con un extraordinario acierto. También intuye mucho acerca del vínculo tan complicado que tuve con mi madre, una tragedia familiar que él trabaja de una manera muy delicada y fuerte a la vez”. En síntesis, dice, ésta fue una de las experiencias más extraordinarias de su vida.
“La gratitud es por el hecho de que un colega se haga dedicado con tanta meticulosidad a describir a un personaje basado en mí, es un regalo enorme el que me ha hecho, y conmovedor”, dice.
José Luis Thomas, por su parte, explica que su objetivo inicial fue hacer un ensayo sobre la obra de la escritora, “pero de pronto me di cuenta que eso significaba circunscribirme a un núcleo de lectores específicos, estudiosos y críticos; ahí surgió la idea de la novela -cuenta-. María Rosa lo define bien al decir que es una conjetura literaria, una ficción en la que se entrelaza el personaje creado para darle sentido a la narración y la persona real de la que emana el contenido sustancial, reflejado desde su obra y desde ciertos aspectos y actos de su vida privada.”
En opinión de Thomas, que asume que basa su método de escritura en buena parte en la intuición, “ese nivel, posiblemente premonitorio que advierte María Rosa es real”.
Además, dice, “no es habitual que se hagan novelas sobre personas vivas, y para mí, además, fue gran desafío puesto que el personaje retratado tendría la posibilidad de hacer el retorno crítico, una prueba de fuego. Tengo la satisfacción de haber salido airoso, gracias a la generosidad de María Rosa”, concluye.
Quién es María Rosa Lojo
♦ Es doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y ha sido investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet).
♦ Es directora académica del Centro de Ediciones Estudios Críticos de Literatura Argentina en la Facultad de Filosofía, Letras y Estudios Orientales de la Universidad del Salvador, en Buenos Aires.
♦ Desde el año 2015 es también miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y desde 2017 pertenece al consejo de administración de la Fundación Sur.
♦ Entre sus obras se encuentran La princesa federal, Árbol de familia, Cuerpos resplandecientes, Solo queda saltar, Así los trata la muerte, Una mujer de fin de siglo, Finisterre, Historias del Cielo, Los brotes de esta tierra, y Las libres del Sur, entre otras.
♦ Ha sido galardonada con el Premio de Poesía de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (1984), el del Instituto Literario y Cultural Hispánico de California (1999), el Premio a la trayectoria en Literatura de la asociación Artistas Premiados Argentinos o el Gran Premio de Honor 2018 de la Sociedad Argentina de Escritores, un premio que recibió por primera vez en 1944 el escritor Jorge Luis Borges.
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