En el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la escritora Magda Tagtachian visitó el stand de Leamos-Bajalibros para conversar sobre su último libro Artsaj y abordó otros temas, como lo que atañe a Armenia.
A propósito de la tapa del libro, en la que se ve una novia con un traje característico en la catedral, Belén Marinone le consultó acerca de si el matrimonio es un destino, a lo que respondió que “el matrimonio es un destino en Armenia. Lo quiero decir, en Artsaj también; y hay algo muy particular en la novela, donde yo fundo como autora –me hago cargo– Medio Oriente, que es donde se sitúa Armenia –y Artsaj–, y Occidente. Porque Alma es una armenia de la diáspora que viaja a esta zona en guerra. Vos sabés que cuando fue la Guerra de los 44 días, uno de los disparadores que yo tuve para escribir la novela es que vi que aun en medio de la destrucción, y bajo los misiles, bajo las bombas, las parejas acudían a casarse. Y es la misma pregunta que yo hice cuando escribí Nomeolvides Armenuhi: La historia de mi abuela armenia – mi primer libro, una no ficción sobre la historia de mi abuela. Yo decía ‘¿por qué siguen teniendo hijos?’; mi abuela tenía ocho hermanos. ‘¿Por qué siguen teniendo hijos si los están matando, si no tienen qué comer?’. Y la respuesta es la misma: porque hay que poblar Armenia, hay que crear una descendencia”.
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Al respecto continúa diciendo: “Entonces, en Armenia y en Artsaj, la resistencia, el amor, el lazo, la boda, para crear y para procrear y para seguir poblando nuestro suelo es un destino, es un mandato, y también es una forma de luchar. A mí me costó mucho entender esto, muchísimo, porque en Occidente tenemos otra idea de la libertad, del amor romántico de cómo puede elegir una mujer con quién estar, cómo, cuándo, dónde. Todo eso tuve que deconstruirlo y volver a pensarlo, y volver a entenderlo, y volver a sentirlo, y volver a analizarlo para volver a escribir, para escribir, y para vivir Armenia”.
Muy relacionado con esto, señala que escribir es un acto político. “Escribir es un acto político porque la vida es política”, subraya. “No es lo mismo dónde te sitúes, la vida no tiene sentido si no hacemos una elección, sino decimos ‘acá, me quiero parar, y por esto voy a luchar, y eso es política, la vida es política, amor, guerra, sexo, creación, raíces, origen. Lo que pasa es que la política es un término que ha sido bastardeado, ensuciado; y la política, como la literatura, como el teclado como el fusil son grandes herramientas, y las vamos a usar, yo las voy a seguir usando hasta el día que no esté, hasta el día que me transforme y quede en mis libros”.
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