El trabajo de ficción más reciente del escritor madrileño José Luis Díaz Caballero, quien desde hace dos décadas, pese a ser abogado y aún ejercer, se ha tomado en serio la literatura, es una novela que plantea una metáfora interesante de una sociedad en descomposición, cuyos gobernantes están siempre mirando hacia otro lado. Un guiño a la época en que vivimos, a la luz de los ambiciosos que buscan siempre más poder, simplemente por sentir que tienen poder, aquellos oligarcas que ponen en jaque el buen andar de la democracia.
Publicado por el sello Velasco Ediciones bajo el título de “Cien cruces arrastradas”, este libro es el tercero que publica el autor español, luego de haber debutado en 2015 con “El rugido de las sombras” y la salida en 2018 de “Sudor y lluvia tras el fin del mundo”, que le permitió hacerse con el segundo lugar del premio Fray Luis de León de narrativa en ese mismo año.
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Al interior de las páginas de “Cien cruces arrastradas”, Díaz Caballero da cuenta de una humanidad que está desencajada, contantemente en declive, pero que al mismo tiempo se esfuerza por mantener viva la esperanza, en la búsqueda de ese gesto que consiga despertar la conciencia colectiva.
Con pinta de distopía, pero más cercana al realismo, esta novela sitúa a los lectores frente a dos hechos detonantes: un extraño olor que durante meses ha afectado al país (la trama se ubica en España), y cien cadáveres que yacen ocultos en el mar y se descomponen lentamente. Ante esto, los líderes del país convocan un Consejo Extraordinario de Gobierno.
El protagonista de la historia es, justamente, el presidente del Gobierno, y con él surge una pregunta fundamental: ¿cómo se hace para sacar adelante una nación que se cae?
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Sagaz y fiel a sí mismo, el presidente empleará una serie de revolucionarias propuestas de gobierno, buscando siempre la vía de la democracia y atendiendo los consejos de la persona más sabia que conoce: su esposa. Ella, magistrada especializada en derecho internacional y derechos humanos, lo acompañará en su descenso a los infiernos, viendo cómo el ejercicio de gobernar está lleno de contradicciones y desdichas, mientras intentan ambos salvar, también, aquello en lo que se ha convertido su matrimonio.
¿Podrán el presidente y su esposa oponerse a aquello que parece inmutable? ¿Podría bastar su esfuerzo para conseguir que todo cambie de una buena vez?
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“Al glorioso hecho histórico que hoy titulamos como el clamor del suelo le precedieron dos sucesos inusuales. El primero: un súbdito e insoportable hedor que durante meses arraigó a lo largo y ancho del país y de cuyo origen nada se supo hasta el día en que sucedió el gran estallido. Y el segundo: un olor distinto, a carne humana, que mi Gobierno quiso sepultar en las tripas del mar por razones de vida y muerte. Coincidiréis en la importancia del primero, de sobra conocido, y en la multitud de factores desencadenantes —algunos revolucionarios— que pusieron fin a la libertad de un hombre para entregarle, sin mayor dilación, los designios del único pueblo que vio la luz gracias a la escoria. Y aunque tiempo habrá de ahondar en la llamada por muchos exégesis del despertar, permitidme rescatar el segundo de los olores, y adentraros en el océano donde anidó —quién sabe desde cuándo—, el origen de nuestro mal y a la dócil, infausta y sangrienta noche que todo lo mudó, incluida la piel del agua, incluido el sudor de quienes fueron, sin honradez ni argucia, fusileros de la patria” - (Fragmento, “Cien cruces arrastradas”, de José Luis Díaz Caballero).
Redactada de manera ágil, con capítulos brevísimos, cargados de acción y reflexión en medidas exactas, esta novela da cuenta de una voz que atiende de manera estricta a asuntos en esencia contemporáneos. Escrita con un estilo personalísimo, “Cien cruces arrastradas” se presenta como ese libro que todo amante del thriller debería leer al menos una vez en su vida.
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