¿Cuánta tragedia nos hubiéramos ahorrado si Perón hubiera vuelto antes? Eso preguntará Juan Manuel Abal Medina (h) al final de todo, cuando ya se haya repasado qué pasó con el peronismo, cuando ya se haya hablado del “Perón bueno”; cuando se haya contado con detalle cómo hizo su padre para escribir Conocer a Perón, un libro que tiene que ver con el retorno de Juan Domingo Perón al país después de 17 años, en 1972 –cuando se quedó durante un mes- pero también con Perón mismo, con los años 70, con qué pasó.
En el acto, en la Feria del Libro, no estuvo el autor porque, explicaron al principio, tienen un enfisema que no lo deja salir de la casa. Harán los honores la editora Paula Pérez Alonso, el historiador Juan Pablo Kryskowski –que participó en el libro-, el periodista Hernán Brienza –autor del prólogo- y Elena Castiñeira, presentada aquí como “peronista de cuna”.
El que va a hablar último es Juan Manuel porque, claro, es el hijo de la autor, porque estuvo junto a él cada día cuando Abal Medina padre iba desplegando sus recuerdos, porque es el sobrino de Fernando, el líder montonero del que se hablará en esta sala y que fue muerto por la policía en 1970.
Las 70, 80 personas que vinieron a escuchar la presentación van a aplaudir cuando Juan Manuel diga “Saludos de mi viejo” y van a volver a aplaudir cuando hable de “el Perón del amor”. Pero falta un ratito.
Primero arranca Pérez Alonso, que cuenta que cuando llegó la propuesta fueron a conocer a Abal Medina padre a su casa, que “sabía lo que quería contar, tenía un guión pero no estaba seguro de poder escribirlo”, que decidieron reunirse tres veces por semana –martes, jueves y viernes de 11 a 13.30- para escucharlo y grabarlo, suponiendo que a partir de esas grabaciones se haría el libro. Pero finalmente él quiso escribir y el camino fue otro.
Pérez Alonso tiene mucha experiencia como editora. Y con libros sobre el peronismo. La sorpresa aquí fue cómo se mostraba al personaje. “Juan Manuel nos hablaba de un Perón cariñoso, al que nunca nos habíamos acercado”, dijo.
Y algo más: “Juan Manuel fue el único que vio la tragedia que sobrevendría cuando supo que Perón estaba enfermo”.
El cruce de lo personal y lo político, la política como parte de la vida familiar y de la vida íntima, también tuvo que ver con lo que contó Juan Pablo Kryskowski, que habló de la reconstrucción de la historia de Fernando Abal Medina “como un tema personal además de político”.
Así, personal y político, fue lo que contó Elena Castiñeira. “Lo que siento cuando recuerdo ese 17 de noviembre de 1972… Por Dios… Estaba parada afuera, los compañeros colgados de los árboles.. De pronto de una puertita salió Perón… Qué felicidad”.
Ese era el clima en la sala. De acuerdo, de cercanía.
“Cuando Juan Manuel habla de Fernando se siente en la piel”, dice Elena. Y vuelve al tema central: “Nos muestra un Perón que estaba mayor… teníamos 20 años, para nosotros Perón era la salvación. Después de su muerte vino la noche negra”.
Ahora le toca a Brienza, que ha dicho que “el 4 noviembre del ‘72 es el regreso feliz de Perón, que este libro muestra a un Perón “excesivamente humano” y que esa es una clave.
Palabra de hijo
Y entonces sí: Juan Manuel. Juan Manuel que manda los saludos y calienta la sala. Que cuenta que con sus hermanos “lo interrogábamos todo el tiempo”.
El libro, dice, es “una reivindicación de Fernando y una reivindicación de Perón”
Y empieza a subir el tono: “Hay un Perón bueno, un Perón del amor que es fuerte en los años 40 y 50, que en los 70 no estaba, que alguien nos lo robó”.
Abal Medina recuerda que le preguntaron a Perón si no le quitaría vida volver al país, si no era mejor quedarse. Y que contestó que un año en la patria era más que años y años y en España. “Ese es el Perón del amor”, dice fuerte, como arengando, y la gente reacciona y aplaude y se emociona.
También dice que la de su padre “es una lectura compleja, donde no hay buenos y malos”. Y avanza: “¿Quién decide quién es un infiltrado, quién es un traidor”?
También, dice, es “una lectura sincera”, en la que decidió contar las cosas “como él las cree”, sin cálculos.
“Esto es una reivindicación de la política”, dirá Abal Medina. Y asegura que la idea de que Perón volviera revertía el “sino trágico” por el que “sus grandes héroes morían solos y afuera”. Habla de San Martín, de Rosas.
Es entonces que se pregunta lo del principio: ¿”Cuánta tragedia nos hubiéramos ahorrado si volvía antes?”
El público mueve la cabeza, asiente. Y nadie sabe la respuesta.
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