Martín Villagarcía pasó por el stand de Leamos en la Feria del Libro y dialogó con Fernando Pagano sobre su más reciente libro, Lame Lima (Lluvia Dorada Editora), la segunda entrega de una trilogía que articula episodios sexuales con el formato de diarios y crónicas de viaje. Aunque se basan en la experiencia personal del autor, Villagarcía señala que el hecho de la escritura se aleja bastante de la realidad. “De lo real hay un referente, pero creo que toda la elaboración literaria ya de por sí es un paso al costado de lo real”.
Tanto en Lame Lima como en su libro anterior, Nunca nunca nunca quisiera volver a casa (Editorial De Parado), Villagarcía juega con la idea de conocer una ciudad como turista, pero no a través de su comida, sus paisajes, su cultura, sino a través del sexo. “Los dos libros son escrituras que yo considero performáticas, abordan experiencias que yo busqué tener para poder escribirlas, y las escribía de una forma como para sujetarlas, para darles una entidad también a la experiencia”. Si bien hay una fuerte carga erótica en los relatos, el erotismo no es lo único que plantea el libro. “En general escribo el erotismo como escribo todo lo demás, trato de ser musical, de que haya un ritmo y que la forma en que se suceden las palabras reproduzcan un poco la experiencia”, dijo el escritor.
Las historias que narra están muy atravesadas por las redes y sobre todo por Grindr, una aplicación de citas con geolocalización que a diferencia de Tinder tiene la particularidad de que conecta personas instantáneamente. “Eso es clave para pensar el despliegue y los recorridos que se hacen en los libros. Acá es toda gente conectada en el momento para conocerse en el momento y tiene el encanto de llevarte a lugares inesperados. A mí siempre me gustó mucho pasear y caminar e ir a lugares donde quizás no tenía planeado ir y este tipo de encuentros habilitaba ese tipo de recorridos por la ciudad”, observó.
Con respecto a la ciudad de Lima que describe en el libro, Villagarcía no percibe que los encuentros sexuales cambien mucho respecto de otros lugares que ha visitado en Europa y Estados Unidos. “Una aplicación como Grindr globaliza una forma de llevar a cabo el deseo. Obviamente te podés encontrar con diferencias culturales, pero en lo que respecta al diálogo, al encuentro y a la práctica sexual es bastante parecido”, observó el autor, aunque también remarcó: “Nosotros estamos muy habituados a los derechos conquistados aquí y que se replican un poco en ciertas ciudades de Estados Unidos o de Europa, donde uno puede encontrarse con gente en la calle besándose y no pasa nada. En Lima me pasaba algo diferente, había algo como del secreto de tener que estar un poco escondiéndose, tratando de rehuir de la mirada de los demás y por ahí las veces en las que alguien te ve las miradas no son muy amables”.
Consultado por la actualidad de la lucha por los derechos de la comunidad LGBT ante el avance de las derechas en el mundo, Villagarcía consideró: “Lo más importante es recordar, tener memoria y saber que todos los derechos de los que gozamos fueron producto de una lucha larga muy pesada y muy difícil para muchas personas y también tener en cuenta que los derechos no están garantizados de por vida, uno conquista un derecho pero ese derecho hay que conservarlo, mantenerlo y saber cómo se consiguió y seguir defendiéndolo. Quizás en los últimos años se dan por sentado ciertos privilegios que tenemos en comparación a esto que mencionabas de cómo es ser gay en otras ciudades donde es más difícil. Creo que es importante seguir teniendo conciencia sobre la necesidad de defender los derechos, me parece que por ahí el tiempo lo que hace para ciertas sectores de la sociedad es olvidarse de eso o ignorarlo o menospreciarlo”.
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