El rescate de “Un caballero a la deriva”, la novela de Herbert Clyde Lewis

Esta historia anduvo perdida varios años, finalmente, la editorial Periférica la ha publicado para consuelo de los lectores. Una verdadera obra maestra

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Portada del libro "Un caballero a la deriva", de Herbert Clyde Lewis. (Editorial Periférica).
Portada del libro "Un caballero a la deriva", de Herbert Clyde Lewis. (Editorial Periférica).

El caballero retratado en estas páginas es Henry Preston Standish, un sujeto de la más exquisita educación y de una acomodada posición social. Vive en Nueva York junto a su familia. Es un esposo fiel y un padre cariñoso. Sus días fluyen de formas tan apacibles que la vida apenas si hace ruido.

Un día, sin embargo, Standish siente que es necesario cambiar su estilo de vida y aventarse en la búsqueda de algo más. Es, entonces, cuando decide subirse a un barco y emprender el viaje de sus días.

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A bordo del Arabella, lejos de su rutina habitual, la alegría embarga el corazón del caballero, pues nunca se ha sentido mejor y, de a poco, va recuperando las ganas de vivir. Todo va viento en popa hasta que la banalidad decide truncar su destino y termina cayendo al mar, luego de haberse resbalado con una mancha de grasa en la cubierta.

Standish es buen nadador y no deja que el pánico se apodere de él. Mientras nada intentando regresar al barco, piensa en las posibilidades que tendría para sobrevivir en caso de que no logre salir del agua. Se esfuerza en cada braceo con la esperanza de que lo vea alguien y lo rescate. Sin embargo, a bordo, nadie advierte su ausencia.

Durante un buen tiempo esta novela de Herbert Clyde Lewis estuvo olvidada. Recién en 2011 fue publicada por primera vez en español y ahora vive su momento.

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“Un caballero a la deriva” es una pieza en la que la sencillez y la tensión se funden para hacer de la narración una parábola tragicómica que conduce a los lectores a la reflexión de, por ejemplo, cómo es que ordenamos las prioridades en la vida, y a preguntarnos por qué a veces sentimos la necesidad de naufragar, pues no es fácil mantenerse siempre a flote.

El tono, la forma, la extensión y hasta el ambiente son simplemente precisos en este trabajo de ficción de Herbert Clyde Lewis en el que las horas pasan, no solo para el desdichado caballero, sino también para quien lee. Pasan y pasan las horas y la pregunta es siempre una: ¿Conseguirá Standish ser rescatado?

La novela, pese al ritmo, no pone en primer plano esa sensación angustiosa que trae consigo la incertidumbre. Aunque como lectores queramos saber qué pasará finalmente con el personaje, no es este el punto central que busca conseguir el escritor. “No había nada más horrible que ser el último hombre de un mundo monótono”, escribe Lewis. A él le interesa algo más, ver a este hombre flotando en el océano, a merced de sí mismo, e intentar comprender qué es lo que significan esas horas que corren sin detener el paso.

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Esta es una novela alegórica. Nuestro personaje, Standish, cree que un caballero bien educado, de buena familia, exitoso y amable no puede caerse al mar por algo tan trivial como una mancha de aceite en la cubierta del barco. Ese Standish imaginario, ideal, que la persona de Standish ha forjado durante tanto tiempo se quiebra siempre al final. La visión de Lewis en este libro sobre la condición humana es absolutamente lúcida e implacable.

La nueva edición de “Un caballero a la deriva” llega a las librerías de la mano de la editorial Periférica, en un volumen más que acorde con el espíritu de la novela. No más de 200 páginas y la posibilidad de cargar el libro hasta en el bolsillo del pantalón.

“Cuando Henry Preston Standish cayó al océano Pacífico, el sol empezaba a trepar el horizonte”, así inicia, y son apenas necesarias unas cuantas horas para sumergirse de lleno en el relato.

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