La novela más reciente del escritor español Santiago Álvarez (Murcia, 1973) ha sido calificada como un ‘country noir’ de alto impacto. La historia conduce a los lectores al interior de un pueblo que se erige por sus propias reglas a la luz de los mandatos de la familia Osset durante décadas.
El personaje dispuesto para acompañar esta travesía es Abel Lanuza, un tipo que acaba de salir de un psiquiátrico y tiene como único objetivo regresar a la vida que tenía antes de que todo se viniera abajo. Decide volver a la casa en la que vivía junto a su esposa y su hijo, pero lo que acontece lo descoloca por completo.
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La vida es mucho más difícil cuando has pasado tres años internado, y para Abel no lo será menos. Descubre, de pronto, el poder que tienen los Osset en Muerdealmas, el pueblo al que ha llegado en busca de esa casa que un tío suyo le ha dejado en herencia y en la que planeaba descansar y retomar el curso de su vida.
Los Osset, que más que una familia son un clan, imponen sus leyes a su antojo y no permitirán que nada ni nadie se les ponga por el camino. Ellos controlan cada pasaje del pueblo y están a cargo de la supervisión de la actividad ilegal que tanto los ha llevado a enfrentarse a la otra familia con la que se disputan el poder sobre el territorio: los Piedelobo. La batalla final entre ambas familias no dará inicio sino hasta la llegada de Abel al pueblo y él será su espectador de lujo.
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Con una prosa ágil y entretenida, Álvarez consigue que el lector se haga cómplice de Abel, no solo apoyando cada una de sus decisiones, sino también cuestionando la fiabilidad de estas. De entrada, nos preguntamos si esos tres años internado realmente lo reformaron o si, por el contrario, este es otro más de sus episodios desafortunados.
La narración en segunda persona es la técnica que le permite al autor darle el ritmo trepidante al relato, aunque no durante toda la novela, solo en los pasajes en que aparece Abel, que es donde realmente el asunto adquiere relevancia.
Los capítulos están organizados de tal manera que el lector pueda situarse en función de quienes adquirirán protagonismo, o bien los Osset, o bien Abel, o alguno de los otros personajes participantes.
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La ambientación austera y lúgubre que ha conseguido el autor en estas páginas permite que los lectores se sientan invadidos por una necesidad urgente de aferrarse a la historia. Dicho de otra forma... Es imposible parar.
“Los doctores te han estudiado detenidamente y han llevado a cabo decenas de evaluaciones, toda una serie de tentativas para diagnosticar tu estado, aunque ninguno de esos médicos, ni uno solo, está completamente seguro de que estés del todo recuperado. Pero ¿cómo van a saberlo? Dos años atrás lo tenías todo, o eso creías. De repente una luz se apagó en tu cabeza y, en su lugar, una sombra parece cubrirlo todo. Ellos, los doctores de batas blancas, lo saben. La mano que pagaba las facturas ha decidido desentenderse, así que los psicoterapeutas se han vuelto menos exigentes en su diagnóstico. En realidad te sientes mucho mejor que cuando ingresaste, envuelto en una barahúnda de gritos y nervios. El Abel que regresa no echará de menos los pasillos acolchados, las inyecciones y las largas tardes en la sala de juegos. No han necesitado curarte, sino tan solo reducir el burbujeo de tu mente con antipsi 16 cóticos hasta convertirlo en un conjunto de inocentes excentricidades. Tu coordinador se lo contaba al director del centro en tu presencia, mientras dejaba tu dosier sobre el escritorio de su despacho. Es del todo inofensivo. Lo peor es precisamente su pasividad. Necesita estímulos que nosotros no podemos proporcionarle, los que se encuentran en la vida real. Por eso hemos propuesto su alta hospitalaria” - (Fragmento, “Muerdealmas”, de Santiago Álvarez).
Con todos los elementos del thriller psicológico, “Muerdealmas”, título publicado por el sello Adn novelas, ha sido acogido por la crítica en España como una novela digna del llamado ‘country noir’, ya que el espacio en que se desarrollan las acciones adquiere también relevancia en un nivel protagónico.
“Álvarez se muestra como un diestro coreógrafo, orquestando escenas de acción dignas de un western o de un filme de Tarantino”, reza una afirmación que hace el portal Zenda Libros sobre esta novela con la que Álvarez consigue narrar al detalle la forma en que los bandos irreconciliables, entre la locura y la supervivencia, caminan inexorablemente hacia el definitivo ajuste de cuentas.
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