A treinta años de Acerca de Roderer y con la publicación de una edición conmemorativa, el escritor argentino Guillermo Martínez pasó por el stand de Leamos - Bajalibros de la Feria del Libro y conversó con Belén Marinone. “En el país cambiaron una gran cantidad de cosas”, comenzó diciendo por la coyuntura que se filtraba en aquel libro suyo de 1983. “Todavía se menciona, por ejemplo, Malvinas, aunque es una novela un poco atemporal”, agregó.
”A la vez los temas que trata la novela son, en algún sentido, atemporales pero tienen algunas prolongaciones actuales”, dijo y recordó algo que mencionó hace pocos días en una charla en la Facultad de Ciencias Exactas: “La búsqueda de Roderer está muy ligada a esta cuestión de la inteligencia artificial. En la búsqueda de cómo piensan los seres humanos y cómo simular la manera de pensar hubo que indagar en la manera en que se forma la inteligencia en los seres humanos: si la mente es un algoritmo o si hay algo más allá de ese algoritmo”.
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En el libro hay una pregunta clave que continúa vigente hoy: “Si la mente humana puede ser extraída fuera del cerebro como un programa de software o si hay algo orgánico fisiológico que no se puede simular a través de una computadora”, dijo Martínez, autor de varios libros entre narrativa y ensayo, y ganador del Premio Nadal de Novela 2019 por Los crímenes de Alicia.
Luego reflexionó: “Creo que vamos a un mundo híbrido donde van a circular obras que nadie va a poder decidir si las escribimos seres humanos o las escribieron computadoras. Esto es muy parecido a lo que ocurría cuando recién aparecieron los primeros programas de ajedrez. La gente decía: ‘Las computadoras nunca van a poder derrotar a los seres humanos’. Mentira. Ya los primeros programas de ajedrez juegan muy bien y muy pocas personas podían derrotarlos. Lo mismo ahora. Dicen: ‘La inteligencia artificial no va a poder escribir como los humanos’. Bueno, quizás todavía no escriba como los más grandes autores que conocemos de la literatura, pero seguro que redacta mejor que muchos a hasta altura”.
“Vamos a un mundo en donde los seres humanos seremos como curadores. Por ejemplo, con el diseño de tapas: quizás ya no se lo encarguen a un diseñador. Hay un banco tan inmenso de imágenes y hay mezclas y posibles variaciones que quizá un programa te muestra un abanico de posibilidades y vos elijas. Me parece que vamos a un mundo un poco híbrido. El gran problema por delante va a ser la supresión de innumerables trabajos. Eso es uno de los peligros”, aseveró.
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